lunes, 26 de diciembre de 2016
The Southern Harmony And Musical Companion
"Muy abundante y copioso": así define el adjetivo "exuberante" la Real Academia Española. Es el primer vocablo que acude a mi cabeza —exuberante— cuando me dispongo a escribir sobre The Southern Harmony And Musical Companion (1992), segundo plástico de los Black Crowes y confirmación de un grupo espléndido que aún seguirá creciendo. Canciones largas, frondosas, profundas, ambiciosas que, sin embargo, poseen la cercanía del primer rock and roll o el punk; quizá ahí se halle la clave de un elepé que amplía y perfecciona lo que ya era un debut tan brillante como Shake Your Money Maker.
Explosivo e inmejorable, el tándem de singles que abre el disco es de ésos que deja boquiabierto a cualquiera. Sting Me y Remedy conforman una carta de presentación soberbia, rock armado e imponente que huele a blues, a funk, a soul y a gospel pero que lleva el sello ya inconfundible del sexteto. Las guitarras de Rich Robinson y el a la sazón nuevo miembro Marc Ford suenan a gloria, riffs y punteos heredados de los mejores Stones, Humble Pie, Faces, Lynyrd Skynyrd, Allman Brothers Band o ZZ Top, sin que sepan a rancio o antiguo, sino a plena actualidad. Chris Robinson exhibe su fantástica y pasional voz, la base rítmica —Steve Gorman y Johnny Colt— arde y eleva el conjunto, y el sexto cuervo, Eddie Harsch —que ha incrementado lo que era un quinteto en el ínterin que va del primero al segundo de los trabajos del grupo—, aporta el ingrediente extra que da plenitud a la propuesta de los de Georgia: sus teclas. Thorn In My Pride empieza siendo folk de suave electricidad para ganar en intensidad en su segunda mitad, intensidad a la que las doce cuerdas de Robinson y Ford y los coros de Barbara y Joy no son ajenos. Tremenda y fornida balada, Bad Luck Blue Eyes Goodbye lleva insertada en su cadencia la herencia de Led Zeppelin pero con la rúbrica genuina de los hermanos Robinson. Sometimes Salvation mantiene el tempo lento del tema que le ha precedido, permitiéndonos gozar de todos los matices instrumentales de la banda cocinando con un gusto exquisito una partitura que es fácil ligar a Free y al blues rock en general.
Si la primera mitad de la función ha sido excelsa y ciertamente avasalladora, la segunda no quiere quedarse atrás. Hotel Illness es un delicioso guiño a Sus Majestades Satánicas más norteamericanas, las de Sticky Fingers y Exile On Main St., que da paso a los Crowes más crudos y psicodélicos, también los más agresivos. Ya sea Black Moon Creeping o No Speak No Slave, el grupo prende fuego a las canciones tirando de electricidad, wah-wah y percusiones altivas, y logrando una intensidad extraordinaria. No pierde la incandescencia My Morning Song, protagonizada aquí por la slide guitar y unos solos siderales emitidos por las seis cuerdas y sus dueños. Una notable versión del Time Will Tell de Bob Marley permite al álbum terminar de una manera relajada y descansar de la avalancha rocker que ha exaltado nuestro espíritu y nos ha hecho disfrutar al máximo del poder y la categoría de los autores de Amorica. Quien esto ha escrito quizá prefiera dicho tercer elepé o Lions antes que este The Southern Harmony And Musical Companion, pero cuando se trata de manjares tan suculentos hay que olvidarse de comparaciones y degustarlos todos ellos.
Uno de mis cnco discos básicos de los noventa. Una obra maestra tras otra. Y eso que me costó varias escuchas entrar en los detalles tras un debut tan brillante como directo. Coincide además que me pillas en pleno revival noventero por lo que dejo de escribir y me voy a desempolvar el LP, que aún lo conservo.
ResponderEliminarSin duda uno de los mejores discos de los noventa. Que haya sido feliz la escucha, Tarquin.
ResponderEliminarUno de esos casos que no consigo llegar a un acuerdo conmigo mismo, ¿cual de los tres primeros discos de los Crowes es mi favorito?...por decirlo de una manera, éste es el más suculento, el más exuberante como muy bien dices, una formación en estado de gracia haciendo de la tradición modernidad sin traiciona a ninguno de los dos términos.
ResponderEliminarSaludos
Yo me quedo con "Amorica", pero creo que el segundo me gusta casi igual. En estado de gracia han estado siempre nuestros queridos cuervos.
ResponderEliminarAbrazos, Addi.