miércoles, 26 de septiembre de 2018
25 & Alive. "Boneshaker"
"En caso de que os hayáis equivocado de concierto por error, somos Motörhead." Siempre irónico y desmitificador, con estas palabras da Lemmy Kilmister el pistoletazo de salida al bestial concierto que en octubre de 2000 ofrecía el trío británico en el Brixton Academy londinense para celebrar en casa sus veinticinco años rompiendo tímpanos y alegrando vidas. Inmortalizado un año más tarde bajo el título de 25 & Alive. "Boneshaker", el DVD muestra a una banda pletórica e insuperable interpretando canciones de todas sus épocas y dejando que en alguna de ellas se suban al escenario familiares, amigos y exmiembros del grupo, invitados entre los que hay que destacar sí o sí a Brian May y Eddie Clarke. Lemmy, Phil Campbell y Mikkey Dee dan una aplastante lección de rock and roll, tres personas contra el mundo haciendo más ruido y provocando más emociones que una orquesta de cien músicos. Técnicamente impecables sin perder una gota de salvajismo por el camino de los acordes tocados con precisión, el tempo exacto y el ritmo ajustado al milímetro, los autores de Overnight Sensation corroboran aquí su capacidad hercúlea en directo (quien les ha visto sobre las tablas lo sabe), informan de la importancia de su legado histórico y se dan un merecido homenaje tras cinco lustros jugando a ser los tipos más duros del planeta. El DVD añade extras que enriquecen el producto, además de un CD con la mayoría de los temas del show, pero es en la hora y cuarenta y cinco minutos de filmación en el Brixton Academy donde está el meollo —allí donde observamos, escuchamos, sentimos, somos Motörhead— de este posavasos audiovisual que certifica para siempre la enormidad de la banda.
lunes, 24 de septiembre de 2018
We Insist! Max Roach's Freedom Now Suite
Reclamar la libertad y el respeto por sus derechos civiles es algo que los negros de Estados Unidos han venido haciendo desde que los blancos esclavistas les llevaron de África al que sería su nuevo país de manera forzada. La toma de conciencia fue gradual antes y después de que Abraham Lincoln —la alargada sombra del síndrome de Estocolmo— aboliera la horrenda lacra por la cual los seres humanos de piel oscura eran utilizados como objetos por los de piel clara, pero en el amanecer de los años sesenta del siglo XX las bases políticas y morales eran ya fortísimas y la lucha se hallaba en su apogeo. Es en este contexto que Max Roach va a grabar el sensacional We Insist!, con el explícito subtítulo de Freedom Now Suite. La música de Roach y las letras de Oscar Brown Jr. son escenificadas por un total de diez intérpretes que el 31 de agosto y el 6 de septiembre de 1960 grababan una pieza de vanguardia que probaba que el esencial baterista seguía tan atento como en los años del primer bebop.
La primera cara del elepé, dedicada a asuntos patrios y a la crítica de la represión sufrida por "toda gente oprimida de cualquier color o combinación de colores" (palabras del productor, Nat Hentoff, en referencia al tríptico que completa la primera mitad), la abre Driva' Man, en la que Abbey Lincoln canta sobre las agresiones sexuales en la época de la esclavitud. Los vientos suenan cuando Lincoln calla durante la extensa parte central, liderados por el saxo tenor de Coleman Hawkins. Freedom Day, en torno a la declaración por la cual los esclavos negros fueron emancipados en 1863, es bebop veloz comandado por las baquetas maestras de Roach y ricamente condimentado por los solos de Booker Little (trompeta), Walter Benton (saxo tenor), Julian Priester (trombón) y el propio Roach. Mencionado al principio de este párrafo, Triptych: Prayer/Protest/Peace es quizá el punto álgido del trabajo. Construido solamente por Max Roach y Abbey Lincoln, la calma de la oración y la paz es horadada por los tremendos alaridos de la vocalista que protagonizan la protesta central.
