Porque no bajó Zeke el pie del acelerador; no hay más que escuchar los cuatro primeros cortes de Death Alley (Crossroads, Live Wire, Jack Torrance e Evil Dead, cuatro monumentales descargas en menos de seis minutos) para darse cuenta de que la energía con la que el cuarteto había cerrado el siglo (Dirty Sanchez) continuaba intacta, si no más feroz aún. Y la misma pasión por la América más profunda y pirada. Sólo en algunos temas rebajan la velocidad, que nunca la intensidad: Arkansas Man, un medio tiempo, Evil Woman y Road Ahead, dos canciones hard rockeras claramente influenciadas por los mentados Kiss y Motörhead, son ejemplo de ello.
No apto para todos los públicos, si están ustedes hartos de todo, pongan Death Alley —convertido ya en un clásico del rock— a todo trapo en su reproductor y expulsen el mal rollo de su cuerpo. Mucho mejor que cualquier psicoanalista, sin duda, con el placer añadido de dieciséis fantásticas canciones. Y recuerden: no sólo del grunge vive Seattle.
Que buena Gonzalo, estos tios son la caña y me buscare el cd para tenerlo porque para mi es como una pieza de oro, gracias por hacermelos oir.
ResponderEliminarUna gozada Zeke, ¿verdad? Como siempre, gracias a ti por seguir el blog.
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