Publicado en 1957, Birth Of The Cool recoge grabaciones de 1949 y 1950 de Miles Davis y su noneto, conjunto poco habitual que establece su discurso entre el sonido exuberante de las big bands y el reducido y vanguardista del bebop. El Davis que ha asumido y colaborado en la expansión de la nueva música apadrinado por Charlie Parker plantea en estos doce temas (ocho ya divulgados en un diez pulgadas de 1954, Classics In Jazz, o antes como sencillos) un antecedente de sus elepés orquestales con Gil Evans (Miles Ahead, Porgy And Bess, Sketches Of Spain) y una nueva vía sonora en la que también hay influencias de la orquesta de Claude Thornhill, no en vano varios de los intérpretes que aquí escuchamos, sumando al Evans arreglista, pasaron por ella. Son fijos en los doce cortes Davis y su trompeta, Bill Barber y su tuba, y los saxos alto y barítono de, respectivamente, Lee Konitz y Gerry Mulligan; mientras que trombón, trompa, piano, contrabajo y batería no tiene dueño único, aunque señalemos a riesgo de ser injustos que, uno por instrumento, J.J. Johnson, Gunther Schuller, John Lewis, Al Mckibbon y, sobre todo, Max Roach dejan constancia de sus capacidades técnicas. Los más modernos del lugar a la sazón, todos los nombres citados (más el de Kenny Hagood, que canta en la final Darn That Dream) nos remiten al naciente cool jazz y al rompedor bebop, pero también, y por venir, al hard bop, al jazz modal y al third stream (no solo por su instrumento hemos nombrado a Gunther Schuller), pues lo que en Birth Of The Cool lidera Miles Davis —la figura más importante de la música estadounidense de la segunda mitad del siglo XX que aquí arranca— es presente y futuro, partiendo de su planteamiento orquestal y creciendo con cada una de las improvisaciones.
Necesito madurar musicalmente para disfrutar mas de Miles. Espero hacerlo pronto ja, saludos!
ResponderEliminarPalabras mayores. Eternos sones. Miles, entre los genios que no tuve la buena fortuna de poder gozar en vivo.
ResponderEliminarAbrazo agradecido, amigo!!
Corre, JLO, que el tiempo vuela, ja ja ja. Tienes docenas de discos esperándote, tanto en estudio como en directo.
ResponderEliminarTampoco yo le vi en directo, Carlos, pero su música grabada nunca se apaga.
Abrazos.
Otro más que añadir a la infinita lista de los imprescindibles que debo escuchar con más dedicación. Deberías darle una vuelta a recopilar las entradas de discos de jazz de los ultimos años ... solo una idea ;-)
ResponderEliminarNo es mala idea, J, ahora ando liado con mi cuarto libro, pero habrá que valorarlo en un futuro.
ResponderEliminarUn abrazo.
He esperado a comentar una vez escuchado el disco - de hecho ahora se despiden con el "Darn That Dream", The Blue Note Collection, Kenny Hagood a la voz, me recueda un tanto al gran Billy Eckstine, - ¡Que elegancia, que sutileza! - son "cool" y "catching" palabras que aparecen con toda veracidad en el texto de presentación -. Impresionado por el ambiente de club en directo que transmiten, ya me parece admirar esas supuestas imágenes de la audiencia absorta en esa música, absorvente, entre virutas de humo y roces de cristales llenos de cocktails. Impresionado también - es este un comentario a bote pronto, después de la lectura de la segunda parte de la autobiografía de Castilla del Pino, "La Casa del Olivo" - sobre la comparación entre aquellos años de la grabación del disco- 1949/1950 - con esos mismos acontecidos en esa España de "cerrado y sacristía" a las que nos tuvieron tantos años sometidos -. ¡Qué diferencia!. Tampoco es que la gente afroamericana lo tuviera fácil entonces en USA - más bien al contrario - pero esa bendita sensación de "creación", de "cultura", de "espacio" sin ataduras y censuras previas debió ser inmensamente enriquecedor.
ResponderEliminarSiempre he dicho que me hubiera gustado asistir a algún concierto de dos astros, James Brown y Miles Davis.
Abrazo,
Esas imágenes que dices y la comparación con la España de Castillo del Pino me parecen geniales, Javier. Los negros de allí eran un poco los republicanos derrotados de aquí, pero con una capacidad de pelea que en este país estaba prácticamente cercenada. "Birth Of The Cool" es otro paso más en esa continua creación musical tan ligada a su lucha contra el supremacismo blanco, en la que el desarrollo de su visión artística era igual de importante que sentarse en una plaza para los blancos en un autobús. Y si no igual, sí parte de un mismo proceso.
ResponderEliminarUn abrazo.