Admirado por el mismísimo Jello Biafra, TDK* fue una rareza en un escena, la madrileña, en la que en 1983** sobresalían —cutres, vulgares y efímeros por lo general— la movida, el heavy y el rock urbano, denominaciones, bien estilísticas o contraculturales, que, excepto la segunda, a algunos siguen causándonos bastante rechazo. El hardcore producido por unas bestias pardas influidas, cómo no, por los Dead Kennedys no era habitual en una ciudad o en un país más acostumbrados, como mucho, al punk tal cual, y no al derivado —más rápido y agresivo— que le había salido en los Estados Unidos.
Esto es una empresa capitalista, su breve debut de 1985, condensa en ocho temas toda la virulencia de cuatro tipos, como bien resume Munster Records en su web, "Rápidos, abrasivos, cáusticos, inquietantes y peligrosos. Radicales de verdad, provocadores más allá del panfleto". O el Terrorismo, Destrucción y Kaos que escondían sus siglas. La farmacia de mi barrio, Maleta para Moscú, La ley del trabajo o ese himno —Israel— inspirado, como mínimo, en el Sonic Reducer de los Dead Boys, son canciones que no han perdido la vigencia musical ni temática, si uno está atento a sus letras.
Carnevisión (1986), el segundo disco de TDK, es un poco más largo que el anterior gracias a los trece cortes que lo construyen. Similar en sus postulados, el álbum nos dice que el grupo ha crecido instrumentalmente y se atreve con cosas como Te quiero, medio tiempo con un pie en el dub y otro en la psicodelia que, para no perder el oremus, acaba a todo trapo. Pero el conjunto sigue siendo una patada en los cojones rabiosa de la que cuesta recuperarse y en la que poco hay de esa España que, al parecer, evolucionaba de la mano de Felipe González y ya tenía olvidado aquel 23 de febrero de 1981 en el que, gracias al jefe del estado, se había consolidado la democracia. ¿O no era así el cuento?
El nuestro nos informa de que el cantante Alfonso Cronopio abandonará la banda tras Carnevisión, reducida a trío para los tres siguientes elepés, que completarán la discografía de TDK. Otros fueron los álbumes que se llevaron la fama y el dinero, pocos conservan a día de hoy la consistencia de Esto es una empresa capitalista y su sucesor; pero los ganadores siempre escriben la historia a su gusto, sea ésta de música popular o de transiciones ejemplares de un régimen ¿a otro? Afortunadamente, tenemos la opción, como cantaba Cronopio, de no mantener la Boca cerrada. Al menos por ahora.
Carnevisión (1986), el segundo disco de TDK, es un poco más largo que el anterior gracias a los trece cortes que lo construyen. Similar en sus postulados, el álbum nos dice que el grupo ha crecido instrumentalmente y se atreve con cosas como Te quiero, medio tiempo con un pie en el dub y otro en la psicodelia que, para no perder el oremus, acaba a todo trapo. Pero el conjunto sigue siendo una patada en los cojones rabiosa de la que cuesta recuperarse y en la que poco hay de esa España que, al parecer, evolucionaba de la mano de Felipe González y ya tenía olvidado aquel 23 de febrero de 1981 en el que, gracias al jefe del estado, se había consolidado la democracia. ¿O no era así el cuento?
El nuestro nos informa de que el cantante Alfonso Cronopio abandonará la banda tras Carnevisión, reducida a trío para los tres siguientes elepés, que completarán la discografía de TDK. Otros fueron los álbumes que se llevaron la fama y el dinero, pocos conservan a día de hoy la consistencia de Esto es una empresa capitalista y su sucesor; pero los ganadores siempre escriben la historia a su gusto, sea ésta de música popular o de transiciones ejemplares de un régimen ¿a otro? Afortunadamente, tenemos la opción, como cantaba Cronopio, de no mantener la Boca cerrada. Al menos por ahora.
*Conservamos el nombre primigenio de la banda, tal y como todo el mundo la conoce, a pesar de que hubo que cambiarlo —TDEK— antes de publicar su primer disco por posibles problemas legales con la famosa casa japonesa.
**Suele afirmarse que el grupo se creó en 1984, tras disolverse Espasmódicos, pero, tal y como sus miembros afirmaban en una entrevista para un fanzine madrileño en 2006, la fecha exacta es "Finales del 83".
Mira que eres grandmaster, antes de pirarme urgente como una bala tenía que ver lo que se estaba cociendo por aquí. Joer, Tdk, esto me recuerda mis años mozos, tenía una especie de primo que me recibía con Tdk y otros grupos como Commando 9mm en su casa, nos alterábamos las conciencias y decía que yo era demasiado oscurillo (ya sabes, Paralisis, Joy Division,...), era una especie de heavy cavernícola del neardental con largas melenas pero le gustaban las glorias punkarras de la patria, como él decía. Si te soy sincero el primer disco no lo recordaba, el Carnevision más pero tampoco profundicé mucho, lo que sí que sabía era lo del problema con la multinacional por el nombre.
ResponderEliminarDesconocía su relación con Espasmódicos, curiosamente me acordaba más del tema "Enciendes tu motor", muy recomendable para molestar a los vecinos, jejeje. También me estoy acordando la ahora la primera vez que escuché a los Dead Kennedys, bufff, el tipo que me los presentó ahora es un bibliotecario con corbata diaria. Un fuerte abrazo.
Pero ni puta idea de este grupo, que bárbaro Gonzalo, y donde encuentro yo algo de estos tíos...
ResponderEliminarA aprender como en el cole.
Un abrazo!
Ya sabía que esto a ti te iba a sonar, Johnny. El otro día precisamente, aquí en Carabanchel, estaba hablando con el padre de una amiga de mi hijo y me contaba que en él había vivido en primera persona el (no) fenómeno Espasmódicos/TDK. En Navarra, como imaginarás, todo era La Polla, Kortatu, Eskorbuto y similares, pero ya llegaban retazos en cintas (TDK probablemente) que alguien traía de la capital. Sí, los Dead Kennedys merecen varias entradas, ya nos pondremos con ello. Dile al amigo bibliotecario que cuidado con la corbata, ja ja ja.
ResponderEliminarSus discos están reeditados, Addison, hay un CD, en concreto, con los dos elepés que he comentado. El cole del rock.
Abrazos para los dos.