lunes, 18 de julio de 2016
Tin Machine
No era casualidad que por aquel entonces saliesen de su boca nombres como Jane's Addicition, Pixies, Guns N' Roses o Sonic Youth: David Bowie quería electricidad, quería energía, quería rock. Era 1989 y se publicaba el primer y homónimo elepé de su flamante nueva banda, Tin Machine, y su guitarrista, Reeves Gabrels, hablaba de Hendrix, Cream y Jeff Beck como influencias. No hay más que pinchar el álbum para darse cuenta de que, como bien dice el querido Savoy Truffle, "rompe con la línea ochentera del Duque Blanco de un plumazo" y que los artistas citados no lo son en vano. No encontramos en Tin Machine saxos, teclados, pop sofisticado o experimentos de raíz kraut; hallamos guitarras, bajo, batería y cuatro tipos con ganas de guerra y ruido a pesar de que en la portada, trajeados impecablemente, no lo parezcan: Gabrels, Bowie y los hermanos Hunt y Tony Sales, batería y bajo respectivamente. A excepción de Prisioner Of Love, donde el autor de Low y sus compinches sacan a relucir al Bowie más convencional (o al que estaba más acostumbrado el público de los años ochenta), las seis cuerdas punzantes y solistas de Gabrels, las de Bowie y la base rítmica navegan por mares de hard, high energy y noise. No significa esto que las melodías pierdan el estilo de su creador ni que éste cante con otra voz —no—; significa que ambos —voz, melodía— se disuelven en el sonido corrosivo de un cuarteto que se afirma como tal por encima de la luz mediática y artística que desprenda su líder. A destacar, dentro de un conjunto muy sólido y coherente, la lectura del Working Class Hero lennoniano —en el que Kevin Armstrong aporta un estupendo Hammond—, convertido en una nueva canción y adaptado al tono de un elepé que solo tendrá una réplica en el estudio antes de que Tin Machine se disuelva y David Bowie retome su carrera en solitario. Aunque pueda parecer anecdótico dentro de una obra que contiene trabajos de la talla de Ziggy Stardust, Aladdin Sane o Heroes, no es por ello desdeñable el álbum que hoy hemos comentado, como mínimo para recordar la faceta más cruda y rocker de un maestro que hizo de todo y casi siempre lo hizo bien.
Crack city, under the God...el último disco clásico de Bowie
ResponderEliminarReconozco que este Bowie nunca lo he explorado, hace siglos que no escucho este disco y me sorprenden tus comentrios, le daremos un pase.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una gloria de disco. Under the God, Heaven's in Here, Working Class Hero ... un clasico con el Bowie mas chulo que se ha visto nunca acompañado por una seccion ritmica bestial y un guitarra de otro planeta. Un trallazo que me alegro se quedara donde lo dejaron.
ResponderEliminarHombre, Félix, el disco es muy bueno, pero Bowie los tiene mejores después, sin ir más lejos el último de todos.
ResponderEliminarEs un disco que suena muy bien, Addi, un Bowie diferente y muy interesante.
Ya sabía que tú eras fan de este disco, J. Un trallazo, sí, señor.
Abrazos.
creo que la época Tin Machine debe ser mejor valorada maxime visto los acontecimeintos de Bowie posteriores . No es tan mal lp que lo que en su día se opinaba.
ResponderEliminarLa verdad es que suena muy bien un lustro y pico después, Bernardo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por la mención Gonzalo, pero es que es así, con Tin Machine Bowie eliminó de un plumazo total todo lo que había hecho en los 80, iniciando una nueva etapa que solo traería cosas buenas y experimentación genial.
ResponderEliminarAbrazos.
Nada, majo. Cargaba pilas aquí, Bowie.
ResponderEliminarUn abrazo.