Limitada a seiscientas copias en vinilo —cuyas portadas fueron hechas de "cartón reciclado, y fueron cortadas, plegadas, serigrafiadas y pegadas a mano una por una" por los miembros del grupo, tal y como cuentan en los créditos del epé—, la tercera entrega de Mostros (no he escuchado las dos primeras) es una muestra de hardcore y punk desenfrenado que, así a bote pronto, trae a la cabeza a Zeke o Muletrain, bestias pardas del género. Ocho canciones en veinte minutos que no esconden, bajo la muralla de sonido y las soberbias guitarras de Juanmi Bosh (el que fuera guitarrista de Cerebros Exprimidos, la mítica formación balear), una querencia, aparte de los géneros que son su cimiento, por el garage y el rockabilly.La voz de la argentina Macky, que se encarga de todas las letras, hace inevitable el recuerdo de Laura Bitch y ese impresionante Steamrollin' con el que Aerobitch daba carpetazo a su carrera. Pero no sería justo ir más allá de la comparación por la calidad de las composiciones y la agresividad y pericia técnica de las interpretaciones. Uno pincha Fourteen y siente ganas de plantar cara a toda la humanidad porque sí, sin buscar motivos, de gritar "¡Déjenme en paz!". Wonderboys & Rollergirls, Mahara Baby y Out Of Control (Big Sister) te mantienen con el puño en alto, con un nudo en el estómago, estupendas canciones en las que hay mucho de Circle Jerks, Dead Kennedys o Poison Idea, por supuesto, pero que hacen patente cuán larga es la sombra de MC5 y los Stooges.
No cede lo más mínimo el grupo en la otra cara, la de Vacillatio (la primera es la de Revolvo), gracias a XXXII, Moho, Romántico (pura adrenalina, puro rock and roll) y Puke On My Shoes. Llega el silencio tras el tremendo ataque y te quedas con los temas de Las fabulosas aventuras de Vacillatio et Revolvo (2008) —ejemplo de autogestión y solidaridad en la producción y distribución de trabajos discográficos— rondando por tu cabeza, mientras esa incertidumbre existencial que nunca nos abandona vuelve a ganar terreno. Ha sido un espejismo, un momento en que las cosas parecían cobrar el sentido que no tienen, en el que el rock and roll parecía salvarte del absurdo cotidiano. No importa: seguiremos agarrándonos a espejismos hasta el último momento, no para mantener la esperanza, que no existe, sino para alejar el tedio y la desesperación. Y cantaremos junto a Macky:
"ven más cerca
que hace frío
dime algo romántico".