lunes, 6 de enero de 2014
Hub-Tones
Solo tres meses después de grabar para Impulse! The Artistry Of Freddie Hubbard —excelente hiato que tendrá su continuación y punto final en The Body & The Soul—, el trompetista norteamericano retoma su relación con Blue Note registrando en octubre de 1962 el no menos espléndido Hub-Tones. De elegantísima portada, el elepé viene a corroborar que, a sus veinticuatro años, Hubbard es un maestro de su instrumento —quizá el maestro— gracias a su exquisita técnica. Rodeado de James Spaulding (saxo alto y flauta), Herbie Hancock (piano), Reggie Workman (contrabajo) y Clifford Jarvis (batería), Hubbard practica un hard bop en el que el jazz modal penetra constante e inevitablemente, pues, a esas alturas, los límites y barreras los ponen los (grandes) intérpretes según les convenga o apetezca. El quinteto con el que nos deleitamos practica la música que a su líder le viene en gana dentro de unos márgenes escogidos en los que lo comercial no renuncia a ser vanguardia, ni la audacia está reñida con la tradición, digamos, más o menos tonal.
Basta escuchar You're My Everything para darse cuenta de que en Hub-Tones la clase es tan abundante como podemos esperar de los nombres que hay detrás del álbum. Hubbard, Spaulding (saxo) y Hancock dibujan solos que ya son clásicos, sin resquicio alguno para la fealdad, la desidia o la vacuidad. Prophet Jennings avanza en un línea similar, destacando la delicada improvisación de James Spaulding, esta vez a la flauta. Hub-Tones nos retrotrae a los tiempos del bebop, con un Freddie Hubbard cercano a Dizzy Gillespie y una banda que parece sacada de aquellos tugurios del Nueva York de los años cuarenta donde se desarrollaba un drástico cambio en el térreno artístico, pero que incubaba consigo un futuro cambio generacional de incalculable calado. Lament For Booker es, en mi opinión, el momento cumbre del disco. Los nueve minutos de esta estremecedora balada sitúan al quinteto en la órbita del Miles Davis de Kind Of Blue y, por extensión, del John Coltrane de My Favorite Things; todos sus componentes se merecen la nota más alta, pero es Hubbard quien a mí más me emociona, al soplar algunos de los sonidos y de las notas más poéticamente precisos —si tal oxímoron es válido— de su carrera, en una larga intervención a la que Herbie Hancock da réplica igual de contenidamente intensa. For Spee's Sake cierra en clave de blues y tempo rápido, y deja hueco para que Workman y Jarvis muestren en solitario sus habilidades, pues como base rítmica ya las han enseñado a lo largo y ancho del trabajo.
En una carrera tan jalonada como la de Freddie Hubbard —que en 1962 todavía tenía muchísimo que decir: repasen su discografía como líder o como músico invitado—, resulta difícil hablar de esta o aquella obra como una de las mejores, pues siempre están unas cuantas dispuestas a saltar y reclamar su lugar por encima. Sin embargo, y sin entrar en rangos o clasificaciones, sí podemos decir de Hub-Tones que, puesto junto a Red Clay, Straight Life (de las suyas), Maiden Voyage o Out To Lunch! (de las ajenas), el elepé que hoy hemos tratado no pasa apuro o vergüenza algunos. No se me ocurre mejor manera de validarlo.
No soy adicto al jazz pero la portada del álbum y comentarios merece un poco de tiempo de deleite
ResponderEliminarUn disco fantástico, Bernardo, y la portada aún más.
ResponderEliminarUn abrazo.
la portada me parece genial también... Hancock parece esta en todo lo bueno je... salu2...
ResponderEliminarSí, es una maravilla. Hancock estaba en mucho de lo bueno, pero Hubbard estaba en todo: "The Blues And The Abstract Truth", "Out To Lunch!", "Free Jazz", "Ascensión", "East Broadway Run Down"… Absolutamente impresionante ¡sin ni siquiera sumarle su discografía!
ResponderEliminarUn abrazo, JLO.
Joyita... Tras tu lectura a partir de ahora mi audición será aún más intensa. Gracias.
ResponderEliminarMe alegro, Sergio. A disfrutarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un coloso, Freddie Hubbard! Solo por sus participaciones en Out To Lunch!, Free Jazz y Ascension (su "solo" en la obra maestra de Coltrane me parece uno de los momentos más bellos), que se dice/escribe pronto, ya merecería un lugar destacadísimo en la historia (y si ya le añadimos obras propias como Straight life...) . Del bop y el hardbop a la más rabiosa vanguardia -cuando no todo junto- y sin despeinarse!
ResponderEliminarRespecto a Hub-Tones lo conocía pero nunca lo he oído y gracias a tu entrada tiene todas las papeletas para ser, cuando llegue el momento, el próximo disco de jazz en entrar en casa.
Abrazos.
Un coloso, sin duda, quizá el mejor trompetista de la historia del jazz, o al menos tan importante como Armstrong, Gillespie y Davis, la tríada intocable. Cuando llegue ese momento, el de escuchar el disco, disfrutarás de lo lindo.
ResponderEliminarUn abrazo, Agente.
Cojo ahora mismo lo único que tengo del trompetista, el "Polar AC" del 76. Abro el "sleeve" y me encuentro con gente como Ron Carter, Jack DeJohnette, George Benson, Billy Cobham y Lenny White, entre otras luminarias. Y me digo, cúanto bueno hay aquí y que olvidado lo tengo. Gracias a tu entrada intentaré enmendarme y, si es posible, ahondar más en la discografía del trompetista. Parece que este "Hub-Tones" puede ser una inmejorable opción.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Hasta donde yo pueda saber, Javier, tienes una joya, pues "Polar AC" nunca ha sido reeditado. Los dos primeros elepés que grabó Hubbard para CTI, "Red Clay" y "Straight Life", son extraordinarios, te los recomiendo a ciegas. El "Hub-Tones" es otro discazo, aunque hay muchas grabaciones buenísimas del trompetista de esa misma época.
ResponderEliminarUn abrazo.