viernes, 22 de febrero de 2013
Swing Low, Sweet Cadillac
Quien espere aquí al Gillespie más álgido de los años cuarenta y cincuenta puede verse algo decepcionado; quien, sin embargo, se conforme con un muy buen disco en directo de uno de los mejores trompetistas de todos los tiempos, que no se lo piense dos veces si tropieza en alguna tienda de música —espacios en extinción, por desgracia— con Swing Low, Sweet Cadillac, que selecciona en su media hora larga cinco temas de las dos actuaciones que Dizzy Gillespie y su quinteto llevaron a cabo en el Memory Lane de Los Ángeles el 25 y 26 de mayo de 1967.
El elepé se abre con el tema que le da título, escrito por Gillespie a partir de Swing Low, Sweet Chariot, un clásico espiritual del siglo XIX. Los tres primeros minutos del mismo son utilizados por Gillespie y James Moody —cubiertos por el bajo de Frank Schifano y la batería de Candy Finch— para realizar una especie de parodia simpática de los cantos rituales. Terminada ésta, se hace el primero con su trompeta y el segundo con su saxo tenor —el piano de Mike Longo ya se ha colado entretanto— para que el quinteto retoce con moderación antes de que Moody y Gillespie vuelvan a usar sus cuerdas vocales al final del corte. Continúa la alegría a ritmo de samba con la versión de la archifamosa Mas que nada de Jorge Ben. Bye (Gillespie) y Something In Your Smile (Leslie Bricuse) son dos miniaturas que escasamente superan los cuatro minutos entrambas, y cuyo máximo atractivo es escuchar a Dizzy cantando la segunda con una, llamémosla así, seriedad burlona.
Queda reservado para el final el cuarto de hora de Kush, el momento más brillante de la grabación, y que como tal merece párrafo aparte. Gillespie dedica su composición a la "Madre África", dando paso a una obertura protagonizada por la flauta de James Moody. Terminada ésta, Schifano y su bajo marcan el ritmo que seguirá el tema mediante un sencillo ostinato sobre el que improvisarán Gillespie, Moody (ahora al saxo alto) y un Longo particularmente expresivo pulsando las teclas, aun cuando sus compañeros también se luzcan.
Uno de los primeros discos de Dizzy Gillespie en los que encontramos el bajo eléctrico entre los instrumentos incluidos, Swing Low, Sweet Cadillac no es una obra maestra del genial músico —ya lo hemos advertido—, pero garantiza entretenimiento y calidad mientras lo reproducimos. Cualidades suficientes para que tenga sitio en Ragged Glory.
Al hilo de tu post Gonzalo, tengo en mis manos el volumen 10 de la recopilación que hizo Verve titulada "Jazz Masters" y que dedica a Diz the Whiz, como llamaban al bueno de Gillespie. Y ahí, al final, aparece el "Swing Low, Sweet Cadillac". El texto explica que se trata de un "auténtico canto africano enseñado a Diz por el percusionista Chano Pozo, y que la banda, a pesar de respetar el espíritu del canto, introdujo algunos cambios más mundanos y reconocibles" (sic). Lo escucharé a lo largo del día.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Gracias por la aportación, Gregorio. Los "cambios más mundanos y reconocibles" son lo que yo llamo "especie de parodia simpática".
ResponderEliminarUn abrazo.
No tengo dudas (y eso que no lo he oído), cualidades suficientes no le faltarán si aparece en Ragged Glory. Abrazo.
ResponderEliminarMe halagas, Johnny. Mañana los Dogs D'amour, por cierto, hay ganas.
ResponderEliminarUn abrazo.