All Africa y Tears For Johannesburg son los temas que encontramos en la cara B. Los títulos son explícitos a la hora de trasladarnos al continente africano, así como lo va a ser la música. La percusión de Ray Mantilla, Tomás DuVall y Michael Olatunji es la gran protagonista del primero de los cortes, aunque las voces de Lincoln y el nigeriano Olatunji (éste en su idioma nativo) tengan también su peso específico. No abandona Tears For Johannesburg la percusión y la cadencia de All Africa, pero el elemento jazzístico entra de nuevo en juego para que, en el mismo orden que en Freedom Day, Little, Benton, Priester y Roach nos obsequien con sus magníficas improvisaciones. Un final impecable para clausurar un ejemplo perfecto de que el arte puede aliarse con la reivindicación y la proclama sin perder un ápice de belleza. O dicho con otras palabras: el buen hacer estético no tiene por qué ser enemigo de la confrontación ideológica y la toma de posición pública. Max Roach lo tenía claro al registrar We Insist!
miércoles, 19 de septiembre de 2018
Ragged Glory cumple diez años (11). Las palabras de Nikochan
Podría ser
cerca de medianoche, tal vez la una de la madrugada. No creo recordarlo muy
bien. Sí recuerdo que comenzaba a tener frío en el patio del castillo de Frías.
Seguía charlando con Jesús (nuestro querido amigo y musicólogo del Cierzo),
Johnny JJ y el carismático Savoy Truffle sobre básicamente rocanrol. Acabábamos
de conocernos, blogs mediante, pero nadie lo diría puesto que todo fluía bajo
una atmósfera de amistad que nunca antes había sentido. La blogosfera y las
locuras de Joserra Rodrigo nos habían llevado hasta la ciudad medieval de Frías
para celebrar lo grande que es Tito Neil. Allí conocí a infinidad de buena
gente entre ellos a la cabeza pensante de ese lugar indispensable que es el
blog "Ragged Glory". En seguida noté que aquel tipo era especial. La primera vez
que le vi saltaba como un loco tocando su guitarra imaginaria los riffs de "Over
and Over", tarareando a pecho palomo su estribillo, arrodillándose con las
gafas medio torcidas disfrutando con un tema que te marca a fuego. Pensé: ¡qué
tipo más loco, qué tipo más majo! Y sí, claro que lo es. Un loco majísimo. Creo
haberle conocido poco a poco, incluso antes de conocerle, y creo haber
profundizado en esa extraña relación a distancia leyendo dos de sus libros: "Madrid 3" y "En los antípodas del día". Gonzalo Aróstegui te hace sentir como
si le conocieses de toda la vida. Te seduce con ese acento norteño, te hace
sentir cómodo. Así es también su espacio en la blogosfera. Un lugar seductor,
confortable y lleno de sabiduría. Sin duda es gloria desgarrada. Su "Ragged
Glory" está lleno de textos indispensables que en mi opinión superan muchas
veces los textos o críticas de cualquier crítico musical. Sin dar casi
concesiones a las novedades, uno siempre encuentra algo que descubrir, o en
cualquier caso de redescubrir o enfrentarse de otra manera una vez leída su
opinión o su enfoque particular. Un blog en el que el nivel está por las nubes
y en el que en comparación me siento casi de parvulario. Todavía soy un
aprendiz y siempre da gusto leer al maestro. "Ragged Glory" cumple una década y
eso hay que celebrarlo, pero también hay que desear que siga otros diez años
más. Al ritmo que le apetezca y hablando de lo que le venga en gana. Aquí
siempre habrá un extraterrestre dispuesto a leerle, una y otra vez.
NOTA: Nikochan es el autor del blog Nikochan Island, aunque también esté detrás del Exile Subterranean Homesick Blues.
lunes, 17 de septiembre de 2018
Vavoom!
Que Brian Setzer hubiera montado un grupo de trash metal al principio de los años noventa habría sorprendido a todos sus seguidores, pero que fuera una orquesta en la que el swing y el jump blues mandaran no podía extrañar a nadie. Vavoom! (2000) es el cuarto disco de la Brian Setzer Orchestra, mezcla de originales del stray cat con versiones de clásicos archifamosos (Pennsylvania 6-500, Americano, In The Mood, Mack The Knife, Caravan). Jazz y rockabilly se cruzan y yuxtaponen ostentosos, aportando trompetas, saxos y trombones la potente sazón de viento a la guitarra y la voz de Setzer y la base rítmica. Personalmente, disfruto más de las canciones de éste que de las lecturas ajenas, pues lo son de temas mil veces escuchados, aunque ver el Caravan de Tizol y Ellington convertido en algo cercano al surf instrumental gracias a la exhibición de Setzer y sus seis cuerdas no esté exento de placer. Pero vibro más con If You Can't Rock Me, Drive Like Lightning (Crash Like Thunder), That's The Kind Of Sugar Papa Likes o '49 Mercury Blues, es decir, cuando nuestro hombre se acerca al rock and roll con partituras propias en las que no faltan, asimismo, acordes y sonidos venidos de la primera mitad del siglo XX. Sea como fuere, y preferencias aparte, un buen antídoto contra el aburrimiento este Vavoom! de la Brian Setzer Orchestra. Cualquier día de la semana y en cualquier estación del año.
