jueves, 31 de octubre de 2024

Solid As A Rock

Single de 1980 y dos canciones pertenecientes al segundo álbum de Shakin' Street, el encabezado por Solid As A Rock muestra dos facetas de la banda francesa, ambas potentes y gozosas y ambas, eso sí, marcadas a fuego por las notas solistas de nuestro adorado Ross The Boss. El tema nombrado, el que da nombre al sencillo, huele a high energy y a punk rock por los cuatro costados a la manera de los Dictators, no en vano es su extraordinario guitarrista quien puntea inconfundiblemente, y no en vano la versionarán en su disco en directo Tora Tora D.T.K. los Hitmen, descendientes de Radio Birdman. Every Man, Every Woman Is A Star se decanta por el heavy metal melódico, es decir, de contenido pop, que no brilla tanto como Solid As A Rock pero que no está nada mal. Un single olvidado entre tantos pero que merece la pena.

lunes, 28 de octubre de 2024

Something/Anything?

Dividido en cuatro capítulos correspondientes a cada una de las cuatros caras del doble elepé, Something/Anything? es un trabajo mastodóntico y colosal de Todd Rundgren parido en 1972. A Bouquet Of Ear-Catching Melodies, atendiendo a su título, cuenta con seis canciones que responden al soft rock, al pop y al soul. Si bien todas son una delicia, la modélica e iridiscente apertura de I Saw The Light y la melancolía sentimental, de las que se te clavan en el alma, de It Wouldn't Have Made Any Difference no tienen rival, mientras que Wolfman Jack rompe parcialmente el tono ataviada de góspel y R&B.

The Cerebral Side se inicia con una Intro en la que Rundgren habla sobre los sonidos de estudio, trucos que explica con ejemplos durante un minuto largo. Seguido por el juguetón tema instrumental Breathless, liderado por diferentes teclados, no va a abandonar el disco el tono pop establecido en el primer cuarto —como The Night The Carousel Burned Down, Saving Grace y demás van a corroborar hasta el final de la cara (a excepción de los últimos segundos, por la postrera conversión al blues rock de I Went To The Mirror)—, aunque el nivel de experimentación y de complejidad sea mayor, con ecos claros de la segunda época de los Beatles.

Los Blue Öyster Cult más atmosféricos (el grupo acaba de debutar un mes antes de la publicación de Something/Anything?) vienen a la cabeza del aficionado al escuchar Black Maria, la pieza que encabeza The Kids Get Heavy o la tercera parte de trabajo. Luciéndose a la guitarra solista, Todd Rundgren da un volantazo a la función, aunque en One More Day retome los aromas pop con disfraz de calipso. Couldn't I Just Tell You es power pop tan seminal como el que en breve va a dar a conocer —sin el menor éxito y llamando al futuro— Big Star. Confirmando la heterogeneidad del penúltimo bloque, Torch Song es una balada de voz y teclados sin base rítmica a la que responde con su hard rock ardiente Little Red Lights.

Baby Needs A New Pair Of Snakeskin Boots (A Pop Operetta) no solo es el capítulo final sino que trae más cambios. Si hasta este momento Rundgren había tocado todos los instrumentos (sí, todos), en la cuarta cara se rompe esta regla y un buen número de músicos se suman a la fiesta. Una mixtura lo-fi de Money (That's What I Want) y Messin' With The Kid llamada Overture - My Roots es el primer tema que escuchamos. Mark Klingman compone (otra excepción) y toca el órgano en la balada Dust In The Wind (nada que ver con Kansas, no hace falta aclararlo). La cachonda Piss Aaron destila ragtime, funk y pop, y Hello It's Me es una magnífica y exitosa revisión de la canción ya grabada por Rundgren con Nazz, aquí pop orquestal de prominentes vientos y coros. El funk rock pegajoso de Some Folks Are Even Whiter Than Me, con el saxo de Gene Dinwiddie y la guitarra solista del propio Rundgren (si no me equivoco) brillando especialmente, nos conduce hacia el fin de Something/Anything? You Left Me Sore suma pop a la causa y Slut, rock and roll clásico y básico con doble saxo tenor que da por concluido este exuberante álbum doble, noventa minutos refinados, variados y regocijadores.



