viernes, 2 de diciembre de 2011

The African Beat


Tengo un recuerdo muy exacto de la primera vez que escuché el disco que, en los años cincuenta, grabaron Thelonious Monk y Sonny Rollins y que llevaba como título el nombre de los dos maestros. Y no se debe aquel recuerdo a ninguna brillante improvisación de piano o saxofón, de saxofón o piano. No. Tras haber sonado los dos primeros cortes del álbum, Sonny Rollins desaparecía para quedar reducido el formato a trío. Pero ¿quién era aquel baterista que tan espectacularmente respaldaba a Monk?, me pregunté antes de lanzarme a mirar los créditos, pues no parecía el mismo. Efectivamente, si Arthur Taylor se había hecho cargo de los tambores hasta ese momento, el hombre que ahora manejaba las baquetas era Art Blakey.


Músico exultante, desarrollará Blakey con sus Jazz Messengers un hard bop de formas claras y prototípicas de las que aprenderá, y a su vez enriquecerá, el ingente número de músicos —de Wayne Shorter a Wynton Marsalis— que pase por su formación. Sin embargo, en esta grabación de 1962 que traemos hoy a Ragged Glory, The African Beat, explora Blakey junto a The Afro-Drum Ensemble los ritmos y las músicas del oeste africano, en la zona que ocupan las naciones costeras que van de Nigeria a Senegal, por lo poco que pueda saber yo del asunto. Múltiples instrumentos de percusión son los protagonistas de unos temas que trasmiten la esencia de ritual colectivo y transformador —que la mirada occidental tiñe de un exotismo rayano en lo mitológico— de la música tribal de aquella parte del mundo. El contrapunto jazzístico lo pone Yusef Lateef, especialmente en su intervención al saxo tenor en Ayiko, Ayiko (Welcome, Welcome, My Darling). Muy presuntuoso sería por mi parte extenderme acerca de un tema —la música hecha en África en general— sobre el que mi conocimiento es más bien escaso, pero he querido hablar de este disco porque cada vez que lo escucho disfruto mucho de él. No es un señuelo el nombre de Art Blakey —es un álbum honesto y muy querido por él—, pero que nadie espere de The African Beat un trabajo estándar del baterista estadounidense. Eso sí, bueno lo es. Y mucho.

8 comentarios:

  1. Escuchar a Art es acabar avasallado por la exuberancia de su batería. La primera vez que oí algo suyo fue en la versión de "A Night In Tunisia", casi nada.

    Brillante.

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  2. Como fanático del hard-bop y aledaños (con diferencia la era del jazz que más me gusta), pues te puedes imaginar, aunque a este todavía no le he metido mano. Conocia su existencia, si, pero no se puede estar a todo!
    La semana pasada adquirí mucho jazz nuevo, por si no lo tienes te dejo este par de delicias:

    Ike Quebeck "It might as well be spring"
    http://www.mediafire.com/?5nybayys1bqy262

    Duke Jordan · Flight To Jordan
    http://www.mediafire.com/?lez065cmqk5cu8k

    Cheers

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  3. Sí, Víctor Hugo, Blakey es un músico exuberante, de ésos cuyo estilo torrencial capta la atención a la primera.

    Ya me imagino, Scott. Bueno, te veo enamorado del principio de los sesenta y el jazz más elegante. Me ha venido a la cabeza tu reseña de la obra maestra de Oliver Nelson.

    Saludos a los dos.

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  4. Solo he escuchado el Moanin, que me atrapa profundamente y un directo en Paris posterior a ése. Por lo que veo, pinta bien esto. Ilustrándome, merci.

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  5. Bueno, ya tienes tus blogs, Tsi, ahora puedes aporrear la pantalla del ordenador con unas buenas baquetas, ja ja ja.

    Hombre, quizá no tanto como el que mentas, pero sí que es un disco muy disfrutable, Johnny.

    Saludos.

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  6. Sigo tu blog con regularidad porque siempre encuentro cosas tan interesantes como éste artículo, estoy empezando un blog que sustituye a otro que ya había cumplido cuatro años y que me eliminaron de la blogósfera, si te interesa, visítame, la dirección es:

    http://ariel-conlaluna.blogspot.com/

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