viernes, 21 de diciembre de 2012

Taj Mahal



Obra maestra del blues eléctrico, el debut de Taj Mahal de 1968 sigue proporcionando a finales de 2012 idéntico placer, si no más, que el año de su publicación. Rodeado de músicos blancos, Taj Mahal reescribe siete temas ajenos (a los que suma E Z Rider de su cosecha) con la ayuda de las guitarras de Jesse Ed Davis y Ry Cooder —con quien ya había coincidido en su grupo Rising Sons—, el bajo de James Thomas y la batería de Sanford Konikoff*, llenándolos de brío y ritmo y dotándolos de vida nueva gracias a su voz, su armónica y su slide guitar. Respetando los patrones del blues, la música de Taj Mahal se acerca en ocasiones al soul y al rock, pues como bien recordaba su autor entonces, "esto es 1968, no 1926". Vive Taj Mahal su tiempo, no escapa de él por muy agarrado que se encuentre a la tradición que celebran los casi nueve y arrastrados minutos de ese sensacional The Celebrated Walkin' Blues —en el que Cooder se ocupa de la mandolina y la base rítmica no está acreditada, aunque todo apunte a la pareja Thomas/Konikoff— que despide el elepé. En esa sabia dicotomía está la riqueza creativa de un maestro que desde su primer álbum ya lo es. La producción de David Rubinson es coherente con dichas premisas, siendo el poderoso sonido que exhibe la grabación el resultado. Un trabajo prácticamente perfecto, Taj Mahal, que tendrá su continuación meses después en el no menos espléndido The Natch'l Blues, haciendo de aquel 1968 año de gloria para los amantes del blues, y recordando que había vida más allá de dobles blancos y similares en la cultura popular anglosajona. Y ya que hablamos de portadas míticas, añadir que la que se ve en la reedición digital del disco es la que Taj Mahal hubiera deseado para el mismo, sin las aves y mariposas añadidas en la cubierta del elepé original. Mucho más sobria y hermosa, por supuesto, la que nos muestra al artista frente a su particular Taj Mahal victoriano. La que Columbia no quiso.

*Gary Gilmore y Charles Blackwell tocan bajo y batería respectivamente en Dust My Brown y Diving Duck Blues, sendas versiones de Robert Johnson y Sleepy John Estes, mientras que Bill Boatman y su guitarra rítmica sustituyen a Ry Cooder en los mismos cortes.

9 comentarios:

  1. La guitarra de Cooder me parece una pasada. Blues, soul, rock… ¿hay algo que me pueda gustar más en música? Pocas cosas más, si eso algunas cosas de Jazz, de música clásica, de electrónica y hip hop, aunque también es cierto que hay mezclas que son una pasada. Me lo apunto sin duda alguana.
    Un abrazo y feliz Navidad, Gonzalo. Estupenda entrada, como siempre.

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  2. Mientras el mundo se debate entre el fin del mundo por las profecías mayas y la Navidad, ahí vas tú, a tu ritmo, con un clásico del blues, serenando a la población y a algún individuo que otro con brotes cardíacos de estrés. No controlo este artefacto y me interesa. Oye, de verdad, se había comido un tripi el visionario de Columbia que añadió las aves y las mariposas? Es para lincharlo, que poco gusto. Abrazo.

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  3. Es un disco maravilloso, Javier, auténtico como pocos. Si te gusta el blues eléctrico, vas a alucinar. Feliz Navidad, gracias por lo de la entrada.

    A mi ritmo, extraño, pero mío al fin y al cabo. Un tripi o dos como mínimo, un hortera de cojones. Ya has leído la reseña, un disco indispensable, Johnny.

    Abrazos para los dos.

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  4. Uf, qué maravilla de disco. Todo un clásico del género. Yo lo tengo firmado por el propio Taj Mahal que se mostro muy amable conmigo. El tío es muy campechano.
    Un disco a reivindicar siempre.

    Saludos.

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  5. Creo que en este elepé coincidimos muchos, Rockland, tal es su belleza. Siempre es de agradecer el artista majo que no se cree por encima de la humanidad.

    Un abrazo.

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  6. Hola Gonzalo, obra maestra y un gran embajador del blues, acompañado de ese maestro indio Jesse Ed Davis, una obra que siempre llevaré en el corazón... Un saludo y felices fiestas.

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  7. Si señor, disco de culto y muy recomendable.
    A tu bola... un abrazo.

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  8. Compañía inmejorable, Rubén, la de Davis. Felices fiestas.

    A mi bola, por supuesto, Savoy. Que pases buena noche.

    Abrazos.

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