Previo al magistral My Kind Of Blues, King Of The Blues (publicado por Crown Records en 1960) es casi el reverso de aquél, aunque las portadas tan parecidas nos hagan creer que el contenido que vamos a encontrar sea idéntico. Si en el primero de los elepés iba B.B. King a poner en pie un blues sobrio en el que predominaban las versiones, en el segundo el mítico músico norteamericano había incluido diez canciones de su cosecha y se había rodeado de unos vientos que añadían grasa y calorías al esqueleto que guitarra, piano y base rítmica constituían. Los instrumentos de metal dan un toque festivo a la función y adquieren mucha importancia en el sonido definitivo del álbum, sugerente jump blues que no oculta, por supuesto, la voz y la guitarra del autor de Singin' The Blues, siempre dispuesto a exhibir su peculiar estilo de puntear las seis cuerdas. De su primera a su última canción, King Of The Blues es una gozada que en solo media hora se vale y se sobra para mostrar sus virtudes, quizá no tantas como de las que B.B. King presume en I'm King —breve corte que clausura el trabajo llevando el autobombo a un paroxismo desternillante—, pero absolutamente suficientes para recomendarlo al lector que todavía no se haya topado con él y tenga interés en la obra de nuestro hombre.
B.B. king y Bobby Bland together
ResponderEliminarEse el disco
Ése no lo controlo (ni su continuación), sí el directo en el Regal de los sesenta. Me lo apunto, gracias.
ResponderEliminarUn saludo.
Como bien dices, un disco que es una auténtica gozada de principio a fin. Un clásico que nunca dejará de serlo. Imprescindible artefacto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Absolutamente, Jorge, ya me dan ganas de escucharlo otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.