lunes, 18 de febrero de 2019
Speak No Evil
El 24 de diciembre de 1964, un mes antes de registrar el primer elepé del crucial segundo quinteto de Miles Davis (E.S.P.), tres de sus hacedores se reunían en la otra costa del país para grabar el soberbio Speak No Evil. Wayne Shorter y su saxo tenor lideraban un grupo en el que Herbie Hancock tocaba el piano y Ron Carter pulsaba las cuerdas del contrabajo. ¿Que quién se ocupaba de trompeta y batería si no estaban Davis y Tony Williams? Pues Freddie Hubbard y Elvin Jones. Lo sé, abrumador. Como el disco. Facturando hard bop y jazz modal correspondientes al espíritu de Blue Note y el estudio de Rudy Van Gelder donde se reúnen, los cinco intérpretes encuentran el ambiente y la inspiración exacta en los seis temas que trae Shorter a la sesión. Las improvisaciones son esculturales, surgen asombrosas de los vientos y las teclas apoyadas por una base rítmica excepcional en todo momento. Qué líneas melódicas nos regalan en cada uno de sus solos Shorter, Hubbard y un Hancock especialmente fértil mientras que las baquetas de Jones y los dedos de Carter dan la cohesión acústica, la continuidad a lo que individualmente pintan los otros tres. No creo exagerar si digo que pocas veces cinco músicos han sonado tan majestuosamente, fundiéndose en una armonía eterna que nace por igual de las capacidades técnicas de cada uno que de la conciencia de banda cuyos criterios estéticos individuales navegan en pos de una idea concreta buscada por el autor último del plástico. No significa esto que Wayne Shorter no deje libertad a sus compañeros, exactamente lo contrario afirmaría yo: que su audacia particular se subordine a un objetivo no quiere decir que se ausente o transija. Ahí está el secreto o, mejor, la clave. Hancock, Hubbard, Jones y Carter despliegan todas sus habilidades —todas—, pero las dirigen de manera diferente a como lo hacen, hacían o harán con Ornette Coleman, John Coltrane, Miles Davis o en solitario. Sean más o menos afortunadas mis disquisiciones, en fin, quédense con el meollo de lo expuesto: Shorter, Blue Note, Van Gelder y un día de nochebuena inolvidable para dar con una obra maestra absoluta llamada Speak No Evil.
NOTA: Esta entrada se la dedico al Agente Cooper y su Long Black Limousine, de quienes, por desgracia, no sabemos nada hace más de tres años.
Hablábamos el otro día del "Tempest in the Colosseum", el disco en directo que grabaron en directo en Tokyo, V.S.O.P. The Quintet, aquí con Tony Williams a la batería, además de Shorter, Hancock, Hubbard y Carter. Creo que esta maravilla del "Speak No Evil" se puede tomar un poco como antecedente del vivo en Japón, tanto por los grandes temas que incluyen ambos (aunque en el último la fuerza motriz sea Hancock), como por la grandeza indiscutible de los músicos que participan en ambas grabaciones.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Como te comenté, Javier, no he escuchado "Tempest", pero ya veo que tocan temazos de todos. Williams y Jones son baterías muy diferentes pero ambos fabulosos. "Speak No Evil" es uno de mis discos favoritos, y no solo de jazz.
ResponderEliminarAbrazos.