lunes, 24 de septiembre de 2018

We Insist! Max Roach's Freedom Now Suite


Reclamar la libertad y el respeto por sus derechos civiles es algo que los negros de Estados Unidos han venido haciendo desde que los blancos esclavistas les llevaron de África al que sería su nuevo país de manera forzada. La toma de conciencia fue gradual antes y después de que Abraham Lincoln —la alargada sombra del síndrome de Estocolmo— aboliera la horrenda lacra por la cual los seres humanos de piel oscura eran utilizados como objetos por los de piel clara, pero en el amanecer de los años sesenta del siglo XX las bases políticas y morales eran ya fortísimas y la lucha se hallaba en su apogeo. Es en este contexto que Max Roach va a grabar el sensacional We Insist!, con el explícito subtítulo de Freedom Now Suite. La música de Roach y las letras de Oscar Brown Jr. son escenificadas por un total de diez intérpretes que el 31 de agosto y el 6 de septiembre de 1960 grababan una pieza de vanguardia que probaba que el esencial baterista seguía tan atento como en los años del primer bebop.

La primera cara del elepé, dedicada a asuntos patrios y a la crítica de la represión sufrida por "toda gente oprimida de cualquier color o combinación de colores" (palabras del productor, Nat Hentoff, en referencia al tríptico que completa la primera mitad), la abre Driva' Man, en la que Abbey Lincoln canta sobre las agresiones sexuales en la época de la esclavitud. Los vientos suenan cuando Lincoln calla durante la extensa parte central, liderados por el saxo tenor de Coleman Hawkins. Freedom Day, en torno a la declaración por la cual los esclavos negros fueron emancipados en 1863, es bebop veloz comandado por las baquetas maestras de Roach y ricamente condimentado por los solos de Booker Little (trompeta), Walter Benton (saxo tenor), Julian Priester (trombón) y el propio Roach. Mencionado al principio de este párrafo, Triptych: Prayer/Protest/Peace es quizá el punto álgido del trabajo. Construido solamente por Max Roach y Abbey Lincoln, la calma de la oración y la paz es horadada por los tremendos alaridos de la vocalista que protagonizan la protesta central.

All Africa y Tears For Johannesburg son los temas que encontramos en la cara B. Los títulos son explícitos a la hora de trasladarnos al continente africano, así como lo va a ser la música. La percusión de Ray Mantilla, Tomás DuVall y Michael Olantuji es la gran protagonista del primero de los cortes, aunque las voces de Lincoln y el nigeriano Olantuji (éste en su idioma nativo) tengan también su peso específico. No abandona Tears For Johannesburg la percusión y la cadencia de All Africa, pero el elemento jazzístico entra de nuevo en juego para que, en el mismo orden que en Freedom Day, Little, Benton, Priester y Roach nos obsequien con sus magníficas improvisaciones. Un final impecable para clausurar un ejemplo perfecto de que el arte puede aliarse con la reivindicación y la proclama sin perder un ápice de belleza. O dicho con otras palabras: el buen hacer estético no tiene por qué ser enemigo de la confrontación ideológica y la toma de posición pública. Max Roach lo tenía claro al registrar We Insist!

2 comentarios:

  1. Este disco siempre te deja un buen sabor de boca, no tanto por la historia que narra (un recordatorio de la opresión e injusticia de gran parte de la sociedad americana de la época), sino por cómo lo hace. Invita al oyente a concienciarse con la situación de sus hermanos a través de una música llena de liberación.
    Abrazos,
    JdG

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  2. Claro, Javier, si la forma no fuera tan brillante el disco no nos interesaría. Aquí se critica y se lucha con toneladas de clase.

    Un abrazo.

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