jueves, 19 de octubre de 2017
Sabotage
Cuatro tipos bastante feos y de discutible indumentaria llamando al Sabotage delante de un espejo es lo que nos enseña la portada del sexto álbum de Black Sabbath, publicado en 1975. Tan horrenda imagen esconde el último de los plásticos imprescindibles de la primera etapa del grupo británico, que, ya sin Ozzy Osbourne y en los años ochenta, grabaría dos elepés espléndidos con Dio y uno con Ian Gillan al que el tiempo, dependiendo de con quien se hable, ha hecho ganar enteros.
Separadas por una miniatura acústica e instrumental —Don't Start (Too Late)—, Hole In The Sky y Symptom Of The Universe abren el disco sin miramientos, contundentes piezas de heavy metal pensadas para arrasar cuanto se interponga entre ellas y el oyente. Sin embargo, la segunda de las dos se transforma en su último tercio, de la más inopinada de las maneras, en alegre folk sacado de alguna fiesta hippie. Megalomania justifica con su título sus cerca de diez minutos de delicioso rock psicodélico, metálico y progresivo, cuyos riffs han sido tomados a Tony Iommi por docenas de guitarristas. No menos influyente ha sido el riff principal de Thrill Of It All, canción asimismo mutante que de medio tiempo seco y agresivo pasa a hard rock sinfónico en el que Iommi, además de la guitarra, toca piano y sintetizador. Supertzar es un corte instrumental de épicos o terroríficos coros (según sensibilidades) a cargo del English Chamber Choir. Aroma pop es lo que desprende Am I Going Insane (Radio)… todo lo pop que la voz de Ozzy permite, claro. El bajo de Geezer Buttle y el sintetizador de Iommi configuran la estructura sonora del tema, uno de los más peculiares jamás grabados por el grupo inglés. The Writ sigue la senda de Megalomania en cuanto duración y diversidad de estilos (en algún momento el cuarteto parece Pink Floyd) hasta que Blow On A Jug (oculta y sin nombrar) pone breve y juguetón fin al elepé con un Bill Ward que deja sus baquetas y se sienta al piano y hace coros.
Ni Technical Ecstasy ni Never Say Day! estarían ya a la altura de la obra previa de Black Sabbath, y habría que esperar hasta que la llegada de Dio y Heaven And Hell volvieran a poner las cosas en el sitio en el que Sabotage las había dejado. El de una banda única y legendaria que este 2017 nos ha dejado definitivamente. O eso parece.
Me ha sorprendido ese comentario, casi al terminar, cuando hablas de los dos temas finales del álbum, en el que llegas a comparar su sonido con el del PF del 75 (el de "Wish You Were Here", su última gran obra), y el no haber escuchado este "Sabotage" ya me inquieta un puntito, tendré que comprobarlo. Los Sabbath supieron deshacerse de Ozzy en el momento oportuno y, como bien dices, hasta la entrada de Dio no vuelven a tomar vuelo (la etapa de Gillan no la controlo, y para un fan de los Purple, pues como que está mal visto...)
ResponderEliminarCreo que en más de una vez hemos comentado la gran importancia de la banda de Birmingham en todo el desarrollo del heavy, del metal, del doom y del stoner ahora, del buen rock en definitiva. Me costó entrar en su música en principio, la imagen que transmitían me parecía de los más hortera y eso me retrajo, dejando de lado sus maravillosos primeros trabajos.
Abrazos,
JdG
Ya verás cómo algún fragmento de "The Writ" te hace pensar en Pink Floyd, Javier. Con Dio BS voló muy alto y el disco de Gillan, "Born Again", tiene detractores y defensores por igual. Yo tardé años en escucharlo, pero soy de los segundos. La imagen de la banda inglesa ha sido siempre muy chunga, menos mal que la música es lo contrario. ¡Ya puedes remediar la falta de "Sabotage" en tus estanterías!
ResponderEliminarAbrazos.
Como fan irreverente de Sabbath estoy de acuerdo en casi toda tu entrada. No soy tan fan de este álbum pero prometo escucharlo de nuevo con tus orejas, a ver si mejora mi opinión de este álbum. No lo tengo a tanto nivel como los cinco anteriores. Sobre todo porque creo que Ozzy ya hace un trabajo flojo. Aunque Iommi lo compensa, desde luego. Un saludo.
ResponderEliminarA mí sí me parece un elepé muy notable, Rockologia. "Hole" y "Symptom", en concreto, constituyen un comienzo imparable con un Ozzy pletórico.
ResponderEliminarSaludos.