Después del achuchón sufrido el verano del año pasado, no sé si es posible asegurar ya que Lemmy morirá con las botas puestas —cosa que hasta hace bien poco hubiese jurado—, pero que con sesenta y siete años siga pariendo discos como Aftershock (2013), último hasta la fecha de Motörhead, indica que para nuestro hombre la edad significa (o parecía significar) lo que la justicia social para el FMI: nada. El trío que completan esas fieras llamadas Phil Campbell y Mikkey Dee firma la "réplica" que enuncia el título para corroborar una personalidad y una energía que se mantienen intactas álbum tras álbum. El cóctel de Little Richard, MC5 y Black Sabbath —regurgitados y acorazados— sigue haciendo estragos y generando excelentes canciones que, aun sonando a lo de siempre, gozan de una frescura increíble. Como es habitual, no faltan los matices entre los balazos de rock and roll metalizado: el blues de Lost Woman Blues (aunque acabe retumbando) y los aires psicodélicos de Death Machine —conectando a su manera con Hawkwind— y de la balada (o algo así) Dust And Glass; pero lo que manda es la velocidad, la potencia y el desenfreno rítmico. El mismo pesimismo existencial y político ("La mitad de tu vida no es verdad nena / La otra mitad son mentiras", "Hay que escapar cariño / No hay emoción solo miedo", "El tiempo pasa / Días y años / Solo tú y yo") y la única convicción firme ("Creo en el Rock'n'Roll / Creo en las canciones") se repiten en unas letras tan directas como la música, si bien el misterio último de su autor queda camuflado en ellas. Ese misterio que alimentan la rotundidad de cada nuevo trabajo de Motörhead y la figura impenetrable —por muy expuesta que esté—, incontestable e imperturbable de su cantante, bajista y alma: Lemmy Kilmister.
lunes, 27 de octubre de 2014
Aftershock
Después del achuchón sufrido el verano del año pasado, no sé si es posible asegurar ya que Lemmy morirá con las botas puestas —cosa que hasta hace bien poco hubiese jurado—, pero que con sesenta y siete años siga pariendo discos como Aftershock (2013), último hasta la fecha de Motörhead, indica que para nuestro hombre la edad significa (o parecía significar) lo que la justicia social para el FMI: nada. El trío que completan esas fieras llamadas Phil Campbell y Mikkey Dee firma la "réplica" que enuncia el título para corroborar una personalidad y una energía que se mantienen intactas álbum tras álbum. El cóctel de Little Richard, MC5 y Black Sabbath —regurgitados y acorazados— sigue haciendo estragos y generando excelentes canciones que, aun sonando a lo de siempre, gozan de una frescura increíble. Como es habitual, no faltan los matices entre los balazos de rock and roll metalizado: el blues de Lost Woman Blues (aunque acabe retumbando) y los aires psicodélicos de Death Machine —conectando a su manera con Hawkwind— y de la balada (o algo así) Dust And Glass; pero lo que manda es la velocidad, la potencia y el desenfreno rítmico. El mismo pesimismo existencial y político ("La mitad de tu vida no es verdad nena / La otra mitad son mentiras", "Hay que escapar cariño / No hay emoción solo miedo", "El tiempo pasa / Días y años / Solo tú y yo") y la única convicción firme ("Creo en el Rock'n'Roll / Creo en las canciones") se repiten en unas letras tan directas como la música, si bien el misterio último de su autor queda camuflado en ellas. Ese misterio que alimentan la rotundidad de cada nuevo trabajo de Motörhead y la figura impenetrable —por muy expuesta que esté—, incontestable e imperturbable de su cantante, bajista y alma: Lemmy Kilmister.
No fallan nunca. Me parece una de las bandas más regulares de la historia. Hacen siempre lo mismo y lo clavan. Incluso las baladas, sin ser como Love Me Forever o 1916 o Don t Let Daddy Kiss Me, suenan geniales. Cuando se retire Lemmy y cuelgue la Rickenbacker, el mundo será mas triste. Un abrazo, Gonzalo.
ResponderEliminarGenio y figura. Siempre al límite y haciendo justicia a esa frase tan extendida entre los rockeros: 'que tengamos salud para gastarla'...
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustó la comparación de Lenny y la edad con el FMI ;-D Velocidad y potencia son dos buenas palabras para definir la música de Motörhead. Un grupo de rock clásico y contundente. Pero la verdad es que yo me quedé en sus discos clásicos. De lo último poco oí de ellos; de todos modos a buen seguro que guardan su estilo y parte (o todo) de lo que fueron.
ResponderEliminarUn abrazo, Zalo. Muy buena entrada.
Sin Lemmy el rock and roll perderá parte de su sentido, Alex.
ResponderEliminarSiempre al límite, eso es, Aurelio.
Je je je, curiosa comparación, ¿eh? Te recomiendo cualquiera de los discos que ha grabado Motörhead en los últimos años, Javier, verás cómo Lemmy & company siguen en los más alto. Gracias.
Abrazos.
Joder ya lleva mucho tiempo esperando, Lemmy no se lo merece, y yo si que creo que de una manera u otra morira con las botas puestas (espero).
ResponderEliminarMe pongo con el disco amigo.
Abrazo,
Nada, no controlo nada a estos tíos, si a Lemmy en alguna grabación esporádica con Hawkwind. Algo deberá caer en esta casa de Motörhead, aunque solo sea por vergüenza roquera.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Con las botas puestas literalmente, Addison, je je je.
ResponderEliminarHablamos de pecado mortal, Javier. Su obra maestra es para mí "Overkill", por si quieres probar.
Abrazos, compis.
Tengo pendiente todavía este disco Gonzalo, pero seguro que es un cañón, Lemmy y sus chicos no suelen fallar.
ResponderEliminarAbrazos.
Tan bueno como puedas esperar, Savoy.
ResponderEliminarUn abrazo.