viernes, 2 de febrero de 2018
Freedom
Freedom (1989) cerraba una década polémica para Neil Young con un disco que, prácticamente, ponía de acuerdo a todos sus seguidores. Y no es que acarreando rock crudo con Crazy Horse, música electrónica, rockabilly, country o R&B Young lo hubiese hecho rematadamente mal, no, pero ni la constante mutación lo ponía fácil para los fans más acomodaticios o conservadores, ni los elepés presentados estaban a la altura de lo producido en los años setenta. Con los matices que ahora abordaremos, Freedom posee un cancionero superior al de sus antecesores y compañeros de década, que, sin llegar a la categoría de un Zuma o un Harvest, le pone en la senda cualitativa que dará, un año después, con la electricidad desbordante del magistral Ragged Glory.
Al igual que en Rust Never Sleeps, la versión acústica de una canción que cerrará eléctrica el álbum es la encargada de abrirlo. Y no cualquier canción. Rockin' In The Free World es el himno definitivo de Neil Young, su God Save The Queen (o su Blitzkrieg Bop) particular, explícita reivindicación política que suena a grito de guerra cuando el folk se hace hard y punk rock durante los últimos minutos del disco. Pero hay diez cortes más entre Rockin' y Rockin' que logran que el conjunto se merezca un notable alto. Crime In The City (Sixty To Zero Part I) es, en mi opinión, uno de los más destacados, cerca de nueve minutos de folk progresivo cocido a fuego lento. Don't Cry alterna calma (amenazante) con distorsión escuela Young, mientras que Hangin' On A Limb es una recogida balada cantada a dueto con Linda Ronstadt. Los sonidos fronterizos son la base de la estupenda Eldorado, castañuelas y guitarra acústica de Poncho Villa (el alias mexicano de Frank Sampedro) incluidas. El country de The Ways Of Love convive en su estribillo con el bolero, colaborando de nuevo Linda Ronstadt y sobresaliendo la pedal steel de Ben Keith. El diáfano y hermoso country pop de Someday antecede a la conversión del On Broadway que en los sesenta cantaran los Drifters; conversión porque lo que allí era doo-wop aquí se vuelve rock altanero (y noise en determinados fragmentos). Wrecking Ball es la segunda balada con la que nos encontramos, emocionante pieza en la que Neil Young aparca la guitarra y se sienta al piano. No More enlaza con la potencia de On Broadway para hablar sobre las drogas o sobre cualquier pérdida de control y la angustia existencial consecuente. Too Far Gone suma más country a la partida, country rock en concreto, al que no son ajenos la pedal steel de Keith y la mandolina de Poncho Sampedro. Y terminamos donde habíamos empezado, vibrando con la energía apabullante de Rockin' In The Free World, expresada en un momento en que el mundo se preparaba para una serie de cambios determinantes que ha supuesto casi tres décadas de pérdidas de derechos y libertades, incluso de dignidad. Pero no vamos a hablar ahora de neoliberalismo, socialismo y democracia, sino del anhelo de libertad que dio vida a un elepé titulado Freedom que recuperaba la mejor cara de uno de los artistas canadienses más universales.
Fue mi primero de Neil, en casete, esa portada y el vídeo de Rockin me lanzaron a un tipo al que asociaba al sonido californiano finales 60 y me atraía poco. Después llegó el Ragged y me dejó bastante jodido: era el disco de mi vida; y cuando me pillé el Zuma y vi la luz. Desde entonces unos entran y otros salen pero soy de Neil hasta los huesos, de forma incondicional me gusta todo lo que hace, hasta los últimos discos. Esa portada tiene vigencia todavía, esa canción es banda sonora de lo que vemos a nuestro alrededor. Y a pesar de todo, sigue ahi, es mi guía, la prueba de la integridad, el último de los grandes, un disco suyo cada año me da la seguridad de que se puede seguir resistiendo, de que vale la pena. Gracias por recordarme todo esto, saludos
ResponderEliminarTambién fue el primer disco de Young que compré, Antonio, y también en casete, como tú. No fue el primero que escuché, creo. Recuerdo ver en la tele la peli de "Rust Never Sleeps" y escuchar "This Note's For You" en una casete grabada antes de comprar "Freedom" y, luego y ya en vinilo, "Ragged Glory". Me alegra haberte recordado tantas cosas, como sabes mi pasión por el canadiense es similar a la tuya, por algo mi blog se llama Ragged Glory.
ResponderEliminarAbrazos.
Yo me lo compré al año siguiente de su publicación, recuerdo que acababa de descubrir el "Harvest" y el "American stars bars" y estaba cayendo en las redes del más grande. Abrazos.
ResponderEliminarNo llegué a Neil hasta principios de los noventa, y fue con Harvest y After the gold rush. Este vino algún tiempo después y desde luego es mi favorito de los ochenta. Debilidad por Crime in the city y No more.
ResponderEliminarAbrazos.
Unas redes que te han atrapado como a nadie, Johnny.
ResponderEliminarYo sobre todo por "Crime In The City", Addi. Vaya dupla para iniciarse en el canadiense.
Abrazos.
Ya que la cosa va de recuerdos decir que los primeros míos son del "Harvest" y de lo que entonces yo llamaba al "fuerza aérea" del 73, una corriente de temperatura extrema que nos azotó ese verano mientras machacábamos sin piedad el album (no había CDs entonces) Se han dicho tantas y tan sabias cosas de este "Freedom" que solo me queda hacer hincapié en la magnífica portada del album, ese montaje de foto y pintura, esa aridez en el gesto inclinado y en la propia expresión de Houng, esa estrella y la gorra, tan poco americana, más alineada con la estética socialista. ¿Quizás un anticipo del punk?, ¿el convencimiento de que el rock (n)os hará libres?
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Estupenda aportación la de la portada, Javier. Hago una breve referencia al asunto político al final del texto, como has visto, con lo que tus reflexiones sirven para completar las mías. No creo que el rock nos haga libres, muchos menos a estas alturas, pero al menos Neil Young sí parece seguir creyéndolo.
ResponderEliminarAbrazos.
Para mi amigo Gonzalo, es un disco clave en su discografía y no sólo por contener un himno como Rockin' in the free world, sino porque volvía el Neil más rockero y que a mi desde luego mahacía estremecer. No recuerdo bien cuando entré en este disco, pero si puedo recordar que éste fue de los primeros que me agencié del canadiense.
ResponderEliminarAbrazos.
Es un disco muy bueno, eso está claro, Savoy, y que marcó a mucha gente.
ResponderEliminarAbrazos.