jueves, 27 de junio de 2013
Young Loud And Snotty
Es un momento que tengo perfectamente grabado en el cerebro: los Dictators encima de un escenario madrileño en una de sus habituales giras españolas entre finales del siglo XX y principios del XXI; no recuerdo con qué canción acababan de enardecernos, pero recuerdo con exactitud el momento en que Ross The Boss (que ese día era el único guitarrista del grupo, reduciendo a cuarteto lo que siempre había sido y seguiría siendo quinteto) y sus compañeros rompieron el silencio para interpretar Sonic Reducer, el mítico tema que Cheetah Chrome se había llevado de los Rocket From The Tombs a los Dead Boys para encabezar uno de los discos definitivos del punk rock: Young Loud And Snotty (1977). Las conexiones eran evidentes, pero, en el instante en que la banda de Andy Shernoff tocaba la canción en directo, apelaban a mi estómago sin necesidad de intelectualizarlas; protopunk y punk se convertían en una sola cosa de la mano del quizá mejor grupo —los Dictators— y la mejor canción —Sonic Reducer— para hacerlo, y un servidor sentía que el rock and roll le hacía hervir, le hacía sentir vivo y feliz.
No era para menos —atengámonos ya solo a los Dead Boys—: aquel tema soberbio y emocionante era el primero de once (en realidad, diez más una medley que repetía dos de ellos, Not Anymore y Ain't Nothin' To Do) igualmente brillantes y poderosos registrados por el grupo que Cheetah Chrome y Johnny Blitz, tras abandonar Rocket From The Tombs, habían formado junto a Stiv Bators, Jimmy Zero y Jeff Magnum. Además de Sonic Reducer, Chrome y Blitz traían de su anterior banda What Love Is, Down In Flames y Never Gonna Kill Myself Again (rebautizada aquí Caugh With The Meat In Your Mouth), que, junto a las nuevas composiciones y la versión en vivo de Hey Little Girl, conformaban un conjunto áspero y directo a la altura de los que ese año verán la luz bajo el nombre de —nada más y nada menos— Never Mind The Bollocks, Rocket To Russia o The Clash. Young Loud And Snotty nunca ha alcanzado la fama de éstos, pero su sonido, su actitud y sus melodías —en los que los mentados Rocket From The Tombs y Dictators retozan con Stooges y New York Dolls— rasan, como mínimo, a los Dead Boys con los Pistols, los Ramones y los Clash.
Solo dos años y un disco más en el estudio resistirá unida la formación (cosas del punk, cosas del rock), pero habiéndonos regalado una joya como la que hoy se ha paseado por Ragged Glory, tenemos que reconocer que el escaso tiempo fue muy bien invertido. Vuelvo yo, para finalizar, al escenario con el que abría el texto. Retrocedo diez años en el tiempo para observar cómo Handsome Dick Manitoba canta eso de
"No necesito a nadie
No necesito a papá ni a mamá
No necesito caras bonitas
No necesito a la raza humana
Tengo algo que decirte
Tampoco te necesito a ti",
solipsismo autorreivindicativo y provocador que ensancha tu ego unido a las maravillosas notas que ponen la música. Escuchando virtualmente a Manitoba y a sus compañeros, ensancho también mi memoria de aquella noche, y en ella hallo los hechos reales que me van a ayudar a redondear este texto: es 2003 y estamos en la capital de España; se celebra el vigésimo aniversario de Record Runner; sobre las tablas de la sala Arena, los Dictators; antes las han pisado los Barracudas, que vuelven al final del concierto y se unen a la banda neoyorquina para hacer juntos el Slow Death de los Flamin Groovies. ¿Qué otro nombre puede faltar en una entrada sobre una obra maestra del punk rock?, me pregunto. MC5, respondo junto al lector sagaz. ¿Y saben quién fue uno de los cantantes en la reunión de los tres miembros supervivientes de la banda (DKT/MC5)?: Handsome Dick Manitoba. Cerramos el círculo y damos esta disertación por finiquitada.
Bonito tributo. Pocos tienen presentes actualmente a los Dictators, pero casi nadie se acuerda de los Dead Boys.
ResponderEliminarAlejandro
Casi nadie, cierto. Y, sin embargo, su música es excelente.
ResponderEliminarUn abrazo, Alejandro.
Tuve una etapa muy "dead boys" en mi vida (en todos los sentidos). Sin embargo les perdí interés y valor con el paso del tiempo, lo mismo me pasó con el ilustre Bators o con los Lords, algo que no me pasó con otras propuestas punk-rockeras. Tu texto me abre la posibilidad de darles nuevos bríos, todo es cambiante, estamos en constante evolución. Abrazos.
ResponderEliminarYo sigo teniendo a los chicos muertos en lo más alto, Johnny, ya lo has visto. Pensaba que tú eras fan acérrimo todavía, ahí me he equivocado.
ResponderEliminarUn millón de abrazos (es lo que toca, je je je).
Vaya disco dinamítico el debut de los Dead Boys: Punk-Rock en la forma, pero con un fondo de guitarras abrasantes de otra dimensión. Todas muy buenas, particularmente mi preferida, "All This And More" que para mi sorpresa ni la nombras! (snif, snif)
ResponderEliminarRock-On!
Bueno, ya digo que todas las canciones son espléndidas, Tyla. Sí, las guitarras son puro high energy, una bestialidad.
ResponderEliminarUn abrazo, figura.
Vuelvo de tu tierra Gonzalo, de pasar unos días con unos amigos en Ituren, Zubieta, Santesteban y Elgorriaga. Gran disco el elegido, no tiene desperdicio y todavía mantiene la frescura.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Qué buen viaje, Javier. En dos semanas estaré yo por la capital de Nafarroa. Me alegra que te gusten los Dead Boys y su excelente debut.
ResponderEliminarUn abrazo.