jueves, 5 de junio de 2014
The Velvet Underground
Si tras la tormenta viene la calma, después de una salvajada del calibre de White Light/White Heat solo cabía esperar del tercer y homónimo elepé de la Velvet Underground, publicado en 1969, una colección de canciones relajadas que la salida de John Cale del grupo dejaba en bandeja. La tensión producida por el choque de personalidades del galés y Lou Reed ha sido clave en la creación de un universo lacerante y sexual traducido en un díptico que supone la ruptura más tajante que haya dado el rock and roll, dejando en pañales a las recientes y esenciales llevadas a cabo por Bob Dylan, los Beatles y los Byrds. En contraste con la deconstrucción del lenguaje creado por Chuck Berry implementada en The Velvet Underground & Nico y la electricidad destructora y aberrante de su continuación, el sonido que escapa de The Velvet Underground es pura suavidad. Pero la paz deducida de un primer cotejo no es tal cuando uno presta atención a las letras y se introduce en la cadencia arrastrada y extraña que poseen unas composiciones de Reed, por otro lado, sobresalientes a todas luces.
Candy Says, cantada por el recién llegado Doug Yule, es explicita en su primer verso: "Candy dice, he llegado a odiar mi cuerpo". Su laxitud opiácea y fantasmagórica, propicia a la narcolepsia, se extiende a Some Kinda Love, Pale Blue Eyes y Jesus, a las que ha antecedido What Goes On y sigue Beggining To See The Light —de la oscuridad y la extrañeza a la luz—, los cortes más animados y roqueros del plástico, sin que ello signifique que se alejen del transcurrir hipnótico del álbum (a lo que ayuda extraordinariamente el órgano de Yule en el primero de ellos). I'm Set Free es otra muestra más de la pasmosa contención del cuarteto (a pesar del crescendo previo al estribillo), que alcanza su máxima expresión en la parca percusión de Moe Tucker, pues ni siquiera las pequeñas aceleraciones la alejan jamás de su prístina sobriedad. En la misma línea, la brevedad de That's The Story Of My Life se contrapone a los casi nueve minutos de The Murder Mistery, viaje ácido hecho de escritura automática en el que escuchamos las voces de todos los miembros de la banda y conectamos con la Velvet más radical y ensimismada. La desnudez naíf de After Hours, cantada por Tucker, retoma la marcha del elepé antes de que la experimentación hiciera su entrada y pone fin mirando al Nueva York previo a la guerra y las músicas populares que por entonces existían.
Difícil de desentrañar en dos o tres párrafos (aunque fueran cuarenta y dos), The Velvet Underground resulta, al igual que el resto de la discografía del también grupo de Sterling Morrison, un secreto en blanco y negro que deja todas sus claves a la vista, pero que nadie es capaz de explicar hasta sus últimas consecuencias. Es por ello que la Velvet supone el reverso subterráneo (como su nombre indica) de los Beatles, y junto con los de Liverpool, quizá la mejor y más influyente banda que haya existido. Sumido en la arcana belleza de su tercer disco, no soy capaz de escuchar las pegas —comprensibles— de los Stones, los Kinks o los Beach Boys.
De tener que quedarme con un solo disco de la Velvet posiblemente me decantaría por este. Por alternar el fuego de Beginning to see the light o What goes On con esa sensación "opiácea y fantasmagórica" que recorre el álbum, por I´m Set Free, por ser tan desconcertántemente bello, en definitiva.
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
Me parece un disco tan bueno como el debut. Está claro que Doug no era Cale, pero aquí hay composiciones terriblemente geniales como Pale Blue Eyes o Candy Says. Unos grandes, Gonzalo. Terriblemente infravalorados pese a salir en muchas camisetas.
ResponderEliminarNarcoléptico, también relajante... Recurro a él en ocasiones cuando necesito calma, y aunque las letras sean un tanto oscuras, negativas... me conforta. Me ha gustado tu alusión a Sterling, guitarra solista en la sombra, que pese a parecer siempre invisible aglutina en sus dedos mucha de la sensibilidad de la se depósita en la música de Velvet Underground.
ResponderEliminarUno de mis discos más queridos de la Velvet, junto a The Velvet Underground & Nico y Loaded (aunque en este nos encontremos con una Velvet un tanto desnaturalizada).
Un Abrazo.
