Tago Mago y Ege Bamyasi son reconocidas como cotas áureas de la producción de Can, pero Monster Movie (1969), sin llegar a esos extremos paranormales, sigue siendo uno de los más logrados debuts de la historia del rock, ajeno el quinteto teutón desde un principio a cualquier cosa que no sea su camino creativo. Aun admitiendo que sea éste el más accesible de los trabajos de Can, o el más cercano a algún canon externo, aplicar dicho vocablo ("accesible") a su primer disco solo es válido contextualizándolo, relativizándolo y usándolo comparativamente.
La primera formación de Can —la que graba Monster Movie— no cuenta todavía con Damo Suzuki al frente (Malcolm Mooney es su cantante), y en realidad ya ha registrado canciones para un elepé, aunque no verán la luz hasta 1981 bajo el nombre de Delay 1968. En el ínterin que va hasta la plasmación del que oficialmente es el primer álbum del grupo, David C. Johnson abandona, quedando establecida la base sobre la que se construirá la monumental e imprescindible obra de Can: Holger Czukay (bajista y encargado de dar la forma discográfica definitiva a las sesiones de estudio), Michael Karoli (guitarra), Irmin Schmidt (teclados) y Jaki Liebezeit (batería). Si bien los temas de 1968 ya apuntaban maneras, los cuatro que conforman Monster Movie las apuntalan hasta dar con la excelencia. El estado de trance en el que tan bien se desenvuelve la banda le lleva a lograr una intensidad extraordinaria, partiendo de un funk, un rock velvetiano y un garage que mutan en criaturas, entidades diferentes tras pasar por su thermomix de vanguardia kraut. Father Cannot Yell, Mary, Mary So Contrary y Outside My Door —los tres primeros cortes— nos enseñan a un quinteto menos radical que consigue momentos de absoluta emoción. Sin embargo, los veinte minutos de You Doo Right (parte de una jam de seis horas) quizá representen con mayor exactitud la esencia de Can, ese dejarse llevar para que los instrumentos y la voz de Mooney den con lugares a los que no se puede llegar de una manera convencional. Repetición, minimalismo y ritmo crean un bucle estético que traslada al oyente a otros mundos —atravesando diversos estadios—, siempre que éste sea atrevido y cómplice, amante del riesgo artístico y muy abierto de miras.
Con la entrada de Suzuki en Soundtracks el grupo alemán, cierto, volará tan alto como Miles Davis, Sly Stone y su familia o los Rolling Stones —por citar diversas cimas contemporáneas de la música popular— y desarrollará un estilo absolutamente único. Pero, escuchado este Monster Movie, cabe decir que la clave ya había sido descubierta y que la diferencia con posteriores hallazgos es más pequeña de lo que parece. La que puede haber entre un sobresaliente y una matrícula de honor.
Un debut sorprendente para la época desde luego. Crea un estilo e influye a muchos. Prefiero discos subsiguientes pero este es excelente
ResponderEliminarQue agradable es tener de vuelta a Can (o The Can, por lo que veo en la portada) en RG. Monster Movie no lo he escuchado así que solo puedo referendar que la exposición continuada al "bucle estético" de los teutones no deja de recompensar al oyente atrevido, como dices.
ResponderEliminarAbrazos.
P.d.: aún acabo de darme cuenta -leyéndote- de dónde sacaron su nombre los garageros The Mooney Suzuki.
Yo también prefiero lo que viene después, Bernardo, pero, como digo, "Monster Movie" es un gran disco.
ResponderEliminarGustándote como te gusta "Tago Mago", este disco tienes que disfrutarlo sí o sí, Agente. Sí, de ambos vocalistas viene el nombre de tan brillante banda.
Abrazos.
No pude resistir la tentación y, mientras escribo este comentario, estoy terminando de escuchar el "You Doo Right" y finalizando el disco (en esta calurosa y tormentosa tarde de Junio, muy "kinky") Me gusta este disco, sobre todo comparado con su obra posterior, porque es como la sensación que tienes cuando estás friendo un huevo y ves que te está saliendo en su punto, aunque todavía no ha terminado. Crepita el aceite en la sartén y la blanca membrana va tomando su forma redondeada, la yema queda en su justo centro, palpitante como un pezón, un naranja brillante que parece un pequeño sol ácido. Lo que vino después en CAN (o The Can) es ya el huevo frito en perfectas condiciones listo para ser saboreado.
ResponderEliminarGran disco, gran entrada.
Abrazos,
JdG
Excelente e ilustrativa comparación, Javier. Ya que también comentas lo del nombre el grupo, al igual que el Agente Cooper, aclarar que, como sabes, en su segundo trabajo desaparece el artículo "The" para quedarse en Can a secas, como todo el mundo conoce al mejor grupo surgido de Alemania.
ResponderEliminarUn abrazo.