jueves, 24 de octubre de 2024

Body And Soul

Liderando un septeto en el destaca, de entrada, el gran Ben Webster y en el que Alvin Stoller y Larry Bunker se reparten las baquetas al cincuenta por ciento, Billie Holiday graba en enero de 1957 Body And Soul, un muy buen álbum que sigue al mítico Lady Sings The Blues. El tema que da nombre al elepé lo abre de manera relajada, y en él, además de la inconfundible voz de Holiday, brillan los dos solos del saxo tenor de Webster. Las cuerdas vocales de la cantante transitan esa finísima línea que hay entre la ironía y la nostalgia en They Can't Take That Away From Me, al menos así lo siento yo, mirada desencantada y feliz al mismo tiempo que instrumentalmente domina Sweets Edison y su trompeta, si bien la aportación de Ben Webster no es desdeñable. Darn That Dream abre el abanico de las improvisaciones, sumándose a las de Edison y Webster la del contrabajo de Red Mitchell, mientras que Let's Call The Whole Thing Off concluye la primera cara en animada clave de swing.

La guitarra de Barney Kessel nos introduce en Comes Love y la segunda mitad del plástico, además de efectuar un solo breve entre los de Edison y Webster. El blues se adueña de la función mediante Gee, Baby, Ain't I Good To You, bien sea de Holiday, del piano de Jimmy Rowles (el único músico que faltaba por citar), de Kessel, de Webster o de Sweets, que por ese orden se van desgranando sus intervenciones solistas. Embraceable You suena especialmente delicada en la versión de este disco, cerca de siete minutos de caricia lenta en la que toda la banda está perfecta. Moonlight In Vernon pone fin a esta colección de clásicos de los años veinte, treinta y cuarenta del siglo pasado —un total de ocho— gobernados por la garganta triste, hermosa y sin igual, sobre todo sin igual, de Billie Holiday. Pieza distendida en la que cuerdas y teclas de imponen a los vientos, completamos con ella un Body And Soul notable y estimulante de una mujer que murió pronto pero nos dio mucho más que otros en cuatro vidas.

lunes, 21 de octubre de 2024

Rock 'N' Roll Is King

Inmersión hard del rock and roll de Stones y Faces, la de Rose Tattoo en Rock 'N' Roll is King (1981) suena explosiva en su conjunto, pero es cierto que la slide guitar de Peter Wells le da ese toque definitivo que la hace tan especial y gozosa. Si el tema titular de este single ya aparecía en el segundo álbum de los australianos Assault & Battery, aunque la versión del sencillo sea seccionada en un minuto, su cara B no lo hacía. Frenética y punkarra, I Had You First muestra a los autores de Scarred For Life en su faceta más inmediata y ramoniana sin que por ello Wells se olvide de su slide. Una galleta, pues, y como tantas que hemos reivindicado y comentado de artistas varios, que retrata vertientes o aspectos diferentes de un grupo animado siempre, eso sí, por la distorsión y la juerga rocker. Y es que —lo cantan ellos— "el rock and roll es el rey".



jueves, 17 de octubre de 2024

Bashin'

No deja de grabar para Blue Note el mago de Norristown —pedanía del estado de Pensilvania de la que también es, en feliz coincidencia, otro músico genial como Jaco Pastorius— cuando da el salto a Verve para registrar Bashin' en marzo de 1962, sello, el de Norman Granz, con el que Jimmy Smith mantendrá una larga y fructífera relación.

Dividido en dos partes bien diferenciadas, en la primera cara del elepé Smith toca su órgano acompañado de un big band dirigida por Oliver Nelson, autor también de los arreglos y que en ese momento tiene ya a sus espaldas una carrera extraordinaria como saxofonista que en muy poco tiempo ha alumbrado discos de la talla de Screamin' The Blues, The Blues And The Abstract Truth o Straight Ahead. La orquesta de dieciséis miembros abre y cierra poderosa Walk On The Wild Side, dejando un tramo largo entre medias en el que el autor de Midnight Special hace virguerías con su instrumento. Tanto en el primer tema como en Ol' Man River, el In A Mellow Tone ellingtoniano y el Step Right Up de Nelson —donde Smith toca notas especialmente deliciosas y prominentes— se alternan y fusionan, dependiendo, orquesta y organista cubierto por la base rítmica.