Por momentos mi favorito,por momentos lo comparto con otros (Loaded por ejemplo). Pero da igual esa obra de los VU es incontestable, como dices tú decisiva para el devenir de la música, entendible para cualquier tribu; desde punks, pasando por indies, hasta buscadores de sonidos más sinfónicos. Algunos de sus temas alcanzan el nivel más alto en la belleza compositiva , en los arreglo y las letras...escuchad Some Kinda Love con detenimiento, una maravilla inigualable. Saludos
ResponderEliminar¿Ha habido acaso algún nombre tan REAL para una banda de rock´n´roll en la , ya grande, historia de esta música?. VELVET UNDERGROUND, antítesis en dos palabras de dos mundos contrarios pero, también, fascinantemente unidos. Y su música, palpable en algunos discos más que en otros, claro ejemplo de esa dicotomía que tanto nos atrae. La salida de Cale se nota muy fundamentalmente en la pura interpretación musical, dejando de ser más Velvet y menos Underground, aunque de todas formas los resultados posteriores son de altísima calidad.
ResponderEliminarSiento que siempre nos quedaremos cortos al intentar desentrañar al máximo lo que esta banda supone. Es como el Bien y el Mal hecha toda una unidad, con flujos y mareas que nos sobrepasan continuamente, que se aquietan y se embravecen fuera de nuestro propio control. Si no hubieran existido los Beatles, Velvet Underground serían los número UNO.
Gran entrada, as always "master of the darky brightness".
Saludos,
JdG
Yo me he llegado a decantar por cualquiera de los cuatro publicados en vida del grupo e incluso por "VU" (ahí está "Foggy Notion", quizá la mejor canción que haya parido madre), pues son todos ellos imprescindibles e inagotables. La auténtica belleza no deja de desconcertar, querido Agente.
ResponderEliminarQuien infravalore a la Velvet, 21st, no sabe lo que es el rock and roll, así de claro.
Siempre hay que recordar a Morrison, Aurelio. Una Velvet diferente, pero igualmente genial.
La influencia de la Velvet es absoluta, Antonio: los Stooges, Can, los Ramones, Sonic Youth o Yo La Tengo no se comprenden sin el grupo de Lou Reed. He citado a cinco (y qué cinco), pero podían haber sido cientos más sin problema alguno.
Gracias, Javier, por estas aportaciones tan hermosas que siempre traes. Desde luego, los discos de la Velvet en nada envidian al doble blanco, a "Revolver" o a "Rubber Soul". Fundo a negro con tu permiso y
Os abrazo a todos.
No sé si es mi favorito, por eso de que están por ahí el debut y "Loaded" (no, no me he olvidado de "White Light/White Heat", disco que me gusta pero que no forma parte de mi podio particular de los neoyorquinos) pero tiene algunas de mis canciones preferidas de ellos: "Pale Blue Eyes", "Jesus", "Candy Says" -que conoció unas versiones previas bien curiosas-, ¡ Beggining To See The Light! Uf, como siga enumerando lo aúpo como mi favorito de ellos pero ya.
ResponderEliminarComo bien dices, "Difícil de desentrañar en dos o tres párrafos (aunque fueran cuarenta y dos)", es lo que tienen los grandes, que nos tiramos la vida escribiendo sobre ellos y nunca está todo dicho sobre ellos.
Rock-On!
Tras la tormenta vino la calma. Me atrapa profundamente este disco como te puedes imaginar, algunas de sus canciones las llevo grabadas a fuego lento en el alma. El reverso subterráneo de los Beatles, me gusta, los dos grupos más influyentes, estoy de acuerdo. Abrazo.
ResponderEliminarExcelsas canciones todas las que citas, Tyla. Siempre habrá algo nuevo que decir, o alguna sensación diferente que transmitir cuando hablamos de la Velvet.
ResponderEliminar"A fuego lento en el alma": debe haberte marcado muchísimo este disco, Johnny. Sí, la influencia de la Velvet es gigantesca y su música no hace sino crecer con los años.
Un abrazo para los dos.
Bufff Gonzalo, después de dos días estresantes, vengo tarde pero vengo. Disco fundamental de la historia de la música. La salida de Cale es encauzada de una manera genial. La primera cara de este disco es de lo más acojonante que se ha hecho en el rock, sin duda. Y evidentemente que con esos discos de los Beatles, de lo más influyente sin duda. Como dice Javier, hasta el nombre lo tenían bonito.
ResponderEliminarAbrazos.
La primera cara es la perfección, Savoy. Cierto, hasta el nombre es una maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo.