Es tan abrumadora la calidad de la obra de los Rolling Stones en el periodo que va de 1968 a 1972, que parece imposible destacar cualquiera de las cinco piezas maestras —cuatro en estudio y una en directo— que el grupo registra en unos años en los que el rock and roll conoce una fecundidad y un crecimiento que ya no se repetirán y de los que los Stones son ejemplo y adalides al mismo tiempo. Certificada dicha imposibilidad, tiene Sticky Fingers (1971) un sabor a guiso cocinado a fuego lento —de los que sigues disfrutando una vez asentado en el estómago tanto o más que al ingerirlo— que lo hace particularmente emocionante para mis sentidos. Música radicalmente hermosa, sensible, infinita, pero también lasciva y chulesca, que agranda el rock and roll sin pretender ser otra cosa, más bien reafirmándolo a gritos. La presencia definitiva de Mick Taylor en unos Stones que estrenan sello propio mucho tendrá que ver en ello.
El histórico riff de Brown Sugar nos introduce en un opus de extraordinaria riqueza con el arrebatador sonido de las guitarras de Keith Richards y Mick Taylor y el saxo caliente de Bobby Keys. Sway es un lírico medio tiempo cuya poesía nace del contraste entre la dureza del sonido de las seis cuerdas y los arreglos de cuerda, bien al contrario que Wild Horses, conmovedora balada en la que predomina lo acústico y que ya grabara —versión que muchos consideran superior o más sensible— Gram Parsons con sus Flying Burrito Brothers en 1970. Can't You Hear Me Knocking —funk progresivo de segundo y largo tramo instrumental— demuestra lo alto que podían volar Mick Jagger y Keith Richards, sin miedo a ceder espacio a Keys y Taylor para que expandan junto a órgano y percusiones lo que había comenzado con el que quizá sea el mejor riff creado por los Stones. Tanta exuberancia es cortada por la sequedad y brevedad de la versión de You Gotta Move, que cierra la primera cara de la más austera de las formas. Bitch abre la segunda con un corte rápido que, al igual que Brown Sugar, no tiene continuación en el resto del trabajo. I Got The Blues es un sensacional acercamiento al soul con un corto pero estremecedor solo de órgano de Billy Preston que lleva al summum tan bella balada. Si bien Sister Morphine —tema retirado de la edición española por su clara alusión a las drogas cuyo lugar ocuparía el Let It Rock de Chuck Berry, aunque nuestros queridos censores (que prohibían todo menos lo que realmente había que prohibir) bien podían haber reprobado prácticamente el álbum entero— ya había sido registrada por Marianne Faithfull, autora de la letra, la versión de los Stones se hace indispensable y mantiene el sobresaliente cum laude. Dead Flowers, exquisita incursión en el country, y la preciosa Moonlight Mile culminan un trabajo que elevaba la música popular al más alto de los niveles, llenando de matices un discurso que seguía asentándose en Muddy Waters o Chuck Berry, pero que trascendía el modelo.
La icónica portada de Andy Warhol —también censurada en nuestro país— envolvería llamativamente el elepé, redondeando lo que ya era perfecto. Obviamente, era difícil rayar tan alto durante mucho tiempo, pero, en un último impulso bien conocido, los Rolling Stones abandonarían su Pérfida Albión —el vil metal que todo lo mancha— para igualar con Exile On Main St., y de manera doble, lo logrado en los últimos años y cerrar un episodio imprescindible para comprender y disfrutar de esa gran novela llamada rock and roll, que —timo o no, como sostenían los Sex Pistols— a algunos nos da la vida. O al menos impide que nos la quitemos.
Son quien son y, no creo nadie lo dude, hay cosas de traca antes y después pero, sin duda, soy de los que coinciden de pleno: con ese lapso 68-72 destrozan la moqueta por el roce del acelerador los puñeteros... Brutal todo. De "sticky" en concreto, cojonudo de cabo a rabo, mi momento definitivo es la dupla "sway"-"wild horses" que me dejan siempre con el moco colgando por tiempo que pase. Saludos Gonzalo.
ResponderEliminarDespués de una larga ausencia, me alegro de encontrarme con este discazo!
ResponderEliminarDe hecho, fue el primero que escuché de los rolling, porque mi padre tenía un casette con la portada alternativa, la de los dedos sangrientos en la lata, y bueno, la curiosidad morbosa esta vez tuvo agradables consecuencias. Discazo de principio a fin, y una entrada a la altura.
Un abrazo, y feliz año!
Para mí, la mejor obra de los Stones, donde mejor supieron captar esa incesante búsqueda de la música de raíces, del Blues del Delta del Missisipi. Brown Sugar, Bitch. Cant Your Me Knocking y Wild Horses: maravillas. Estupenda entrada, colega, un placer ver a sus Satánicas por aquí.
ResponderEliminarPuede ser mi preferido de los Stones, y es que lo tiene todo: Breve, directo, atomosférico, arrogante, místico, conmovedor... Todas sus virtudes como banda están aquí.
ResponderEliminarGlorioso artículo Gonzalo, de lo mejor que leído en tiempo.
Rock On!
Obra maestra sin paliativos este tremendo Sticky Fingers donde hay de todo: un coctel de estilos perfectamente destilado en un aroma rockero, gamberro y peligroso aderezado con unas letras afiladas y oscuras, que se puede decir, Los Stones en su momento cumbre, puro R'n'R.
