lunes, 24 de abril de 2017
Psychedelic Pill
Soy Neil Young, tengo sesenta y seis años, hago lo que me da la gana y estoy más vivo que nunca. Es lo que se me ocurre que pudiera haber pensado el maestro de Ontario tras registrar con sus compañeros de Crazy Horse los cerca de veintiocho minutos de Driftin' Back, la pieza extrema que abre Psychedelic Pill, su segundo en disco en 2012 después de haber publicado meses atrás —asimismo en compañía del trío eléctrico— Americana. El concepto improvisador de Young y Crazy Horse es alargado hasta el infinito —como si se hubieran tragado la pastilla psicodélica que da título al álbum—, reestructurando sónicamente el ideario hippie de los sesenta mediante la distorsión y el ruido patentados por la crudeza de las guitarras y la base rítmica de los autores de Zuma. Así las cosas, no es de extrañar que el trabajo al completo se acerque a la hora media y que de las ocho pistas restantes dos superen el cuarto de hora, duración en realidad enorme pero que parece nada en comparación con el primer corte.
Como si quisiera jugar al despiste, Driftin' Back comienza siendo una canción acústica para mutar en el monstruo de rock duro que acaba deviniendo. Evidentemente, no hay canon alguno que obligue a llevar a la media hora el tema. Neil Young, Poncho Sampedro, Billy Talbot y Ralph Molina siguen sus instintos ácidos sin cortapisas hasta completar lo más parecido a un viaje astral hecho de notas musicales. Psychedelic Pill —tremendo contraste— no pasa de los tres minutos y medio y hace honor a su nombre, pues es pura psicodelia lo que contiene. Ramada Inn, sin embargo, se va hasta casi los diecisiete y utiliza riffs y acordes de mucha emoción para vertebrar las diferentes jams que se suceden entre estrofa y estrofa cantada. Born In Ontario retoma la brevedad con el objetivo de reivindicar el origen canadiense de Young.
El segundo CD lo inicia la igualmente corta Twisted Road, cuyos dos primeros versos reviven una sensación por mí también experimentada:
"La primera vez que escuche Like A Rolling Stone
Sentí su magia y me la llevé para casa".
She's Always Dancing hubiese encajado —¡qué diáfanos, expresivos e incluso solemnes los solos de Young!— muy bien en el olvidado Sleeps With Angels o en el parido con Pearl Jam Mirror Ball. For The Love Of Man es una balada muy bonita que aparece aislada al contrastar con la descarga de vatios que le ha precedido y la que Walk Like A Giant va a continuar. En la línea de Ramada Inn o She's Always Dancing, el tema está hecho de la misma materia con la que se construyeron Cortez The Killer, Like A Huricane u Over And Over —sin volar tan exageradamente alto, pero tampoco quedando muy lejos—, y es el tercero en superar los quince minutos. Una remezcla de Psychedelic Pill culmina un disco muy notable de uno de los artistas más personales y prolíficos que la era del rock and roll —con su muerte, la de Dylan, la de Little Richard y la de los miembros vivos de Beatles y Stones habrá llegado a su fin— ha conocido. Valiente y heterodoxo también (a su puta bola, en román paladino), aunque eso se dé por descontado citando de nuevo Driftin' Back, la pieza extrema que abre…
El último, de momento, gran album de Neil grabado, como no podía ser de otra manera, con los mejores Crazy Horse. Un viaje psicodélico y ácido a la vez, distorsionado y curtido por décadas de riffs e himnos, de una base rítmica que, en sus mejores momentos, como éste, ha funcionado como una apisonadora de los sentidos. En tan poco tiempo desde su publicación (2012) ya se ha convertido en todo un clásico.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Si bien tras este, Neil ha facturado algún buen disco, entre publicaciones un tanto sinsentido, la verdad es que "Psychedelic Pill"es en mi opinión el último disco grande (en mayusculas) de Neil Young.
ResponderEliminarMagnifica reseña para no perder la habitualidad.
Un abrazo.
Este disco es una gozada, lo mires por donde lo mires, no sé si se tomaron pastillas, lo que si está claro es que se marcaron Tío Neil y sus secuaces un disco de tomo y lomo. Pude verles en Biarritz en la gira de este disco, y escuchar temas de 17 minutos y notar que podrían haber seguido 10 más era algo glorioso.
ResponderEliminarSi que es cierto, que no parece un disco de 2012, sino de 20 o 30 años atrás pero sonando mejor si cabe, con los medios de ahora.
Tendrías que haber empezado... soy Neil Young, tengo 66 años y hago lo que me sale del miembro... Olé.
Abrazos.
De acuerdo con Javier de Gregorio con lo de 'el último, de momento, gran álbum de NY'. Un álbum fantástico y de lo mejor que nos ha dejado Neil Young últimamente.
ResponderEliminarYo, después de este disco, he dejado de seguir a Young, la verdad es que me da pereza, Javier. Sí, "Psychedelic Pill" es probablemente ya un clásico de su discografía.
ResponderEliminarTe digo lo mismo que a Javier, Addi. Y muchas gracias por lo de la reseña.
No pude estar en Iparralde en aquella ocasión, una pena. Sí, es un disco de otro tiempo. Ese comienzo del miembro te lo dejo para ti, Savoy.
Un disco magnífico, Benet.
Y abrazos para todos.
ResponderEliminarUna gozada este pildorazo. Y además me trae muy buenos recuerdos de su directo en Biarritz. Abrazos.
ResponderEliminarPena no haber estado ahí con vosotros, Johnny. Y, sí, un pildorazo de aúpa, lo sigo escuhando asiduamente.
ResponderEliminarAbrazos, jefe.