lunes, 20 de febrero de 2017
The Bells
Mantener el nivel de Street Hassle y Take No Prisioners —ambos de 1978 y dos de los máximos logros creativos de su carrera— era algo realmente difícil, pero Lou Reed iba a publicar al año siguiente un álbum casi tan brillante y personal como aquéllos: The Bells. No es posible hablar de él sin empezar por el final, o los imponentes nueve minutos de la sinfonía que —entre el rock, el free jazz y la música clásica— da título al elepé partiendo del obsesivo y genial poema del mismo nombre escrito por Edgar Allan Poe. Pieza esencial de la obra de Reed, The Bells escapa en su extraño fluctuar a definiciones manidas o académicas, pero es capaz de generar las sensaciones más radicales y contradictorias—ansiedad, tensión, éxtasis, desconcierto, incomprensión…— en el oyente. La voz y la guitarra de Lou Reed, el bajo de Ellard Boles, la trompeta de Don Cherry, el saxo y el Fender Rhodes de Marty Fogel, la percusión de Michael Suchorsky, el sintetizador de Michael Fontara (y otros teclados si no me equivoco) construyen una suite cantada absolutamente impresionante que da sentido a todo el elepé, elevándose por encima de los ochos temas que la han precedido y clausurándolo de la más extrema de las maneras imaginables.
No hay que despreciar, por supuesto, las otras ocho canciones mencionadas. Stupid Man es una miniatura saltarina que Lou Reed compone con Nils Lofgren, músico que imagino no es necesario presentar a ningún aficionado al rock and roll. Disco Mystic funciona como un hipnótico, repetitivo, paródico y muy atractivo acercamiento a los ritmos que dominaban las discotecas a finales de los setenta. La cadencia y el sonido de I Want To Boogie With You podían haberla situado en Street Hassle. With You enlaza por ligereza y brevedad con Stupid Man, no en vano interviene Lofgren de nuevo en la coescritura. Boogie-woogie y jump blues empapan la fuerza rocker de ese vendaval llamado Looking For Love, al que se yuxtapone el tercer y último corte en el que Nils Lofgren colabora con Reed, City Lights. Denuncia del trato que el vergonzoso Comité de Actividades Antiamericanas y las autoridades estadounidenses dieron a Charles Chaplin tras la Segunda Guerra Mundial, la canción es al mismo tiempo un precioso homenaje al gran cineasta inglés y su maravillosa película Luces de la ciudad y una crítica a un país que se supone "una tierra de libertad", como canta el autor de Berlin. (Señalar como curiosidad que Marty Fogel toca aquí la ocarina, instrumento no muy habitual en los discos de rock.) All Through The Night habla sobre las aves nocturnas que tan bien conoce Lou Reed, y lo hace cantando por encima de las voces de fondo de unas personas reunidas. Families es el último de los temas antes de que The Bells haga su acongojante aparición. Seis minutos de repaso familiar expresados sobre un motivo simple pero adictivo que no cesa de repetirse, y que dan paso a todo lo que hemos expresado en el primer párrafo de este texto. O el punto y final de un trabajo imprescindible aunque solo fuera por el inabarcable corte que lo cierra y eleva a los altares.
Es curioso, poco se menciona este álbum siempre, pero a mi me gusta, sin ser su mejor álbum es buenos hablar del mismo, porque incluye temas excelentes.
ResponderEliminarAbrazos.
Este disco lo ignoré bastante durante mucho tiempo, demasiado concentrado en otros. Fue tras la muerte del maestro que me hice con él (ni siquiera lo tenia) y entendí la valía del disco. Más vale tarde que nunca, por lo demás coincidencias totales en apreciaciones. Poe y Reed sólo puede dar como resultado una obra densa pero poética.
ResponderEliminarAbrazos
Sobre todo el último y homónimo, Savoy, de los mejor de su carrera.
ResponderEliminarLa amalgama de Poe y Reed es aquí soberana, Addi. Nunca es tarda, ya sabes, la obra de Reed tiene muchas cosas como para quedarse solo con "Transformer" o "Rock N Roll Animal".
Abrazos.
Me ocurre un tanto como a Addi. Tengo dos Lous en mi cabeza. Hasta "Street Hassle" lo seguí año a año, disco a disco. El otro, el que parte desde esa última obra mencionada, ocupa una parcela que voy recuperando trabajo a trabajo, porque en el momento en que las publicaba ya no me interesaba tanto. Este "The Bells" entra de lleno en esa segunda etapa y, hay que decirlo, se complementan. Es como ir cerrando poco a poco un círculo que sirve para engrandecer al artista y, de paso, enriquecer aun más al oyente.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Creo que ya lo hemos comentado, Javier. Pues, como te dije, hay obras extraordinarias como "The Blue Mask", "New York" o "Lulu" que no debes dejar de catar (me imagino que ya habrás escuchado alguna de ellas); y, por supuesto, este "The Bells".
ResponderEliminarUn abrazo.