miércoles, 29 de mayo de 2019
El silencio del asesino
La puesta en escena de El americano (2010) emparenta la segunda película de Anton Corjbin con el biopic sobre Ian Curtis (Control, 2007) que nos daba a conocer la labor del fotógrafo y realizador de videoclips holandés como (muy notable) autor cinematográfico. Sin embargo, que la contenida y tersa planificación corrobore el estilo y la personalidad de Corjbin al cambiar el blanco y negro por el color y rodar un thriller protagonizado por una estrella de la talla de George Clooney, no oculta la influencia, o fascinación, que la obra maestra de Jean Pierre Melville (El silencio de un hombre, 1967) y su trasfondo ejercen sobre las imágenes del largometraje y el argumento del guion de Rowan Joffé del que parte. Imágenes y guion que también llevan, aunque menos, la marca del minucioso relato que de un asesino profesional hiciera Fred Zinnemann en 1973 a partir de la absorbente novela de Frederick Forsyth El día del Chacal. Ejerce Clooney de Alain Delon y Edward Fox en versión norteamericana, un criminal solitario oculto en un pueblo italiano tras librarse por los pelos de la muerte en Suecia. La película gira básicamente en torno a tres ejes argumentales: la construcción de un fusil de máxima precisión (encargo que le hace una mujer que conoce por su contacto), la relación con una prostituta de la que progresivamente se enamora y las conversaciones que mantiene con el cura de la localidad. Si bien narrativamente el trato del personaje interpretado por George Clooney con ambos no tiene la credibilidad de la parte técnica vinculada al ensamblaje del arma, rodada con un exquisito gusto por el detalle, la cámara de Anton Corjbin y la actuación fría y minimalista del protagonista de Ocean's Eleven (Steven Soderbergh, 2001) dotan a la cinta de una unidad estética incuestionable que le concede la verdad necesaria desde el prólogo escandinavo hasta su trágica conclusión. La de un film admirable y valiente en un siglo, el XXI, en que la acción y la velocidad se comen sin piedad la coherencia de unas historias sometidas sin ambages a la dictadura de su necedad.
Me pillas por todos los lados, ni he visto la película, ni he visto la de Zinneman, ni la de Melville, ni he leído a Forsythe... por ver, tampoco he visto "Ocean eleven", creo que estoy muy añejo en lo del cine.
ResponderEliminarAbrazos.
La vi no hace mucho y me entretuvo, sin llegar a apasionarme. Prefiero de largo la de Zimmerman con Fox como protagonista, que también revisé hace un par de semanas. A mí este Clooney, en general, me deja un poco frío, aunque comparto contigo que esa frialdad le va bien a su papel en la película.
ResponderEliminarAbrazos,
Pues ya tienes deberes, Addi, aunque lo más importante es que veas la obra maestra de Melville y Delon lo antes posible.
ResponderEliminarLa de Zinnemann, a pesar de tics muy de su época, a mí también me gusta más. Tampoco soy yo muy de Clooney, Javier, pero en "El americano" está perfecto.
Abrazos.