lunes, 21 de enero de 2019
Sleeps With Angels
Aparte de los dos álbumes que grabó en los años ochenta con Crazy Horse (Re-ac-tor y Life), Sleeps With Angels (1994) es el disco más olvidado de los diez u once que Neil Young ha publicado en estudio —a lo largo de cuatro décadas— con el grupo con el que ha alcanzado cotas de belleza eléctrica inigualables. Marcado por la muerte de Kurt Cobain, en cuya nota de suicidio citaba unas líneas del Hey Hey, My My (Into The Black) de Young, aunque estuviese muy avanzado cuando Cobain decidió bajarse del tren, el elepé no brilla como Ragged Glory o Broken Arrow, pero goza de momentos muy notables que demuestran injusto el que tan poco se hable de él.
Hasta que descarga la tormenta de quince minutos en Change Your Mind, sexto corte del trabajo, hay poca distorsión en el camino de folk, country y hermosas canciones que recorremos, a excepción —precisamente— del breve y abrupto recordatorio del cantante y guitarrista de Nirvana que da título al conjunto y de la que pueda llevar Prime Of Life. No es Change Your Mind una hazaña como las de Cortez The Killer o Love To Burn, pero su duración y sus voltios llevan el sello de autenticidad y guerra de los autores de Everybody Knows This Is Nowhere. Neil Young, Poncho Sampedro, Billy Talbot y Ralph Molina no saben de concesiones, y si una idea melódica ha de ser prolongada durante un cuarto de hora mediante improvisaciones y acoples que alteren su sentido básico, se hace: ése es el espíritu de Crazy Horse y su jefe. Blue Eden es un blues poderoso y desafiante cuya duración (por encima de los seis minutos) iguala Safeway Cart, si bien aquí el cuarteto fabrique sonidos progresivos en los que ecos de funk, techno y afterpunk dan con una atmósfera muy especial. Train Of Love retoma un tema de los cinco primeros (Western Hero) con letra diferente. El folk psicodélico de Trans Am choca con la certeza punk de Piece Of Crap, que contrasta igualmente con A Drean That Can Last, dominado por un piano honky tonk que ya había abierto My Heart, inicio de un Sleeps With Angels que en su duodécima pieza llega a su fin. Aunque no le pongamos un sobresaliente, veinticinco años después de haber visto la luz sigue mereciendo la pena recomendarlo.
Por supuesto que merece la pena recomendarlo. En los inicios de esa década noventera la recuperación de Young es evidente. Su "Ragged Glory" es muestra patente, también "Harvest Moon". Aunque no llega al nivel de estos dos últimos, "Sleeps With Angels" es un disco muy Crazy Horse también, quizás de los últimos en los que el sonido de la banda corre con potencia por sus surcos.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
"Ragged Glory" y "Broken Arrow" los veo por encima de "Sleeps", aunque está claro que aquí Young y Crazy Horse brillan mucho. Y, sí, la década de los noventa fue la de la recuperación para el tío Neil.
ResponderEliminarUn abrazo.
Efectivamente es un disco del que se habla poco, y por supuesto no es "Ragged Glory" pero es un disco que me encanta, y ese "Change your mind" es una catedral musical de primer orden, muy buen recuerdo Gonzalo.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí, es un disco que no hay que olvidar. "Change Your Mind", como digo, no la pongo tan alto como otras proezas eléctricas de Young y Crazy Horse, pero es muy buena.
ResponderEliminarUn abrazo, Addi.
No es un mal disco, si señor, no una obra maestra, pero si con muchos momentos tremendos.
ResponderEliminarAbrazos.
Eso es, Savoy.
ResponderEliminarUn abrazo.
si alguien penso que iba a seguir facturando ragged glories ... eso de estarse quieto no va con el. quiza le falte algo de unidad ... no se porque metio piece of crap. no pega ni con cola con el tono del album
ResponderEliminarHay mucha variedad en el disco, sí, quizá demasiada.
ResponderEliminarUn abrazo, J.