¿Un quinteto o una big band?, se pregunta el oyente al sentir, más que escuchar, el estrépito que sigue a la introducción del contrabajo en Haitian Fight Song, el tema que abre The Clown. Ambas cosas: un quinteto que suena como una big band. Y es que ésa es una de las características de la música de Charles Mingus: el cruce del sonido atronador de la fanfarria con las vanguardias del jazz que se desarrollan desde los años cuarenta. Continúa Haitian Fight Song con los líricos y extensos solos de Jimmy Knepper (trombón), Wade Legge (piano), Shafi Hadi (muy parkeriana su intervención al saxo) y Mingus, hasta que retoman el motivo principal para despedirse como habían comenzado: haciendo ruido. Blue Cee respira bebop por los cuatro costados, destacando las filigranas del contrabajo de Mingus. Reincarnation Of A Lovebird es un homenaje a Charlie Parker (a quien también recordará en Mingus Ah Um), principal referente musical de Charles Mingus si exceptuamos a Duke Ellington. Una pieza exquisita resuelta con finura por el quinteto. The Clown, cuarto y último corte del elepé de mismo nombre, contiene una narración de Jean Shepperd —a la que se tiende a dar demasiada importancia, por muy brillante que sea, cuando se habla de este disco— en su primer y último tercio punteada por unos interpretes que improvisan en el segundo sin voz alguna de fondo.
Registrado en febrero y marzo de 1957 en Nueva York, The Clown es posterior a Pithecanthropus Erectus y anterior a Mingus Ah Um, pero, a pesar de no gozar de su fama, está a la altura de las dos obras maestras que Mingus grabó en los años cincuenta, y, junto a The Black Saint And The Sinner Lady y Oh Yeah, sus inmortales grabaciones de la década posterior, podría conformar sin duda el Pentateuco particular de Charles Mingus, contrabajo y pianista de legado imprescindible, personalísima visión estética y, me atrevería a decir, obligado conocimiento para cualquiera interesado en el jazz.