ResponderEliminarSaludos.
Ay amigo. Sticky Fingers. Palabras mayores. Uno de mis discos favoritos de todos los tiempos. La obra más perfecta y duradera de la banda de rock más imponente que ha existido. Todo encaja. Ni una nota fuera de sí. Una estructura en la secuenciación de las canciones maravillosa (a la altura de un Pet Sounds o un Abbey Road) y unas canciones que nadie (ni los mismos Stones) han igualado jamás.
ResponderEliminarFantastico post. Y ahí está la grandiosa, enorme, hermosa, inigualable, eterna, Moonligth Mile. El final más perfecto que existe. El Richards mas consciente de su arte en Brown Sugar y Bitch. Un Taylor para la historia en Can´t You Hear Me Knocking. Y esa joya que es Dead Flowers…una delicia por la que no pasa el tiempo. Y la magia de Wild Flowers, la balada por excelencia de la banda….
Poderoso, exuberante, perfecto.
Sticky Fingers señores. Nada mas y nada menos.
Dudo aun tras mas de 20 años si me gusta mas Let it Bleed o Sticky Fingers.Hasta en la portada me cabe la duda!
ResponderEliminarun abrazo
Discazo, precisamente hoy he colgado otro tema de este genial disco, para mi gusto si no el mejor de los 5 mejores de los Stones.
ResponderEliminarYo lo tengo caro ¡es mi favorito! La colección de canciones que atesora es de escándalo. hace unos días lo volví a escuchar y me sigue dejando con la boca abierta después de tantas escuchas.
ResponderEliminarObra maestra incuestionable.
Saludos.
Como bien lo dices esa etapa de los Rolling es excelsa, mi favorita y la mejor en mi opinion, lastima que en este disco ya no aparesca Brian Jones y es por eso que la variedad musical disminuye un poco, sin embargo lograron intimar y rockear a la vez, no hay tema que no disfrute, y la portada es la mas legendaria de la banda
ResponderEliminarpor cierto hablando de portadas:
http://rock-ism.blogspot.com/2010/09/las-mejores-portadas-del-rock-1.html
saludos!
Magnífica dupla, Guzz. El otro día, mientras la escuchaba, sentí esa emoción que dices.
ResponderEliminarLa verdad es que la portada española promete cualquier cosa, Anna. Gracias por lo de la entrada y feliz año también para ti.
Gracias, Mr. Self Destruct. También es mi favorito de los Stones, aunque "Let It Bleed" podría sustituirlo perfectamente.
Muchas gracias, Tyla. Perfecta tu descripción mediante seis adjetivos, me ha encantado.
Quizá sus letras más oscuras, cierto, Addison. Muy buena también tu aportación.
Bueno, Mansión, lo tuyo es más una entrada que una respuesta. Gracias por tus brillantes reflexiones.
¡La misma duda que yo, Tsi!
Estamos de acuerdo, Sergio. Me paso ahora por tu blog.
Me pasa lo mismo, Rockland, lo volví a escuchar para hacer la reseña y me quedé en una nube.
Saludos con lengua (stone) a todos.
Miguel, yo no creo que la variedad musical disminuya, más bien al contrario. Y, sí, la etapa es extraordinaria, como lo mejor de Dylan o los Beatles.
ResponderEliminarSaludos.
Mi corazón está dividido entre Exile... y Sticky Fingers. Tengo el 'corazón partío'
ResponderEliminarA todos nos pasa algo parecido, Benet, ya lo habrás visto. Por cierto, ¿cuál será el favorito de Alejandro Sanz?
ResponderEliminarSaludos.
Amén, amén y requeteamén. Quizás mi disco preferido de la vida.
ResponderEliminarCómo nos gusta, querido Gonzalo, recordar nuestros episodios de censura. Sabes, cometí un error con el "Sticky fingers", vendí el vinilo al agenciarme a principios de los 90 la primera edición digital con la cremallera que se bajaba y en la portada interior el calzoncillo de Warhol para el chapero D'Alessandro.
Gran post, lo lógico, en tu onda. Abrazo.
La foto que encabeza la entrada es precisamente la del cedé facsímil, Johnny. También he vendido yo algún vinilo, no te creas, momentos raros en la vida de cada uno. Normal que sea tu disco preferido, conociendo tu buen gusto.
ResponderEliminarSaludos.
Ufff! No creo que Alejandro Sanz tenga el 'corazón partío' entre algun disco de los Rolling. Sinceramente opino.
ResponderEliminarYo lo he escuchado esta mañana, por primera vez. Algo me dice que va a ser el "disco rayado" -o uno de ellos- de la próxima semana.
ResponderEliminarDisco para cagarse por la pata abjo. De mi olimpo de los Stones, junto con el Let it Bleed y el Exile on main street.
ResponderEliminarUn disco que contiene Wild horses, Bitch y Brow sugar ha de ser una obra maestra.
Un saludo.
Tampoco yo lo creo, Benet.
ResponderEliminarCoincidimos plenamente, Savoy.
Saludos.
¿Por primera vez, Dani? Menuda suerte la tuya, tienes placer para décadas.
ResponderEliminarSaludos.
Genial reseña para un álbum mítico.
ResponderEliminarPlas,plas, plas...!!
Muchas gracias, Gerardo.
ResponderEliminarUn abrazo.