(Obituario publicado por El País tras la muerte de Lou Reed, Diego Manrique)
Atrapado por la lenta cadencia de Endless Cycle —las guitarras eléctricas de Lou Reed y Mick Rathke sonando como acústicas; la batería de Fred Maher, cual metrónomo marcando el compás; el bajo de Rob Wasserman evitando las florituras, pero dejándose notar—, que sirve a Reed para contarnos una historia terrible sin hipérbole vocal alguna, me doy cuenta de que han pasado tres canciones extraordinarias y algunos de los mejores riffs creados por quien fuera miembro de la Velvet Underground (Romeo Had Juliette, Halloween Parade, Dirty Blvd., con Dion haciendo coros en esta última), y no he sido capaz de escribir una sola palabra acerca de ellos o del disco que los contiene, New York (1989). Ese disparo a bocajarro que se yuxtapone, There Is No Time, hard rock a su manera, vuelve a sorprenderme por enésima ocasión, como si no estuviera preparado para él. La música es tan intensa que me aleja del teclado, invitándome a escucharla sin disertar sobre ella, "como si fuera un libro o una película", tal y como recomienda con mucha razón su autor en los créditos, pues las letras —pequeños cuadros duros y ácidos que dan una visión de la ciudad más famosa del mundo muy diferente a la oficial— merecen también plena atención. Last Great American Whale retoma las sensaciones de Endless Cycle y recupera a Moe Tucker y su maravillosa y única manera de percutir. Beginning Of A Great Adventure hace que Reed y su grupo se orienten hacia una suerte de jazz nocturno soberbiamente resuelto por las guitarras del autor de Transformer y su compañero Rathke, que colabora en la composición del tema. Busload Of Faith, Sick Of You, Hold On y Good Evening Mr. Waldheim empalman con el rock clásico y excelente del principio —la sombra siempre presente de Keith Richards—, si bien cada una lo hace desde perspectivas diferentes y plenamente logradas. Xmas In February y Strawman repiten el esquema/contraste de Endless Cycle y There Is No Time, alcanzando Reed en el segundo de los temas uno de los momentos más vehementes y agresivos de todo el trabajo. Dime Store Mistery, de nuevo con Tucker a bordo, es un impresionante viaje al pasado, a los sesenta, a Andy Warhol, a la Velvet; pero también al Lou Reed que no hace concesiones —el mejor para mí—, el de The Blue Mask, el de Street Hassle, el de Berlin. Es, en fin, la inmejorable culminación de una obra maestra absoluta cuya radical belleza —nacida de la austeridad, de la ausencia de adornos espurios— no cesa de emocionar al oyente un cuarto de siglo después de su nacimiento. Aquélla que causa parálisis y respeto a quien, como yo, tiene la osadía de hablar sobre ella intentando no caer en la más pura de las elucubraciones.
Este fue el primer disco que me compré en formato cd, el año que salió, Un privilegio que, por su precio, concedía a los grandes álbumes. No me equivoqué.
ResponderEliminarSaludos.
No lo he catado aún. Sigo recreándome en sus álbumes de los 70. Dicen que fue su último gran trabajo, así que un día de estos llegará a mi habitación.
ResponderEliminarEs uno de los tópicos más recurrentes y tal pero... No son muchos los ábumes que REALMENTE me cumplen sin dudar con lo de "¿que diez discos te llevarías a ...?". Y el NY de Reed es uno de los pocos casos que tengo más que claros ya desde hace sus muchos buenos años. La mejor obra del maestro en base a mis querencias (terciopelos included). Recuerdo lo que escribió Julià: "ahora ya se puede morir tranquilo"... Por suerte no le hizo caso que no veamos todos lo que siguió, pero se entiende. Claro qué sí... "Last great american whale" es junto a "you tore me down" de los Groovies, "watch your step" de Costello y esa "Cupid" de Cooke en su famoso live del 63 lo más grande que ha parido madre (esto es así), pero (por supuestísimo) todo el disco es la panacea sin debate que me valga. Creo que ya quedo claro que el disco me gusta un algo, vaya... Y perdona la parrafada my friend pero es que lo de este disco es de esas cosas que me tocan la fibra (coño y pardiez a la vez) hasta el punto que casi se me pasa el felicitarte por otra entradota para la parte más necesaria de la hemeroteca. Abrazo guzzero.
ResponderEliminarCierto, Sergio, qué caros eras los CDs cuando salieron. Mira, cuando se publicó "Ragged Glory" me costó unas 1400 pesetas en vinilo, mientras que un amigó que lo compró en CD pago unas 2500, ¡flipas! Ahora es al revés. Yo lo tenía en casete, y con el tiempo adquirí el compacto bastante más barato —imagino— de lo que a ti te costó.
ResponderEliminarQuien diga eso se equivoca enormemente, Víctor Hugo. Escucha "Songs For Drella" y "Magic And Loss", y verás cómo hay excelentes grabaciones de Reed tras el insuperable "New York".
En una hipotética lista de mis veinticinco discos favoritos, Guzz, no faltaría "New York", lo adoro tanto como tú. Bienvenidas sean tus parrafadas, amigo, no sería lo mismo este blog sin ellas. Por cierto, y ya que le nombras, estuvimos el otro día con Ignacio en la presentación de su libro acerca de Sonic Youth, no sé si Carlos Savoy Truffle te ha enseñado la foto. Ganas hay de hincarle el diente ya.
Abrazos para los tres.
Fue lo primero que escuche de el y aunque a día de hoy no es mi favorito, si que coincido en el diagnostico de obra maestra absoluta. Eliminando lo superfluo de otras producciones ochenta tipo Mistrial y apoyado en un esplendoroso Mike Rathke como en otras obras del pasado hizo con Robert Quine, por ejemplo. Todo gran hombre necesita un gran guitarrista a su lado ... aunque él solo ya era bastante bueno ...
