Discipline (1981) no iba a ser el título del disco con el que King Crimson retornaba a la actividad siete años después de publicar Red, sino el nombre que Robert Fripp había elegido para el grupo que había formado reclutando a quien fuera batería de Crimson en sus tres anteriores elepés —Bill Bruford—, al cantante y guitarrista Andrew Belew y al bajista Tony Levin. Sin embargo, Fripp y su cuarteto deciden que Discipline pase a ser King Crimson, en una reencarnación que poco tendrá que ver musicalmente con la banda que responde a la misma denominación entre 1969 y 1974, salvo en un detalle esencial: la calidad.
Unidos ambos por haber colaborado con David Bowie y Talking Heads, tanto Belew (que también lo ha hecho con Franz Zappa) como Fripp trasladan su experiencia a un disco que quiere sonar (y lo consigue) a puro presente, renovando de arriba abajo la arquitectura crimsoniana —asimismo variable— que había dado lugar a obras maestras de la talla de In The Court Of The Crimson King o Lark's Tongues In Aspic. En Discipline hay ecos del pasado progresivo (la duración media de los siete cortes que contiene el trabajo es de seis minutos), de los sonidos kraut filtrados por el autor de Low y Scary Monsters o de la nueva ola étnica y vanguardista acuñada por David Byrne; pero ninguna de las influencias (del acervo propio o ajeno) define el resultado de la grabación: desconcertante al principio, apasionante según se suman escuchas, bellísimo en nuestro diagnóstico final. Esculpidos por tan magníficos instrumentistas como los que forman el grupo, los temas pasean extraños ante nosotros —pues su apuesta formal es ciertamente arriesgada y diferente—, pero dotados de una firmeza melódica y rítmica apabullante que se alza como bastión principal e inexpugnable del álbum.
Situado en algún e hipotético lugar entre Islands y Zenyatta Mondatta (sí, sí), Discipline ha quedado como el mejor elepé de King Crimson sin tener en cuenta su etapa clásica, a la que por otro lado mira de igual a igual. Antes de desaparecer de nuevo durante un década entera, el cuarteto liderado por Robert Fripp publicará dos discos más (Beat y Three Of A Perfect Pair) que, a pesar de su interés, no lograrán la perfección del primero pero mantendrán viva la ambiciosa y constante búsqueda del excepcional guitarrista y sus no menos excepcionales acompañantes. La del artista que ni se vende ni se rinde, y que nos recuerda detrás de la carátula que "La disciplina nunca es un fin en sí misma, solo un medio para lograr un fin". No lo olviden.
Robert Fripp es un gran guitarrista y King Crimson un grupo al que debo dar más escuchas, le daré cancha a éste disco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fripp debe ser uno de los músicos más "insobornables" de la historia. Estoy más familiarizado con la obra 70's del Rey Carmesí e intuyo que me estoy perdiendo algo grande con este "Discipline".
ResponderEliminarUn abrazo, Gonzalo.
Tengo que darle una oportunidad a King Crimson, tengo dos vinilos en casa y no me entran con facilidad, pero solo oigo cosas buenas de ellos, lo intentaré... estas vacas hecho menos meter la nariz entre la prosa efervescente de Don Gonzalo Arostegui... me toca Agatha.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigo.
Por cierto mola la capa de pintura y papel nuevo de tu queli...
ResponderEliminarEs un mundo, Savoy, el de King Crimson. Espero que te guste "Discipline".
ResponderEliminarFripp es absolutamente insobornable, Agente. Con las ideas claras y sin concesiones. "Discipline" es una maravilla, ya verás.
Hola, Jose, ¿qué tal?. Sí, me gusta Crimson; ya en su momento hable de "Red", y seguiré con otros de sus discos seguro. No, no dejo tan de lado los discos que citas; simplemente, no me parecen tan perfectos como "Discipline", aun siendo buenísimos, por supuesto. "Imperturbable", añades muy bien: así es Fripp (o al menos lo parece).
Bueno, a ver si te acaban gustando, Addison. Al menos queda la prosa de mis entradas, je je je, algo es algo. Cambio de imagen para Ragged Glory: intentaremos seguir, como Fripp, insobornables e imperturbables.
Abrazos para los cuatro.
Música demasiado densa para algunos, bella para otros... Sea como fuere, con ese elenco de artistas no podía salir nada malo.
ResponderEliminarFelicidades por el post, y bienvenido el cambio de look. Más de uno henos optado por ello.
Un abrazo!
Un disco que a muchos le costo digerir!!!Un trabajo como siempre por parte de K.C adelantado a su tiempo.Un obra que tras las escuchas suena cada vez y cada vez mas maravillosa.
ResponderEliminarA+
¿Quién iba a pensar que después de Red se podría hacer algo igual? Increíble. Si en una cosa, Mr.Fripp es genial es en elegir músicos.
ResponderEliminarEste disco es una maravilla. Entra en los 80 de una manera genial. Mientras otros como Genesis o Yes apostaban por un camino mucho más comercial, KC seguía facturando rock progresivo de altísimo nivel.
Siempre que sale el tama de King Crimson a colación lo digo. Cuando Fripp dijo aquello de "ahora lo que importa son las unidades inteligentes, pequeñas y autónomas, que hagan progresar la música adecuadamente" (o algo parecido, pero la idea era esa), con motivo de la disolución de la banda después de la grabación de "Red", me lo creí tan a puntillas que, desde entonces, mantuve mis raíces bien ancladas en la etapa clásica del rey carmesí y opté por no aventurarme en sus nuevas propuestas. Seguramente me habré perdido algo, y tu comentario lo confirma ciertamente, pero quizás esa perseverancia en su primer legado, y la escucha esporádica que sigo haciendo de sus mejores trabajos, ya tiene una marca indeleble en mí.
ResponderEliminarExcelente entrada, sobre todo porque mete la llave en una cerradura muy antigua.
Abrazos,
JdG
Densa y bella, Evánder. Gracias por lo del post, a ver si el nuevo look resiste el paso del tiempo.
ResponderEliminarUn disco único, Forrest; increíble que siete años después Fripp y compañía volvieran con un trabajo tan asombroso.
Eso es, Benet, "Discipline" es exactamente igual de bueno que "Red". Genesis y Yes siempre han estado, en mi opinión, muy lejos de Crimson, pero en los ochenta la distancia se hizo sideral.
Entiendo lo que dices, Javier, pero —sí— te estás perdiendo un disco extraordinario (al que hay que añadir los dos siguientes que menciono al final y Jose Antonio en su comentario). Gracias por lo de la cerradura… digo la entrada. A ver cuándo vemos al Crimson más clásico en tu blog.
Abrazos.