jueves, 6 de noviembre de 2014
Rodeo Tandem Beat Specter
Reafirma y corrobora Rodeo Tandem Beat Specter (2001) el magnífico rock and roll kamikaze de Thee Michelle Gun Elephant, si bien supone, asimismo, el final de una etapa. El grupo japonés desaparecerá solo dos años más tarde cuando Sabrina Heaven y Sabrina No Heaven —sus dos última entregas— hayan abierto nuevas y brillantísimas rutas, pero la separación cercenará dichos campos de investigación estética. Expuesto esto, añadimos que no estamos aquí para llorar lo que pudo haber sido, sino para celebrar lo que fue, y el álbum del que vamos a hablar fue mucho.
Rodeo Tandem Beat Specter —que quede claro— es una obra maestra como lo eran sus antecesores Gear Blues y Casanova Snake. High energy, garage, pub rock y rockabilly son llevados al paroxismo por TMGE en un ataque frontal en el que vuelve a destacar, dentro de un conjunto soberbio, ese alumno adelantado y feroz de Wilko Johnson que era Futoshi Abe. Las canciones se van sumando siempre excelentes, los músicos no saben de tregua alguna —ni siquiera en los breves e inquietantes interludios instrumentales: Beat Specter Buchanan, Beat Specter Garcia— y el sonido perfora los oídos desparramándose denso, intenso e inmisericorde por el cerebro. La melancólica potencia de The Readhead Kelly (quizá devastadora) clausura de modo sublime un disco en el que la prestancia técnica (que la hay, y mucha) se rinde al poder de las emociones transmitidas por el mejor rock and roll. Practicándolo, difícil encontrar bandas a la altura del cuarteto nipón antes, durante y después de su existencia. Lógico, pues, considerar a Thee Michelle Gun Elephant —ni más ni menos— como uno de los grandes nombres de todos los tiempos. Agárrense a él si dejaron pasar el carro en su momento.
Thee Michelle Gun Elephant? No tenía idea. La verdad es que lo que cuentas de este grupo japonés promete, o sea que los oiré.
ResponderEliminarPero entro más bien porque ayer te leí en el trabajo tu anterior post sobre España. Duras palabras las que has dicho, Gonzalo, pero con las que estoy de acuerdo, muy ciertas. Muchas veces aborrezco vivir en un país como éste en el que se permiten tantas injusticias y en el que parece que no damos aprendido la lección. A ver si vamos tomando conciencia y comenzamos a cambiar de verdad, no con cambios cosméticos que no significan nada sino con cambios de calado, profundos, que transformen la sociedad; creo que este país lo necesita, y mucho, si no esto no tiene remedio para muchísimos años. A veces merece la pena luchar y desembarazarse a toda costa de todo el miedo que te quieren seguir metiendo (en estos tiempos por partida doble). Un saludo, Zalo.
Vas a caer rendido, Javier. Grupazo de escándalo, ya verás. El poema es muy duro, cierto, pero son sentimientos que se agolpan ante un país en el que "se permiten tantas injusticias", como muy bien dices. Los cambios tienen que ser radicales: leyes anticorrupción claras y duras; una justicia rápida y efectiva; una subida del salario mínimo interprofesional de al menos doscientos euros mensuales; abolición de las últimas reformas laborales e igualdad de condiciones entre el trabajador y el empresario; reducir al máximo la subcontratación en el sector público; reducción de la economía sumergida y el fraude fiscal… Las cosas son difíciles, de todos modos. Hay algunas que no dependen del país directamente: esa gran estafa, por ejemplo, que permite al Banco Central Europeo prestar a lo bancos privados a un interés ridículo para que luego éstos compren deuda pública de lo estados debería ser impedida por la Unión Europea. Vivimos en el miedo, es así, pero habrá que intentar quitárselo de encima.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.
Vaya, qué potentes son!! Me gustan, auténticos. Abrazo, Gonzalo; buen descubrimiento.
ResponderEliminarMe alegra que te gusten, Javier. Yo adoro todos los discos que he escuchado de los japos (que son la mayoría).
ResponderEliminarUn abrazo.