jueves, 13 de septiembre de 2018
For Your Pleasure
El segundo elepé de Roxy Music, y último con Brian Eno, mantiene el milagroso equilibrio del debut del grupo inglés entre el pop más exquisito y la vanguardia experimental. For Your Pleasure (1973) viene a corroborar y ensanchar un universo musical extraordinariamente peculiar que busca la conexión entre realidades estéticas que en apariencia no pueden concurrir por responder a intenciones —artísticas y comerciales— antitéticas e irreconciliables. Sin embargo, desde bien pequeños todos sabemos que las apariencias engañan. Y, si no fuera así, ahí está el creador arriesgado para hacer caso omiso de ellas e investigar las sinapsis desapercibidas que el conservador —por miedo, por limitaciones o por pura mediocridad— jamás podría intuir.
Aunque sea Brian Ferry el autor de los ocho temas del álbum, las aportaciones de cada uno de los miembros de la banda a la hora de ponerlos en pie son las que dan con un sonido que requiere de serios esfuerzos, que no pasarán de orientativos, si quiere ser clasificado. Do The Strand es una suerte de boogie-woogie robotizado que inicia eufórica la función. Beauty Queen tiene aires de balada que es partida en dos a medio camino por una aceleración roquera. El Ferry crooner no nos abandona en Strictly Confidential, corte que va creciendo en intensidad al sumarse a la voz y el mellotron de aquél y el oboe de Andy Mackay la batería de Paul Thompson, el bajo de John Porter y la guitarra de Phil Manzanera. Editions Of You es un balazo de glam y high energy rock and roll en el que conviven y se apoyan —magníficos— la base rítmica, el piano eléctrico y la voz de Ferry, el saxo de Mackay, las seis cuerdas de Manzanera y el sintetizador de Eno. Los cinco minutos y medio de In Every Drean Home A Heartache van de la inquietud surreal de su primera mitad al rock ácido de la segunda, que huele a la Experience, Cream o Traffic en sus versiones más aguerridas.
The Bogus Man lleva por encima de los nueve minutos su cadencia kraut que trae inmediatamente a la cabeza a Can: una base rítmica repetitiva y obsesiva sobre la que Mackay, Eno y Manzanera fabrican texturas psicodélicas que modelan los momentos más extremos del trabajo. En la línea de Beauty Queen (incluida la mencionada aceleración, aquí mucho más extensa), Grey Lagoons sirve como contraste a tanto desparrame sensorial antes de que la canción que pone título a For Your Pleasure eche el cierre. El misticismo carnal de sus notas se desarrolla misterioso, ganando en atonalidad conforme avanza en busca del placer anunciado y deshaciéndose, rompiéndose como si éste no fuera sino una mera entelequia que nada más ser nombrada se enturbia o desaparece.
Las carreras de Roxy Music y Brian Eno se bifurcarán inevitablemente tras publicarse el segundo disco del grupo, pero escuchados Stranded y Here Comes The Warm Jets (tercer plástico de los ingleses y debut de Eno, respectivamente) queda claro que la categoría sobresaliente de For Your Pleasure se había quedado en ambas partes y que la influencia de Ferry y compañía en el autor de Another Green World era de ida y vuelta. Imagen especular sostenida por dos elepés imprescindibles que sirvieron de arranque para una banda sin igual.
lunes, 10 de septiembre de 2018
Works For Prepared Piano
En enero y julio de 1998 Markus Hinterhäuser grabó para la discográfica col legno muchos de los trabajos para piano preparado que un joven John Cage escribió en la primera mitad de los años cuarenta (es decir, en plena Segunda Guerra Mundial), además de alguno posterior como Music For Marcel Duchamp (1947) o las soberbias Two Pastorales (1951-52). Manipulando las cuerdas y otras piezas del piano, éste se convierte en un instrumento de percusión que vulnera ex profeso —dependiendo del grado de preparación— las motivaciones y finalidades melódicas y armónicas que cualquier partitura pudiera tener. El resultado de la música pensada por Cage e interpretada por Hinterhäuser es fascinante, desde la Bacchanale que aquél empezó y completó en 1940 hasta las dos mencionadas pastorales, que guardan en su interior prolongados silencios que son antecedentes de los cuatro minutos y treinta y tres segundos de obstinada, radical mudez que a continuación llevarán el arte de John Cage al extremo. La enorme belleza de los sonidos producidos por tan peculiar piano tiene, asimismo, espacio para el sobrecogedor horror de las atrocidades nazis, un emocionante In The Name Of The Holocaust de 1942 que trae a la cabeza —por vinculaciones bélicas e intenciones estéticas— el Cuarteto para el fin de los tiempos de Olivier Messiaen, estrenado un año antes en un campo de concentración alemán. Un doble álbum, en definitiva, para disfrutar y conocer los Works For Prepared Piano de uno de los creadores más personales e insobornables del siglo XX.
miércoles, 5 de septiembre de 2018
Exit Planet Dust
Si la música electrónica mandaba en la segunda mitad de los años noventa, los Chemical Brothers eran quienes la dominaban en aquel periodo. Los tres discos publicados por el dúo inglés entre 1995 y 1999 corroboran una afirmación que el paso del tiempo no ha hecho sino acrecentar. Cargadas de energía, samples y funk psicodélico, las canciones de Exit Planet Dust —primer álbum de Tom Rowlands y Ed Simons— son una apisonadora de sonidos digna y heredera de New Order, Public Enemy, Primal Scream y Kraftwerk que demuestra una madurez y una categoría impropias de un debut. El trabajo con elementos prefabricados —suerte de reciclaje aprendido de su gusto por el hip-hop— y su desarrollo como pinchadiscos en una serie de clubs hicieron que los Dust Brothers —nombre que tuvieron que cambiar por el definitivo The Chemical Brothers— abordaran la producción de su primer elepé con una experiencia importante, las ideas rítmicas y melódicas muy claras y un concepto estético perfectamente definido. Música instrumental tan bella como contundente que solo incumple este axioma (el de instrumental, no el de su hermosura) en Life Is Sweet y Alive Alone, con la presencia de Tim Burgess en la primera y la de Beth Orton en la segunda. Dig Your Own Hole y Surrender ampliarán con coherencia la brillantez e intensidad del grupo británico, y ambos se me antojan igual de imprescindibles, pero los cimientos puestos en Exit Planet Dust se valen por sí solos para demostrar una sensibilidad y un poderío que siguen impresionando al oyente atento y abierto de miras.
lunes, 3 de septiembre de 2018
Obvious And Bleeding
El hard rock psicodélico de The Truth Is Out There había supuesto un avance enorme en la carrera de una banda —RIP KC— que nada tenía que ver ya con el punk calimochero de sus inicios. Tres años después, Obvious And Bleeding (2005) confirmaba que dicho viraje era firme, a la caza de sonidos y sensaciones alejados de las convenciones. Durante más de una hora el grupo vallecano desarrolla un rock progresivo y espacial impregnado de jazz y flamenco donde caben por igual Black Sabbath, Triana, Led Zeppelin, Alice In Chains, los Doors o El Lebrijano. Sin renegar de las letras, el disco apuesta por los pasajes instrumentales —voces y coros incluidos— para implementar melodías y armonías cargadas de misterio, acordes, notas y ritmos que parecen provenir de algún lugar oscuro donde la luz está vedada. Situado al final del trabajo, Cuenca, el tema que lleva por nombre la ciudad donde se grabó el álbum, bien pudiera ser solemne epítome y coda de lo explicado, arcano medieval levantado alrededor de la ciudad manchega. Solo quedan la brevísima Past Rud Mod Ending y el extenso corte oculto, tan de moda en los CDs en su momento, para culminar Obvious And Bleeding, un paso más hacia lo diferente (que no desconocido) en una trayectoria que Spinguölf se encargaría de corroborar, ensanchar y finiquitar.