miércoles, 11 de agosto de 2010

Gone Again

la muerte viene conduciendo
la muerte viene arrastrándose
la muerte viene
no puedo hacer nada
la muerte se va
debe haber algo
que quede

(Un fuego de origen desconocido, Patti Smith)

cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor

(Coplas a la muerte de su padre, Jorge Manrique)


Ocho años separan Dream Of Life y Gone Again. Ocho años y un abismo. Si en el primero, publicado en 1988, Patti Smith celebraba la vida junto a Fred Smith y los dos hijos nacidos del matrimonio con el ilustre guitarrista de MC5, nada que celebrar había en Gone Again (1996), si acaso la muerte pueda ser motivo de festejo. Robert Mapplethorpe, su marido, su hermano, Richard Sohl (teclista en sus dos primeros discos) y Kurt Cobain —ídolo generacional elevado a la ridícula categoría de mártir del rock and roll (y, por desgracia, no el primero), cuyo suicidio dio lugar a un poema que musica Smith en este disco: About A Boy— habían quedado en el camino, y Smith trata de conjurar a los fantasmas que tan luctuosa herida han provocado.

La lozanía, el arrojo y el desparpajo de Horses son sustituidas por la letanía (laica), el susurro y la madurez, pero son en ellos donde Patti Smith consigue recuperar sus mejores valores musicales —aun pudiendo resultar paradójico— y grabar la obra maestra que complementa a su primer y crucial trabajo. Arropada por una estupenda banda y las colaboraciones de lujo de Tom Verlaine y Oliver Ray (cuatro temas cada uno) —además de otras cuantas puntuales entre las que destacan los nombres de John Cale y Jeff Buckley (también muerto al año siguiente de la publicación de Gone Again)—, Patti Smith canta al dolor y a la pérdida (o por ellos inspirada) en la intimidad (excepción hecha de los dos temas compuestos junto a Sonic Smith, Gone Again y Summer Cannibals, y la versión del Wicked Messenger de Dylan, más roqueros los tres) mayormente acústica de perlas como Beneath The Southern Cross, My Madrigal, Dead To The World, Wing y Ravens. Aunque quizá los momentos más brillantes del álbum estén reservados para la mencionada About A Boy y Fireflies, mántricas, hipnóticas canciones de ocho y nueve minutos respectivamente.

Muy difícil parece que Patti Smith vuelva a igualar este jalón de su discografía, pues las circunstancias que le precedieron —totalmente irrepetibles— influyeron insoslayablemente en la concepción y concreción de Gone Again, bellísimo exorcismo musical de una gran artista.

7 comentarios:

  1. Vaya ultimamente los grandes bloggers estais con mis pendientes. Patti es una esas que solo he oido el nombre y poco mas.
    En cuanto pueda me pongo con ella.

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  2. Otro mas que hasta ahora desconoce a Patti Smith...Ni siquiera he podido oir su famosisimo Horses y pues menos este. En fin, siempre me ha gustado el look descuidado y poco glamouroso de esta mujer, creo que ya deberia ponerme a oirla XD

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  3. Hola primo! Estuve viendo hace poco a Patti en Vigo en Castrelos y fue muy emocionante.Como alguien puede seguir teniendo después de tantos años esa capacidad de tocarte e inspirate con su talento.Que gran mujer! aspiro a ser como ella de mayor eso si sin escupir claro...jajaja...todo bien? un beso!Iria

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  4. Tomo nota de este trabajo, tal como lo pones parece obligado. Aparte del Horses sólo tengo el Gung Ho (2000), que no está mal...
    Saludos

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  5. Soydelamalena, Hombre y Lou: A mí es un disco que me toca muy hondo, espero que a vosotros también.

    Iria: Prima, "emocionante" es la mejor palabra para describir la música de Smith. Muy bonito lo que dices sobre ella. Un abrazo muy fuerte, estamos todos muy bien.

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  6. a mi me toca el alma Gonzalo,gracias por tus artículos.........

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  7. Como siempre, Claudio, gracias a ti por echarles un vistazo.

    Un abrazo.

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