miércoles, 12 de octubre de 2016
Leitmotiv, la venganza
Curtido en el cine británico, y tras el éxito de Los cañones de Navarone (1961), J. Lee Thompson da el salto a Hollywood con el notable thriller El cabo del terror (1962), que en 1991 llevará a su febril terreno Martin Scorsese. Partiendo de una novela de John D. MacDonald —The Executioners—, Thompson pone en escena un relato de miedo y acoso encarnados en Max Cady, un Robert Mitchum —como le dice una mujer a la que está a punto de maltratar— "primitivo, sensual, salvaje, casi brutal" que solo sabe dar satisfacción a sus (crueles) instintos básicos. Frente a este animal destructivo, pero frío y calculador, Sam Bowden, un abogado interpretado por Gregory Peck que debe hacer caso omiso de la estricta legalidad si quiere proteger a su familia, plantando cara al monstruo en su terreno, aquél donde la civilización o las convenciones sociales son papel mojado. Las teorías del burgués cívico y bien alimentado se desmoronan cuando el criminal reaparece en su vida clamando venganza y guiando sus acciones por un odio irracional.
Narrado concisamente y muy bien rodado, el film muestra cómo un hombre bien posicionado, defensor de la ley y el orden, abdica de sus principios al ver que el ordenamiento jurídico y la policía no son capaces de defender su vida, la de su mujer y su hija, vidas que Cady amenaza por haber Bowden testificado contra él en un caso de agresión sexual ocho años atrás. Bowden abandona a Beccaria y acepta el famoso adagio latino popularizado por Hobbes, "El hombre es un lobo para el hombre", empujado porque en realidad no tiene otro remedio. Se aprovecha Cady de los vacíos y contradicciones de los sistemas garantistas para mortificar a su enemigo, cuya reacción le lleva progresivamente hasta la magnífica escena final en Cape Fear, cabo que da el título original a la película. La noche, la vegetación y el agua son los elementos que marcan y enmarcan la acción, desembocando en una lucha cuerpo a cuerpo que contrasta con la aparente calma de la oscuridad.
El momento en que Max Cady, previamente, con el torso desnudo y empapado, queda a solas con la mujer de Sam Bowden —morbo y lujuria de la mano— o la conversación que Cady y Bowden tienen en un bar a mitad del metraje —ofreciendo el segundo dinero al primero para que se vaya de la ciudad, negándose éste por una cuestión de "principios"— son dos de las cumbres de la obra, al describir con mucha efectividad la humillación que llega a sufrir el matrimonio Bowden en manos de un hombre incapaz de alimentar su inteligencia con otra cosa que no sean sus emociones primarias, como si su cerebro hubiera sido diseñado única y exclusivamente para ellas. La crudeza de ambas secuencias hizo que sufrieran cortes censores, pero seguramente fueran las insinuaciones eróticas de que es objeto la niña —motivo de máximo desasosiego de su padre y objetivo último de Cady— las que trajeran de cabeza a las mentes biempensantes preocupadas por salvaguardar la moral del rebaño.
La famosa música de Bernard Hermann —inevitablemente hitchcockiana—, la excelente fotografía de Sam Leavitt y las actuaciones de Peck y Mitchum —soberbia su recreación de Max Cady— completan el trabajo de Thompson, inferior al mencionado remake de Scorsese en cuanto a espectáculo, pero más creíble y concentrado. Un muy buen largometraje para observar desintegrarse a un hombre respetable cuando un psicópata feroz invalida los pilares éticos sobre los que ha construido su (plácida) existencia.
A mi me gusta más que la de Scorsese, la encuentro más agónica y carnal, sin duda los momentos que destacas son los más recordados y notables, una estupenda película que pone de manifiesto el gran actor que fue Mitchum.
ResponderEliminarAbrazos.
A mí también me gusta más ésta que la de Scorsese, la veo más creíble y concentrada, como comento. Cierto lo de Mitchum, míra sus papeles en "La noche del cazador", "El Dorado", "Solo Dios lo sabe" o "Retorno al pasado", además de en "El cabo del miedo".
ResponderEliminarAbrazos.
Recuerdo bien la versión de Scorsese y a Robert de Niro en el papel protagonista. La he vuelto a ver por TV no hace mucho y no me llegó tanto como lo hizo la primera vez que la ví. La primera versión de J.L.Thompson no recuerdo haberla visto, aunque por tus comentarios (y también por la forma de hacer cine de aquella época) tiendo a creer que está bastante más conseguida.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Hombre, la de Scorsese tiene su punto, pero a mí me gusta más la de Thompson. Lo de "la forma de hacer cine de aquella época" también ayuda, claro.
ResponderEliminarAbrazos, Javier.
Me pasa como a Javier, la de Scorsese pierde como película, aunque la actuación de De Niro es brutal, pero la antigua tiene a dos pesos pesados como Mitchum y Peck, palabras mayores.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí, creo que estamos todos de acuerdo en general.
ResponderEliminarAbrazos.