Nada tengo que objetar si al aficionado, al pensar en grandes discos paridos en clave de rock en el año 1987, le vienen a la cabeza Appetite For Destruction y Electric. Sin embargo, si —bien sea por criterios artísticos o desconocimiento— no acuden a su mente Sister, Pleased To Meet Me, In The Air Tonite o el elepé del que vamos a hablar (Roman Beach Party), entonces sí encuentro motivo de queja. Porque, y entrando en materia, las guitarras y las canciones de los Celibate Rifles, aunque beban (en parte y relativamente) de fuentes diferentes, nada tienen que envidiar a las de los citados discos de Guns N' Roses y The Cult. Simplemente, no han gozado del éxito masivo.
Principales epígonos de Radio Birdman y de la vertiente high energy del rock australiano, Roman Beach Party es considerado por la mayoría de sus seguidores como su obra maestra, aunque ya metidos en el siglo XXI hayan seguido grabando trabajos tan brillantes como Beyond Respect. La sátira de los telepredicadores Jesus On TV abre un disco en el que los Rifles practican el rock and roll a su aire sin disimular unos cimientos construidos por Chuck Berry, MC5, Ramones, Blue Öyster Cult o Neil Young. The More Things Change satura un riff clásico mediante brutales guitarras y agresividad punk. Downtown continúa con el ataque trayendo imaginativas melodías que dan paso a Ocean Shore, medio tiempo de siete minutos que les sitúa cerca de la Velvet Underground y da cuenta de la amplitud de miras y personalidad del grupo. Circle Sun, A Word About Jones y Strange Days, Strange Nights recuperan la velocidad y ese aparente desaliño en la estructura de los temas, que es totalmente aparente y falso, la plasmación de la libertad de una banda que jamás ha querido ser encorsetada. (No hay sino que recordar, abundando en esta idea, que Kent Steedman, guitarrista de los Rifles, ha dicho en varias ocasiones que le encanta el flamenco y Camarón de la Isla.) (It's Such A) Wonderful Life explora su vena más hard, mientras que en I Still See You e Invisible Man garage y R&B sirven de base para que las seis cuerdas bramen su origen antípoda. Frank Hyde (Slight Return) cierra con un instrumental este poderoso álbum que nos recuerda que siempre hay vida (y mucha) más allá del mainstream. No lo olviden.
joer amigo, que pedazo de banda los celibates, gracias a la gente de munster que tiene sus discos tirado de precios he ido completando la discografica de estos australianos, poseedores de grandes guitarras. Que bueno el rock aussie, como me gustan gente como radio birdman, hoodoo gurus, beasts of bourbon o los propios celibates
ResponderEliminarsaludos
Unos grandes, y Kent Steedman un auténtico paladín del R'n'R, armado con su Wilshire.
ResponderEliminarMe parecen esa clase de bandas que dan el pego de "punks" y luego te pones a trabajarlas y tienen un montón de matices extra en su música.
Rock On!
Nortwinds, la labor de Munster no tiene precio. Y, sí, Australia nos provee del mejor rock and roll. Hace un año y pico me compré la caja que editó Bang! con los tres primeros elepés de los Beasts, y estuve tres o cuatro meses sin moverlos del plato. Una gozada.
ResponderEliminarQué importantes que son los matices, Tyla. A veces nos escudamos en las etiquetas y nos olvidamos de ellos.
Saludos.
Estos fueron parte de aquel grandioso suministro informativo privado al que acudo de forma dosificada. Me encanta esa frase de "Principales epígonos de Radio Birdman y de la vertiente high energy del rock australiano". Viva Australia!!!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado esa frase, Johnny. Tengo pendiente visitar alguna vez en mi vida Australia (y Mongolia), pero con lo poco que me gusta viajar, no sé, no sé.
ResponderEliminarSaludos.