lunes, 27 de mayo de 2019
Howlin' Wolf
De título homónimo, el segundo plástico de Howlin' Wolf —también conocido como The Rockin' Chair Album por su portada— contiene una serie de singles que, al igual que tantos elepés de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, son más bien recopilatorios que discos largos urdidos como tal. Independientemente de estas consideraciones, que no prejuicios, la música que sostiene las doce canciones de Howlin' Wolf (1962) es una absoluta maravilla, magnífico blues eléctrico en composiciones clásicas que las versiones de Stones, Sam Cooke, Doors y Cream, por citar las más conocidas, harán universales. Lecturas de temas como The Red Rooster, Spoonful y Back Door Man, escritos por un Wille Dixon que, además de encargarse del contrabajo en buena parte del álbum, es autor de todos los cortes excepto un par de Wolf y uno de St. Louis Jimmy. Blues urbano adscrito a la escuela de Chicago, el de Wolf huele a campo y a pantano llevado a la ciudad de los hermanos Chess. Acompañado por diferentes intérpretes de la talla superlativa del propio Dixon, Otis Spann, Lafayette Leake, Jimmy Rogers o Freddie Robinson, nuestro hombre expulsa por su boca historias de cuernos, adicciones, posesión, amor y decadencia que cantadas por Wolf cobran una verdad primigenia que parece incontestable, y se revelan, por otro lado, influencia básica de Tom Waits. Siéntese en la mecedora, agarren la guitarra que esto preside y disfruten del barro y la miel que Howlin' Wolf y los suyos nos untan durante media hora larga.
Compré este disco en el merchandising del Getxo & Blues hace un montón de años. Wolf me transmite algo que es diferenciador en el vasto mundo del blues, es algo racial, no sé.
ResponderEliminarUn disco maravilloso sin duda.
Abrazos.
Alguna vez me he expresado sobre Howlin´como un bluesman agrícola, a pesar (o además de) de sus inmejorables grabaciones de blues urbano. Le veo (y le escucho) como un auténtico troglodita, un artista que con su voz interpreta lo mejor y más genuino de la caverna afroamericana, empapada en alcohol y algodón. Un auténtico hijo de la ira negra.
ResponderEliminarAbrazos,
Debe ser su personalidad arrolladora, Addi, pero sí, Wolf es diferente.
ResponderEliminarLo de agrícola te lo he leído u oído en alguna ocasión, Javier, tenemos una opinión muy similar sobre este "hijo de la ira negra", muy acertada expresión.
Abrazos.
Este tipo y este disco son, sencillamente, imprescindibles. Un abrazo blusero pues.
ResponderEliminarTotalmente, amigo. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminar