lunes, 12 de diciembre de 2016
Parque de San Isidro
Atravesándolo a primera hora de la mañana
con la excusa de ir aquí o allá,
pero a la búsqueda de esa felicidad fugaz
que niega en sus lindes el tanatorio.
Cruzándote con rostros ligeramente conocidos,
sin la confianza para saludarles,
sin la suficiente relación
como para haber empezado a odiarles.
Mirando unos árboles
que sigues sin saber clasificar,
igual que el ideograma chino
mil veces visto y nunca comprendido.
Manchando las botas de barro
por la lluvia del día anterior,
mientras los pájaros te alegran
con su constante movimiento.
Engañando a la muerte
gracias a la luz solar y los colores otoñales
de un parque tantas veces pisado
e incapaz de decepcionarte.
Por aquí de nuevo
ResponderEliminardespués de una mano rota
escribiendo con un solo huevo
y así me va sin encontrar la jota
ni la pe ni la a siquiera,
y es que me veo como un suevo
bajando con una hechicera
pontificio en una noche loca
y ahora me toca
lamentarme y lloro tanto que lluevo.
(Abrazos mil)
JdG
No me lluevas tanto, querido Javier, ya lo hago yo por ti. Esperamos tus nuevos textos.
ResponderEliminarAbrazos.
Intentaré hacer algo, aunque con dos dedos rotos me cuesta un huevo.
EliminarAbrazos,
JdG
Así mola más el parque de San Isidro. Abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Johnny. Tú has estado en él.
ResponderEliminarAbrazos.