jueves, 9 de julio de 2015
Chicago años veinte: la lupa sobre el hampa
Introduciendo las pretensiones (y las técnicas) didácticas del documental en la ficción, manteniendo la austeridad narrativa —nacida de la anorexia financiera— a pesar del presupuesto y los medios puestos a su disposición y dotando a la cinta de un ritmo perfecto en la sala de montaje, Roger Corman realizaba en 1967 y para 20th Century Fox La matanza del día de San Valentín, icónica película del cine de gánsters y, para muchos, obra maestra del santo y seña de la serie B. Alejado, pues, de su medio natural, el autor de El intruso (1962) relata conciso e implacable la famosa masacre del 14 de febrero de 1929 en Chicago —antecedentes, hechos y consecuencias—, y retrata certero la inhumana brutalidad que rodeaba la mítica figura de Al Capone y el mundo del crimen organizado.
El dinero del famoso estudio permite a Corman recrear con todo lujo de detalles —decorados, vestuario, utilería— la época y el lugar donde se desarrolla la historia, pero la pericia contadora del director y su sobriedad poniendo en escena son las aprendidas de la escasez pecuniaria, clave para agudizar la imaginación visual. Utilizando los flashbacks y la voz en off para enriquecer el film, no para entorpecerlo, Corman logra entretener y enseñar —no adoctrinar— sin que el ensayo histórico aburra al espectador ávido de emoción e intriga, ni éstas pierdan fuelle al alimentar el rigor y el conocimiento. Estamos, pues, ante un gran espectáculo capaz de tratar con respeto e inteligencia a su público. La tremenda plasmación de la violencia nace del verismo de Roger Corman, las adecuadas elipsis cuando ciertas escenas anuncian un momento truculento —nada más espantoso que la imaginación de cada uno— y la excelente troupe de actores, que transmite sin ambages ni hipérboles la dureza inmisericorde de los mafiosos y el miedo que provocan, en especial Jason Robards y su inolvidable Al Capone.
Superior en mi opinión a la serie de adaptaciones de Edgar Allan Poe que Roger Corman llevó a cabo, y en la que descansa mayormente su merecido prestigio, La matanza del día de San Valentín es referencia ineludible para todo aquél que se haya acercado con posterioridad al hampa en el cine. No hay sino que revisar la obras maestras del género dirigidas por sus alumnos privilegiados (Francis Ford Coppola y Martin Scorsese) o visionar la mirada lanzada a Al Capone por Brian de Palma en Los intocables de Eliot Ness (1987): la influencia está ahí. Solo por ello habría que aplaudir la película de Corman, pero son muchas más sus virtudes, y son ellas las que le hacen seguir mereciendo nuestros elogios casi cinco décadas después de su estreno.
Me suena que la he visto pero no recuerdo bien. Después de leerte me apetece muchísimo verificarlo. La que sí que me acuerdo perfectamente de Corman es El hombre con rayos X en los ojos. Un abrazo, crack.
ResponderEliminarTe va a encantar, Johnny, verás cómo "El padrino" o "Uno de los nuestros" tienen algo de la película de Corman. "X" es muy buena; también te recomiendo de Corman "El intruso", que menciono en la entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una obra maestra con ese realismo cercano y paisano del cine B, es imprescindible que este cine se manche de la narrativa típica del documental y que las camaras narren hechos como en este tipo de film, cerca de los personajes y testigos de lugares y situaciones, una gran cinta, mi pelicula de serie B favorita junto a El Demonio de las Armas de H. Lewis.
ResponderEliminarBuen recuerdo Gonzalo.
Un abrazo.
Mira que me gusta el género pero nunca he visto el film del bueno de Corman intentando siempre hacer de las carencias virtudes.
ResponderEliminarAbrazo.
"El demonio de las armas" es aún mejor, Addison, una película perfecta y que maneja las limitaciones económicas con sabiduría extrema.
ResponderEliminarAquí había dinero, Agente, pero Corman mantuvo su sobriedad característica: el capital no le hizo perder el norte. Intenta ver esta "matanza", te la recomiendo sinceramente.
Abrazos.
Abrazos.
Tu entrada me incita ineludiblemente a reconocer que los mafiosos son los que mejor se lo montan en las películas del género. Bueno, ¿de qué mafiosos hablamos?. Hemos pasado de los de Chicago a los de la Troika, en todo caso son los que siguen detentando el poder. Seguramente los hechos narrados en la película de Corman no se acercan, ni de lejos, a las barbaridades que se cometen hoy en día. Antes había más clase, lo malos eran malos de verdad; ahora los buenos son peores. Si veo la película, la pillaré. Me gusta la sangre.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
No sé si mejores o peores, pero al menos más valientes. Los de ahora bombardean desde el aire a la población indefensa o la matan de hambre especulando con el capital virtual. Aquí hay sangre, Javier, y se explica de dónde viene.
ResponderEliminarUn abrazo.