domingo, 8 de mayo de 2011

Ornette!

Yo escucho música de la misma manera en que el cerebro piensa. La principal diferencia es que la idea es algo concreto y el sonido no lo es. Si me pregunta qué es el sonido le diré que no tengo ni idea. Es algo que se te mete dentro por los oídos, pero eso podría ser también la sífilis. Y no es que necesite una definición pero me gustaría encontrarla.

(Ornette Coleman)


Si tras la grabación de una obra tan radical —y que el tiempo ha determinado esencial— como Free Jazz pudieron surgir de forma natural preguntas como qué hacer, por dónde seguir, es más, ¿merece la pena?, la respuesta de Ornette Coleman a todas ellas está en Ornette!, registrado en Nueva York el 31 de enero de 1961, mientras que Free Jazz había sido grabado el mes anterior. Retomando parámetros cercanos a los trabajados en el magistral The Shape Of Jazz To Come, aunque aquí los temas sean más largos, Coleman —ayudado por Donald Cherry a la trompeta, Scott LaFaro (que moriría meses después con sólo veinticinco años) al contrabajo y Ed Blackwell a la batería; es decir, el mismo cuarteto que sonaba por el canal izquierdo en Free Jazz con la excepción de Billy Higgins a los tambores—, da cuenta de cuatro temas durante cerca de tres cuartos de hora en los demuestra que con pocos elementos se puede sonar cual orquesta sinfónica.

W.R.U. es el primero y más extenso de los cortes, en el que una impresionante base rítmica que no deja hueco libre, sin renunciar a las filigranas estilísticas (y a soberbios solos), acompaña al saxo alto de Coleman, que se expande sin extenuación como si fuera el mejor intérprete del mundo. T. & T. está protagonizada casi al completo por Blackwell, ofreciendo éste una lección perentoria de percusión por la que uno siente un aprecio muy especial. C. & D. comienza con LaFaro tocando su instrumento con el arco. Tanto Coleman como Cherry tienen intervenciones de altura, respaldados de nuevo por un contrabajo y una batería excepcionales. R.P.D.D. es un final perfecto —cada nota que sopla Coleman elimina cualquier duda— que deja esa sensación de plenitud que sólo la obra de los maestros es capaz de trasmitir.

Seguir hacia adelante, podría ser la conclusión del músico y del álbum. O: "Yo hago lo que me apetece cuando me apetece", si se quiere. Porque, en realidad, tan libre es la música que contiene Ornette! como la de Free Jazz. Tan libre y tan de vanguardia. Y para que nadie crea lo contrario —para que nadie crea que Coleman ha dejado de formar parte de la intelligentsia artística—, las iniciales que tan enigmáticamente titulan los temas están tomadas de obras de Sigmund Freud. De todos modos, aunque citar a Freud pueda ser signo de cultivo e intelecto, no olvidemos lo que él mismo dejó escrito en su obra maestra, El malestar en la cultura (C. & D.): "las pasiones instintivas son más poderosas que los intereses racionales". Son aquéllas las que guían, en último termino, al artista, por mucho que éste las barnice a posteriori o el crítico busque fundamentos epistemológicos a lo que es principalmente intuición.  Alrededor de ella especulamos con gusto, llegamos incluso a la digresión, pero el arte (y más aún en uno en el que la improvisación es esencial) es el que debe hablar. Y el de Coleman, como es habitual en el saxofonista, y sus compañeros es en Ornette! de primera fila.

7 comentarios:

  1. Me gustaría poder comentar entradones como este, pero no puedo porque simplemennte no entiendo de Jazz.
    Saludos

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  2. Qué gustazo leer sobre discos y músicos como Ornette Coleman. Un placer... Y enlazando con algún post tuyo anterior, creo que la próxima semana en el WTF irá una referencia a los CHB... tengo por ahí una lista de temas/discos a ir incluyendo y después de leer tu entrada en este mismo blog, me parece que el lunes va a ser su turno. Impulse! que le decían... ah, no, que eso era otra cosa... Un saludo y feliz martes.
    Pachi

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  3. Gracias, Lou. Yo no soy quién para decírtelo, pero creo que el mundo del jazz podría darte muchas satisfacciones estéticas.

    Un placer tenerte por aquí, Pachi. Pocas voces tan autorizadas como la tuya para hablar de jazz. Esperamos tu entrada.

    Saludos a los dos.

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  4. Lou: no puedo estar más de acuerdo con Gonzalo. Máxime cuando hay muchos tipos de jazz diferentes, o jazz que bebe de muchas fuentes. Y no sé si estaréis de acuerdo o no en que para disfrutar de algo hace falta entenderlo. Primero, a disfrutarlo, y luego ya tocará el teorizar sobre ello... si es el caso, que a veces tampoco.
    Y sobre la entrada... la verdad es que si algo son los "Who The Fuck?" en Buscando un nombre son escuetos... y tampoco han logrado reacciones muy encendidas cuando incluí allí a Fatboy Slim remezclando el "Simpathy For the Devil" o a Madonna...
    Un saludo y gracias por la bienvenida.

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  5. Hola Gonzalo,como siempre eres el mas grande amigo,te cuento que he perdido mi cuenta de correo ,si puedes llamame y hablamos ok,un saludo

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  6. Por supuesto, Pachi (y Lou). Ya lo digo en la entrada, podemos hablar sobre el arte, teorizar, pero el arte debe hablar por sí mismo. No hace falta que entiendas de jazz, Lou. Yo tampoco "entendía" de rock o de flamenco cuando empecé a escucharlos, simplemente me atrajeron, y poco a poco fui liándome. Yo disfruto mucho escribiendo sobre música, es un placer, pero, como dices, Pachi, primero el disfrute que la música produce.

    Claudio: Muchas gracias, amigo. Mañana te llamo.

    Saludos.

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  7. Gracias, Freaky. La verdad es que Coleman es un monstruo, un músico único.

    Saludos.

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