ResponderEliminar"...ese disparo a bocajarro que se yuxtapone, There Is No Time, hard rock a su manera, vuelve a sorprenderme por enésima ocasión..." Te sales, hermano. Bien sabes que lo considero la obra magna del gran Lou Reed por encima de los emblemáticos setenteros, y eso es mucho. Gran abrazo.
ResponderEliminarUno de los primeros álbumes de Reed que caté... Su gran trabajo de madurez, una verdadera obra maestra, la última a la que puso firma, muy posiblemente.
ResponderEliminarRock-On.
Si ya tenía claro el adquirir la obra de Lou post "Street Hassle" (hasta donde llegué en un principio), tu entrada me ha dejado la sensación de "maricón el último" (con perdón para los gays que nos lean, que me caen mayormente bien). Estupenda entrada Master. Se nota amor, pasión, conocimiento y dotes didácticas.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Excelente M. Rathke de principio a fin, J Aybar. Si con R. Quine lo bordaba Reed en "The Blue Mask" y (en menor medida) "Legendary Hearts", en "New York" es Rathke quien le inspira. Su gran hombre. como dices.
ResponderEliminarComo mínimo tan bueno como "Berlin", por ejemplo. Me ha sorprendido leerme fuera de contexto, lo reconozco, je je je. Espero no salirme del todo, querido Johnny.
Hombre, Tyla, "Magic And Loss" es también un disco sobresaliente. Y "Lulu" sigue creciendo…
Espero pronta audición de "The Blue Mask", "Legendary Hearts", "Live In Italy" y "New York", Javier. Para que conozcas al Lou Reed de los ochenta y nos digas qué te parece. Gracias por lo de la entrada.
Abrazos para todos.
Discarro antológico de Mr.Reed, una obra que en su momento le devolvió a la palestra como merecía. Para mi este disco tiene temas fundamentales y básicos si quieres entender a Lou, Romeo had Juliette, Dirty Blvd o Hallowen parade, la más Velvet también como dices, pero innegociables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estamos totalmente de acuerdo, querido Savoy. Los tres temas que citas están a la altura de cualquier clásico de la historia del rock, ya hablemos de los Beatles, de Chuck Berry o de los Stones. Por cierto, y ya que ha salido la palabra "clásicos", estoy preparando dos entradas para la semana que viene sobre dos discos de los sesenta de grupos que te encantan. En breve en RG.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que fue a raíz de tu entrada sobre "Transformer" que te comentaba que me faltaba ahondar en la obra en solitario de Lou Reed más allá de "Berlin" y el mentado "Transformer" pues este verano me hice con "New York"; ¿no te ha pasado ya fuera con un libro, película o disco que no habías tenido ocasión de disfrutar por tí mismo y del que estabas "cansado" de leer glosas a su excelencia y, quien sabe si precisamente por ello, llegado el momento no te impresionaron? Pues con ese miedo le di al 'play' y... era tan bueno como decían!!!! jejeje
ResponderEliminarAbsolutamente subyugante, pocas veces un disco me agarró de esa manera desde la primera nota, casi temiendo moverme no fuera a perderme algún "instante" que no pudiese recuperar.
Abrazos, Gonzalo... ahora me toca ir a por "The Blue Mask"
Es su consagración y mi hermanamiento definitivo; un disco de rock and roll y palabras, de imágenes y fotografías en blanco y negro. Es su obra capital, no he parado de disfrutarla nunca. Sigue en mi cabeza, como no podía ser de otra manera, me hubiese gustado que se hubiera despedido con otra gran obra que hubiese tenido el reconocimiento que se merecía. Creo que fue "Ecstasy", una obra redonda y con puntos en común con este NY. Saludos
ResponderEliminarEs que usted sabe mucho, Agente. Yo tengo una relación muy, muy especial con el disco que cuento en un relato que espero publicar, junto a otros, alguna vez. Durante el mes de junio de 1989 (y parte del de julio) solo escuché "New York" y "Highway 61 Revisited". Y cuando digo solo, lo digo absolutamente. Los escuchaba todos los días en un walkman después de comer, imagínate. Con "The Blue Mask" tengo una relación más normal, pero es otra maravilla que espero te guste tanto como "NY".
ResponderEliminarUno de los grandes discos de todos los tiempos, Antonio, sin duda. Yo creo que "Lulu" es una despedida excelente —muy acorde con el prurito provocador de Reed— que el tiempo acabará colocando muy arriba, superior a "Ecstasy", a pesar de ser éste un disco muy apreciable.
En fin, abrazos neoyorquinos, camaradas.
Este es de los últimos discos que ataque de Lou, y recuerdo que lo hice sin muchas esperanzas y joder que sorpresa, discazo, me encanta es de mis favoritos hoy por hoy, tamaña reseña maestro...
ResponderEliminarAbrazo.
Suscribo todas tus palabras Gonzalo , una a una , de una precisión casi quirúrgica ; llego tarde y a estas alturas ya poco que aportar , los compañeros lo tienen también bien descifrado si es que New York puede en algún momento ser descifrado ; yo creo que en esta Obra Maestra Lou Reed se desprende de su propio mito por su radicalidad ; es curioso que sea así cuando es un disco susurrado más que cantado ; rotundo.
ResponderEliminarUn Abrazo !
Es un disco extraordinario, Addison, de los que nunca falla cada nueva escucha.
ResponderEliminarGracias, Jesús. Llegas tarde pero aportas una reflexión muy jugosa: "en esta Obra Maestra Lou Reed se desprende de su propio mito por su radicalidad". Nos la apuntamos.
Un abrazo para los dos.