No contiene Love (1966) todavía la exquisita visión pop que el grupo californiano desarrollará en Da Capo y Forever Changes. No quiere esto decir que su debut no merezca elogios, sino que su folk y su garage rok muy marcado por los primeros Byrds carece de la aplastante personalidad de sus dos (o tres, yo sumo Four Sail) siguientes elepés. Pueden conducir a error mis palabras, pues estoy hablando de un trabajo que me gusta mucho, pero creo necesaria una aclaración objetiva previa a que mi pasión se deje arrastrar por My Little Red Book.
En efecto. La impetuosa lectura del clásico de Burt Bacharach y Hal David es perfecta para abrir un disco de rock and roll. Se suma intensa, aguerrida Can't Explain antes de que la melancolía folk rock se instale mediante A Message To Pretty. Ha sido un espejismo, My Flash On You es una salvajada que se adelanta al punk diez años, igual que los Who en Gran Bretaña o los Sonics en el estado de Washington. Softly To Me deja intuir la capacidad compositora de Bryan MacLean —moviéndose entre la bossa nova y el pop surrealista—, siempre a la sombra de Arthur Lee aunque capaz de sacarse de la manga un año después dos canciones tan extraordinariamente hermosas y peculiares como Orange Skies y Alone Again Or. Más folk rock vía byrd es lo que hay en No Matter What You Do, mientras que Emotions es un acercamiento lento y ceremonioso a la música surf instrumental.
La segunda mitad la encabeza You'll Be Following, que sigue con los sonidos folk y garage rock. Menos garage y más folk rock es Gazing, digamos por matizar, si bien la línea estética es parecida. Hey Joe es llevada a terreno Love, encajando con exactitud en el tono del plástico y cantada por MacLean al igual que su comentado tema Softly To Me. El folk espectral de la maravillosa Signed D.C. será revisado por el grupo en su quinto disco, Out Here. Las encantadoras Colored Balls Falling y Mushroom Clouds contienen primigenio el pop por venir, mientras que And More prefigura el power pop, o, al menos, planta su semilla como los Beatles lo han hecho un año antes con Wait. La última de catorce canciones cuya validez es incuestionable pero que en poco tiempo iban a ser superadas por los autores de False Start.