lunes, 27 de julio de 2015
The Trumpet Summit Meets The Oscar Peterson Big Four
Recuerdo que cuando compré este disco tuve que leer los nombres varias veces para asegurarme de que no estaba delirando: ¿Dizzy Gillespie, Freddie Hubbard, Clark Terry, Oscar Peterson, Ray Brown, Joe Pass y Bobby Durham juntos en un álbum del que servidor nada sabía? Pero la foto de la portada era taxativa: Clark tocando el fiscorno en primer término mientras que Dizzy y Freddie —perdón por la familiaridad— miraban al infinito en segundo sujetando sus trompetas. Como terminaban de corroborar el título y lo créditos —The Trumpet Summit Meets The Oscar Peterson Big Four—, tres de los mejores trompetistas de todos los tiempos y el cuarteto de Oscar Peterson, producidos por Norman Granz, se habían reunido el 10 de marzo de 1980 en Hollywood para retornar a los viejos tiempos de las jam sessions.
Según cuenta el propio Granz, el encuentro con Freddie Hubbard un año antes en un festival de jazz en Inglaterra fue el detonante de tan deslumbrante sesión, pues Hubbard le habló de las ganas que tenía de grabar con Oscar Peterson "para volver a tocar algo de jazz auténtico, y no esta mierda en la que estoy ahora metido". Estas sinceras y duras palabras de Hubbard retratan perfectamente al artista profesional que tiene que vender y devaluar su talento para que el capricho de las modas le dé de comer, a pesar de contemplarle un currículum que, en el caso del autor de Red Clay es, sumando carrera individual y colaboraciones, uno de los cuatro o cinco más brillantes de la historia del jazz.
El tesón de Norman Granz —las reticencias de Gillespie, por ejemplo, fueron vencidas inmediatamente al saber el nombre de quienes le iban a acompañar— configuró el septeto ad hoc e hizo que Freddie Hubbard pudiese "volver a tocar algo de jazz auténtico" con Oscar Peterson… y cinco monstruos más. Bebop, hard bop y blues suenan cálidos y clásicos, llegándonos el eco del pasado sabroso y fresco, no rancio o apagado. Los solos de los vientos son estupendos, a veces incluso resplandecientes, sustituyendo Terry la trompeta por el fiscorno en dos de los cuatro temas. Si bien el protagonismo de "la cumbre de trompetas" es indiscutible, la compañía del piano de Peterson, la guitarra de Pass, la batería de Durham y el contrabajo de Brown deviene igual de impoluta y hermosa, dando lugar a un disco realmente magnífico aunque resulte de celebrar tiempos pasados y mejores, ésos que Freddie Hubbard sabía que morirían cuando músicos como él o los que le acompañan dejasen de existir. Como si viniese a certificarlo, incapaz de vencer a la diabetes, Clark Terry ha sido el último en decir adiós este mismo 2015 a sus 94 años. A su memoria, por supuesto, va dedicado este texto.
Entiendo desde luego tu asombro al comprobar la grandeza de los músicos incluidos en este trabajo. De ello no puede resultar nada más que una obra que, por lo que leo, no solo reconcilia al bueno de Hubbard (un gran trompeta) con el jazz auténtico, sino que también me pueda servir para retomar mi audición de los grandes maestros, en este momento bastante olvidados.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Pues sí, querido Javier, una buena oportunidad para volver a los maestros de toda la vida. Disfrute asegurado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gran disco. Lo tuve en vinilo y era una maravilla. Estoy deseando encontrarlo en CD. Gracias amigo. Saludos desde Canarias....
ResponderEliminarYo lo encontré en CD, en vinilo hubiese sido maravilloso, Emejota.
ResponderEliminarSaludos para ti desde Carabanchel.