miércoles, 29 de enero de 2020

Turn! Turn! Turn!


Publicado a finales de 1965, el segundo elepé de los Byrds es la estricta y magnífica continuación de un obligatorio debut —Mr. Tambourine Man— que solo meses atrás había presentado en sociedad a uno de los grupos más importantes de la historia del rock. Así es: siguen mandando las versiones sobre los originales, sigue habiendo temas de Bob Dylan, sigue siendo Gene Clark el compositor principal del todavía quinteto y, sobre todo, sigue éste practicando un folk pop en el que la psicodelia y el raga aún no asoman y el country lo hace con bastante timidez. Turn! Turn! Turn!, por otro lado y al mismo tiempo, supone una cesura en la trayectoria de la banda californiana que el adiós de Clark y la aparición del single Eight Miles High, primero, y el álbum Fitth Dimension, después, vendrán a anunciar al año siguiente.


La radiante lectura del Turn! Turn! Turn! (To Everything There Is A Season) —texto bíblico musicado por Pete Seeger— marca un paso que ya no se tuerce, pues, independientemente del autor de las canciones, el sonido de la guitarra de doce cuerdas de Roger McGuinn, la de seis de David Crosby, las voces de los dos y la de Gene Clark y la base rítmica formada por Chris Hillman y Michael Clarke ponen en escena el sonido byrd, que se apropia del conjunto del álbum. No quiere decir que no apreciemos las melodías traídas por Clark y por McGuinn/Crosby o las tomadas a terceros, pero yuxtapongan, como hace el disco, el clásico Satisfied Mind, la solemne belleza de If You're Gone, la versión del The Times They Are A-Changin' dylaniano y la pegadiza Wait And See, y comprobarán cómo country, pop, folk y beat son subsumidos por el genérico The Byrds, marca musical inconfundible que Turn! Turn! Turn! venía a certificar. (Si quedan dudas, repitan operación con el mencionado tema de Seeger, It Won't Be Wrong, Set You Free This Time y Lay Down Your Weary Tune.) Solo una pega: tras diez piezas soberbias, la adaptación de la mítica Oh! Susannah no está a la altura, o al menos no cuadra en el conjunto; mácula mínima, peccata minuta que no empaña la media hora de música exquisita aquí expuesta. Big Star, Tom Petty, R.E.M., Cynics, Teenage Fanclub o Jayhawks, entre otros cientos, están al quite por si alguien quiere añadir algún pero más.

8 comentarios:

  1. George Harrison se inspiró muchísimo en The Byrds para escribir sus primeras grandes composiciones. Su sonido posterior se debe, en parte, a estas raíces.
    Y ni hablar de Charly García, que incluso hizo esa versión en castellano de "I´ll Feel a Whole Lot Better"

    Gran banda, y este un discazo
    Abrazo!

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  2. (Sanas) influencias de ida y vuelta, Frodo, pues los Byrds habían nacido al amparo del sonido beatle. Por supuesto que no olvidamos la versión castellana del bueno de Charly García.

    Abrazos byrdianos.

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  3. Es cierto que el "Oh Susana! no parece venir a nada, pero no empaña un disco que combina temas propios con covers muy bien llevadas al sonido Byrd. Clark dejó el grupo y nunca más volvió a tener suerte.
    Abrazos.

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  4. Aun siendo muy fan de los Byrds nunca me he puesto con Gene Clark como se merece, Addi. De acuerdo en lo de "Oh! Susannah", a veces los grupos hacen cosas que te descolocan del todo.

    Abrazos.

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    1. Yo idolatro a Clark, te recomiendo encarecidamente que te pongas con sus discos en solitario, te van a encantar seguro.
      Abrazos.

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  5. Pues aprovecho para inmiscuirme en los comentarios tuyos y de Addi. Gene Clark era el genio escondido en la lámpara de los Byrds, y no escondido por quedar arrumbado por la calidad de sus otros acompañantes (que la había y mucha...) sino porque se ha tendido a pensar que la banda era más un asunto entre McGuinn y Crosby, relegando un tanto la inmensa importancia de Gene. La obra suya post-Byrds así lo atestigua, una auténtica gozada se mire por donde se mire.
    ¿Qué decir de este "Turn, Turn, Turn que no se haya dicho ya?. Es este el tipo de obras que hay que escuchar con asiduidad, más que nada para seguir convencido de su grandeza, para no olvidar su enorme calidad.
    Abrazos,

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  6. Es pecado mío no haber entrado nunca en la obra de Clark en solitario, Javier, pero en cuanto a su importancia en la de los Byrds solo haya que escuchar los dos primeros elepés de la banda californiana para corroborarla.

    Abrazos.

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