jueves, 4 de agosto de 2011

Time Out Of Mind

Todavía no era el fin, no del todo.

(Bajo el volcán, Malcolm Lowry)


De necios sería igualarla a aquella trilogía seminal que a mediados de los sesenta modificaba los códigos del rock and roll y establecía los del rock; no podía tener la obra de Bob Dylan a finales del siglo pasado la misma influencia y trascendencia que treinta años atrás. Pero sí que afirmo que la tríada que inaugura Time Out Of Mind en 1997 —y que completan ya en el siglo XXI Love And Theft y Modern Times— es de lo mejor que ha grabado Dylan, y demuestra que los años no siempre son antónimo de calidad en algo tan asociado a la juventud como es el rock.

Producido por Daniel Lanois y Dylan con seudónimo (Jack Frost) —producción controvertida que no satisfizo al de Duluth—, Time Out Of Mind puede ser considerado como el reverso de Highway 61 Revisited y Blonde On Blonde. Donde en éstos hay expansión, en aquél hay contracción. Si entonces cantaba a la vida con la energía que da la juventud, ahora canta a la muerte con el arrullo de la senectud a la que arrastra el final de la madurez. No es esto ni mejor ni peor, cambia la forma de canalizar la energía, pero el resultado es igualmente excelente. Se beneficia el conjunto del redondo del ambiente creado por la producción de Lanois —exquisita y minuciosa en mi opinión, que contradice la de Zimmerman—, ambiente mágico que envuelve unas canciones pausadas y recogidas. El sonido que logra Lanois puede ser atípico en Dylan —cosa que no tiene nada de negativo—, pero su carácter espectral se aviene perfectamente a la naturaleza del álbum. De generoso minutaje, la fertilidad de Time Out Of Mind, por si fuera poco, se revela corta al descubrir en Tale Tell Signs (The Bootleg Series Vol. 8), publicado en 2008, descartes de la categoría de Mississippi (que verá la luz más vestido en Love And Theft), Red River Shore o Marchin' To The City, todos ellos registrados en las sesiones de enero de 1997 en las que el disco se hará realidad.

De párrafo aparte es digna la ristra de músicos —trece si contamos a Lanois— que acompaña a Dylan en la grabación, de esa clase que destaca tanto por las notas y acordes que toca como por los que deja de tocar. Músicos sobrios y elegantes —Jim Dickinson y Jim Keltner por ejemplo— que garantizan el acabado perfecto de una obra cuyo espíritu queda descrito en la penúltima estrofa del larguísimo tema (si no me equivoco, el más largo escrito por Dylan) que bajo el título de Highlands la da por finiquitada:

"El sol empieza a brillar sobre mí
Pero no es el mismo sol de siempre
La fiesta ha terminado y cada vez hay menos que decir
Tengo nuevos ojos
Todo parece lejano".

O como canta en la escalofriante Not Dark Yet: "No ha oscurecido todavía, pero lo va a hacer".  La vejez y la muerte se funden con el tiempo inmemorial del que habla el título para dar lugar a un trabajo concreto datado en un momento igual de concreto. Un gesto estético que se releva inútil contra la vastedad cronológica y perdido ante la inmensidad del universo, pero cuya hondura debería conmover a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.

7 comentarios:

  1. Posiblemente su ultima obra maestra sin desmerecer sus siguientes trabajos, pero este en concreto es ARTE!
    un abrazo

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  2. Es de esos discos creados a flor de piel, auténtico, escalofriante efectivamente como dices de Not Dark Yet por ejemplo.
    Y el inicio de una gran, gran trilogía; personalmente disfruto tanto del Love & Theft como de éste, aunque la palabra "disfrutar" dicha de una obra tan oscura como Time...no sé si es una elección apropiada.

    Saludos!!!

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  3. ... Estás que te sales, Gonzalo!

    Pues sí, un gran disco, qué duda cabe. Aunque siempre me escamó un poco el hecho de que esa misma "prensa especializada" que llevaba media vida poniéndole banderillas decidiese que "Time Out Of Mind" supuso el regreso del genio. ¿Sabían acaso de la edición, unos años antes, del también producido por Lanois, "Oh Mercy"? Ése disco, sombrío y pantanoso, ya dibujaba algunas de las líneas maestras de éste.

    Las continuaciones no han estado nada mal, además, tuve la suerte de poder verlo al poco de la edición de cada uno de sus últimos discos, jejeje.

    Rock On!

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  4. Tsi-Na-Pah: También creo yo que ningun trabajo posterior iguala a éste.

    Agente Cooper: A mí también me encanta "Love And Theft", pero "Time" me parece el mejor de la trilogía. Se pude disfrutar tanto de la luz como de la oscuridad, ambas tienen lo suyo.

    Tyla: Muchas gracias. A muchos periodistas les encanta lo de los retornos, es ridículo. No sólo "Oh Mercy", como bien dices; incluso si nos remontamos unos años antes tenemos "Infidels", que es muy bueno. Sí que es cierto, de todos modos, que "Time" y los dos que le siguen tienen un nivel impresionante.

    ¿Qué tal la experiencia dylanita?

    Saludos.

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  5. Me gustó particularmente la última vez que lo ví, el tio dió un conciertazo ante unos pocos cientos de personas (éramos cuatro gatos) Fue lo más cercano que he vivido a un show estilo años 50's, toda su puesta en escena lo exudaba...

    Rock On!

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  6. Pues todavía no tengo este de Dylan... aunque siempre es un placer leer cosas sobre el maestro, y más en este blog.
    Saludos.

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  7. Yo le vi en 2006, había unas diez mil personas (muchos gatos, ja ja ja). Me sorprendió comprobar in situ su capacidad para mutar todos y cada uno de los temas en directo.

    No lo dudes, Lou, es un discazo.

    Saludos a los dos.

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