martes, 23 de julio de 2013
Jazz Of Two Cities
Salido de una par de sesiones que tienen lugar en octubre de 1956 y publicado —creo— al año siguiente, Jazz Of Two Cities* es un espléndido tratado de cool jazz del saxofonista californiano Warne Marsh —cuyo nombre no suele circular fuera de los círculos especializados aquí en España—, recordado sobre todo por haber muerto sobre un escenario. En compañía del también saxofonista Ted Brown, el pianista Ronnie Ball, el contrabajista George Tucker y el baterista Jeff Morton, Marsh trabaja sobre las líneas improvisadoras trazadas por su maestro Lennie Tristano para ofrecer, junto al resto de sus compañeros, un trabajo en el que brillan por igual las intervenciones individuales como la armonía del grupo, trasladadas a nuestros oídos mediante el nítido, puro sonido de la grabación. Si bien los obvios protagonistas del disco son Marsh y Brown —sus solos son creatividad constante—, hay que señalar que Ronnie Ball está a la altura de los metales con sus teclas, recordándonos su elegancia a la de Bill Evans —salvando todas las distancias que haya que salvar—, quien también recibió el influjo de Tristano. Música, en definitiva, sin fecha de caducidad que, cuando caiga el sol que nos derrite en esta parte del hemisferio septentrional, les pueda hacer la vida más llevadera mientras disfrutan de una cerveza helada.
*Jazz Of Two Cities, elepé en mono, vio la luz asimismo en estéreo, pero titulándose The Winds Of Marsh. Cuatro de los temas son exactamente iguales, presentando los otros cuatro diferencias en uno y otro álbum. De todos modos, y al ser todos ellos muy buenos e igual de disfrutables, escuchen el disco que escuchen merecerá la pena.
Nunca dejas de traer nuevos -al menos para mí- nombres de ese universo inabarcable que es el jazz (lo que no sé es si agradecértelo o maldecirte por ello jejeje).
ResponderEliminarBonita y "fresca" pieza, Gonzalo. Un abrazo gordo y que disfrutes de esa cerveza bien fría.
Cada nombre nuevo es más una maldición, Agente, je je je, aunque esta grabación es de las que merece mucho la pena. Mira mi obsesión con Bill Evans, que en una frase había sustituido al propio Marsh (ya está corregido) por el egregio pianista (el calor, que hace estragos).
ResponderEliminarAbrazos, amigo.
únicas referencias que me "suenan" las de Tristano y Evans. Como siempre, un pozo de sabiduría jazzística.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Un pozo con fondo, Javier. La próxima entrada, de jazz también, seguro que te suena más.
ResponderEliminarUn abrazo.