lunes, 10 de julio de 2017
Rock N Roll Animal
Reelaborar, reconstruir, reformar: eso es lo que siempre ha hecho Lou Reed en directo con sus trabajos de estudio. Si en éstos encontramos una variedad asombrosa ligada al riesgo y a la inquietud artística, las constantes mutaciones que sufren en vivo —materia orgánica que se transforma e incluso distorsiona en busca de visiones diferentes de la idea original— nos hablan de una de las voces más creativas, inconformistas y definitivas de las música que da nombre al disco del que nos disponemos a hablar.
Rock N Roll Animal (1974) lleva cuatro canciones de la Velvet Underground (más una de Reed en solitario) a terrenos más ortodoxos u oficiales (los casos de Heroin y White Light/White Heat son palmarios) de lo que se conoce como sonido rock, si bien las nuevas lecturas sobre el escenario de los originales y su duración confirman lo dicho en el primer párrafo sin entrar en contradicción. La introducción que añaden Steve Hunter y Dick Wagner al Sweet Jane que abre el elepé sirve de ejemplo y revela el protagonismo que ambos guitarristas van a tener. Heroin es alargada hasta los casi trece minutos y convertida al rock progresivo. El tema alterna momentos lentos con otros acelerados de claro carácter funk, aprovechando Ray Colcord uno de los primeros para colar con su teclado unas notas de Bach que inevitablemente hacen pensar en Jon Lord, Deep Purple y Made In Japan, aunque allí fuese Holst el compositor homenajeado. El desaforado rock disonante y protopunk de White Light/White Heat en su versión para el disco del mismo nombre pasa a ser hard rock de primera categoría y guitarras incendiarias en las tablas neoyorquinas, mientras que Lady Day es el corte que menos se aleja de lo registrado —excepción hecha de la instrumentación— en Berlin, el que fuera tercer y estremecedor plástico de Lou Reed. Queda solo el Rock 'N' Roll para rematar un concierto que en realidad es solo medio, y del que no conoceremos su práctica totalidad hasta que en 1975 Lou Reed Live complete el espectáculo llevado a cabo un 21 de diciembre de 1973 en Nueva York. No tan destacada ni específica como la de Sweet Jane, el segundo de los temas traídos de Loaded consta asimismo de una introducción, aun insertada en la canción, que prologa los diez fantásticos minutos de reivindicación de la música del diablo en los que las guitarras solista y rítmica de Wagner y Hunter —quien ya había versionado Rock 'N' Roll con el grupo de Mitch Ryder, lo cual no pasó desapercibido para Reed— brillan absolutamente. El final, pues, de un elepé ya clásico en directo, faceta tan importante como la elaborada en el estudio para comprender integralmente la obra de uno de los cuatro o cinco nombres propios más grandes que han dado los acordes y ritmos patentados por Chuck Berry y Bo Diddley.
Obra maestra total. Disco de rock solidificado y viscoso pero de una intensidad metafísica inapelable. Para escuchar como si de la misa mayor se tratase.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que la aportación de Hunter & Wagner en este disco es fundamental. A la colaboración de Hunter con Mitch Ryder que comentas, añadiría las de Wagner en los mejores trabajos anteriores de Alice Cooper. Reed siempre se supo rodear de buenos músicos. El disco es soberbio, una punzada de adrenalina que inyecta la más pura savia del rock en el oyente.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Nuestra misa mayor, claro que sí, Addi.
ResponderEliminarLas guitarras de ambos son protagonistas, sin duda, Javier. Y por supuesto lo de Alice Cooper. Esto es lo que nosotros entendemos como rock.
Abrazos.
Es cierto, este disco lleva a terrenos más ortodoxos el legado velvetiano. Un discazo que me marcó. Abrazos.
ResponderEliminarCreo que marcó a mucha gente de nuestra generación, Johnny.
ResponderEliminarUn abrazo.