martes, 29 de junio de 2010
Life Gets You Dirty
lunes, 28 de junio de 2010
Fun House
lunes, 14 de junio de 2010
Let There Be Rock
Go Down abre el elepé en forma de carnoso boogie a la plancha metálica, cocinado por cinco tipos en plena forma que apabullan con su energía. Dog Eat Dog es un buen tema, pero tiene que agachar la cabeza cuando termina, pues le sigue Let There Be Rock, una de las mejores canciones de AC/DC (¿quién mejor para cantar "Que se haga el rock"?), con implacable base rítmica, mayúscula guitarra de Angus Young y herética y cachonda letra de Bon Scott. Bad Boy Boogie, otra grandísima canción, cierra la primera cara del álbum.
La primera edición australiana de Let There Be Rock contenía un medio tiempo bluesy en la línea de Ride On que fue eliminado en posteriores ediciones. Crabsody In Blue era su título y Problem Child su sustituto definitivo, un magnífico tema, superior a aquél, pero que ¡ya formaba parte de Dirty Deeds Done Dirt Cheap! Así que la excelente Overdose pasó de encabezar la segunda cara a ocupar el lugar de Crabsody In Blue. De todas las maneras, Hell Ain't A Bad Place To Be y Whole Lotta Rosie se encargaban de cerrar cum laude el elepé, especialmente la última y arrolladora canción, cuya virulenta electricidad nos hace alcanzar el éxtasis mediante un Angus Young absolutamente soberbio.
Mezcla de sofisticación y fiereza, de rudeza y pulimento, la fórmula que, con un pie en Led Zeppelin y otro en Chuck Berry, desarrolló AC/DC tiene en Let There Be Rock una de sus mejores muestras. ¡Y encima todavía quedaban por llegar Powerage, el mentado Highway To Hell y Back In Black! Por muy grande que sea el elogio, no caeremos en hipérbole a la hora de calificar un banquete tan exquisito. Imposible, siempre nos quedaremos cortos.
sábado, 12 de junio de 2010
Deconstruction
La misma deconstrucción que Jane's Addiction aplicara a hard rock y funk, la aplican el bajista y el guitarrista en su reverso oscuro, sin el carácter lúdico e irreverente que Farrel imprimía, como si buscaran un ambiente monocromo y depresivo para dar (y lograrla) cohesión al álbum. O como si buscaran, sobre todo Avery, con esa voz tan lúgubre, distanciarse de su anterior proyecto en una actitud abierta a cualquier hallazgo pero con unas premisas claras. Rock potente que escapa de las clasificaciones como de la peste, Deconstruction es un trabajo ambicioso y largo (setenta minutos), pero sobre todo experimental y personal, que se nutre de las ideas de Eric Avery, las espléndidas guitarras de Dave Navarro (que sólo con lo que había grabado con Jane's Addiction ya hubiera pasado a la historia) y la solvente batería de Michael Murphy, que no es Stephen Perkins aunque tampoco lo pidan las canciones.
Difícil destacar unas de otras, por cierto, pues el disco funciona como inequívoca unidad, y la escucha completa denota gran coherencia en un ensimismamiento que remite sin contradicción al after punk británico. Citemos, si acaso, la contundencia eléctrica de Dirge, la desnudez semiacústica de Son, la fantasmagórica primera parte de One, que acaba convertida en un emocionante trallazo en la segunda, los siete minutos de America ("I was America this morning driving just to drive no destination in mind just spinning my wheels") y el breve apunte de That Is All ("I don't want to spend another day looking back "), al que se yuxtaponen y contraponen los dos minutos instrumentales de Kilo que parecen aportar algo de luz y esperanza que cierre el disco… y la trayectoria de Deconstruction.