lunes, 3 de julio de 2017
Ramones
"Hey ho, let's go! Hey ho, let's go! Hey ho, let's go! Hey ho, let's go!" Ésa es la señal para recuperar la pureza, la sencillez y la elegancia del rock and roll fundacional; los cuatro míticos monosílabos que abren Blitzkrieg Bop y el debut homónimo de los Ramones —clásico universal del punk rock parido en 1976— en defensa de aquella música que en la segunda mitad de los cincuenta y la primera de los sesenta había logrado una revolución sonora, cultural y social acorde a las generaciones de adolescentes criados después de la Segunda Guerra Mundial. Little Richard, Jerry Lee Lewis, los Beach Boys, los Beatles, etc. y sus canciones festivas e instantáneas habían sido sustituidos por un rock duro y progresivo que dejaba fuera del negocio a quien no tuviera una técnica muy depurada con su instrumento u osara afirmar valores como el entretenimiento, la diversión y la inmediatez. Es en este contexto donde se desarrolla el grupo neoyorquino y el movimiento punk a mediados de la década de 1970: hay avidez de noches locas, temas cortos y pocos acordes. Aunque también de ruido y distorsión, ojo, pues son la Velvet Underground, los Stooges, MC5, los New York Dolls o Alice Cooper los otros referentes que se manejan. A todas estas influencias hay que sumar, en el caso de los Ramones, los famosos grupos de chicas que los sesenta triunfaban en Estados Unidos, Shangri-Las, Supremes o Ronettes entre ellos.
A pesar de todo lo que hemos dicho y de la delimitación que hemos hecho de los referentes artísticos de los autores de Too Tough To Die, el sonido que crean y plasman en Ramones es personalísimo. Los catorce cortes que en menos de media hora completan el elepé hablan de un estilo único e inconfundible, sello de la banda hasta su desaparición y matriz que dará lugar a una discografía sobresaliente desarrollada a base de mínimas variaciones. La simplicidad de los riffs de Johnny, las líneas de bajo de Dee Dee y la percusión de Tommy y el romanticismo macarra de la voz de Joey esculpen composiciones deliciosamente perfectas que en vano han tratado de copiar miles de grupos en todo el planeta hasta el día de hoy. Si bien no hay duda de que clásicos como la mencionada Blitzkrieg Bop, Beat On The Brat, I Don't Wanna Go Down To The Basement, Loudmouth, Havana Affair, Listen To My Heart o la versión del Let's Dance de Chris Montez (asombrosamente convertida en canon ramone) escriben lo que se conocerá desde ese momento y en adelante como música punk, también hay sitio para que el lado pop del cuarteto —ése que llevaba muy dentro su cantante— asome en I Wanna Be Your Boyfriend (que huele a los Byrds por los cuatro costados). Apunte interesante para tener el cuadro completo de una obra maestra incontestable y uno de los últimos debuts realmente transcendentales de la historia del rock and roll. Hey, ho, let's go!!!
Si este disco no te activa, algo falla. Y si te activa demasiado, también. A mi me pasa lo segundo.
ResponderEliminarAbrazos.
Es que tú eres un enfermo del rock and roll, Jorge. Este grupo y este disco nos une a muchos.
ResponderEliminarAbrazos.
Los Ramones salvaron el rock, así de claro. Su apuesta fue fundamental para recobrar las raíces salvajes del rock básico y contundente, asentar las bases de las nuevas tendencias musicales y, de paso, patear el culo a los dinosaurios. No conozco a nadie, absolutamente a nadie, que no le gusten los Ramones, eso lo dice todo sobre la banda de Queens.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Lo salvaron y, durante sus dos décadas de carrera, no cedieron unn ápice. Y tu reflexión va a misa, Javier.
ResponderEliminarAbrazos.
Nunca me había parado a pensar en ese olor que mentas de I Wanna Be Your Boyfriend. Con los Ramones siempre estamos a muerte. Abrazos.
ResponderEliminarPara mí está claro lo de los Byrds en ese tema, Johnny. Escúchalo si puedes y me das tu opinión.
ResponderEliminarAbrazos.