La segunda parte del plástico modifica tajantemente el registro, explayándose Jimmy Smith en tres cortes y extensas improvisaciones en formato trío, Quentin Warren a la guitarra y Donald Bailey a la batería. Dueño sin ambages de la función, lo que en la otra mitad es más colectivo, sin negar el liderazgo siquiera simbólico a nuestro hombre, en Beggar For The Blues, Bashin' y I'm An Old Cow Hand (Fron The Rio Grande) torna vehículo de lucimiento que el maestro utiliza para cocinar a fuego lento el blues y el soul jazz. No niega lo expuesto, sin embargo, los brillantes solos de Warren cuando sus seis sus cuerdas se encargan de ello y la acertada y elegante percusión de "Duck" Bailey.

Si bien cada una las dos caras es excelente a su manera, la única pega que se puede poner a Bashin' es la naturaleza tan diferente de ambas, sin interactuar entre ellas, encapsuladas en su universo armónico y sonoro. Debe de ser por ello que él álbum se adjudica al "impredecible Jimmy Smith" en la portada original, como si Granz y los suyos dijeran tácitamente al oyente potencial: "Oiga, nosotros ya le advertimos de que lo que va a escuchar en imprevisible, pues su autor lo es". Sea de esto lo que fuere, un trabajo totalmente recomendable en el que un total de veinte músicos estuvieron implicados.


 

lunes, 14 de octubre de 2024

Sailin' Shoes

Un claro guiño a los Stones y su Street Fighting Man es el que Little Feat hace en Easy To Slip, el roquero y adictivo tema que abre Sailin' Shoes, segundo plástico de la banda parido en 1972. Cold, Cold, Cold suena a Led Zeppelin empapado de swamp rock (la batería de Richie Hayward es explícita al respecto), mientras que la concisa Trouble huele a bluegrass y honky tonk, encargándose específicamente Bill Payne de que sea así con su acordeón y su piano. Tripe Face Boogie lleva en su título su etiqueta musical, destacando Lowell George a la guitarra y la armónica sin desdeñar las baquetas de Hayward y las teclas de Payne. Ya había aparecido Willin', aportando country y folk, en el primer elepé del grupo, pero no hay inconveniente en que vuelva a ser grabada si la versión es tan hermosa como la que aquí nos subyuga, maravillosamente cantada por George, espléndido Bill Payne al piano e, invitado, Sneaky Pete Kleinow a la pedal steel en lugar de la slide guitar que había tocado Ry Cooder en la original. A Apolitical Blues es lo que indica su nombre, un delicioso blues que reniega de la política. El góspel se incorpora a la función en Sailin' Shoes, acompañado al folk y al blues en la pieza que da título al disco. Para mayor riqueza, llega el rock and roll primitivo y salvaje en Teenage Nervous Breakdown, que va a contrastar fuertemente con Got No Shadow, no solo por ser la canción más larga y la anterior la más corta, sino por decantarse por una especie de funk progresivo compuesto por Payne. También escribe y además canta, sustituyendo por completo, pues, a Lowell George en sus habituales labores compositoras y vocales, en Cat Fever, alianza de blues, rock y pop que éste utiliza para lucirse a las seis cuerdas. Texas Rose Cafe empieza remolona y va ganando en potencia hasta que en su segunda mitad se lanza a terrenos jazzísticos de improvisación antes de recuperar el motivo principal del corte y poner punto final a un Sailin' Shoes soberbio en el que Little Feat desplegaba una creatividad amplísima. La misma que la banda mantendría en sus dos siguientes álbumes y de la que ya había hecho gala en su debut.

jueves, 10 de octubre de 2024

Neurotica

La personalísima amalgama de punk, hard, glam y power pop de Redd Kross ya resplandece en Neurotica (1987). Que su nivel no sea el de la trilogía que se yuxtapondrá y hará del grupo californiano referencia ineludible de la década de 1990 —por canciones, sonido y heterodoxia: Third Eye, Phaseshifter y Show World— no significa que lo que aquí encontramos sea menor; es muy bueno y marca el camino que también señalaba tres años antes el epé Teen Babes From Monsanto al reunir versiones de Kiss, Stones, Shangri-Las, Stooges, David Bowie y Boyce & Hart y mostrar un descaro y una amplitud de miras alejados (alejadísimos) de sectarismos y preocupados por ofrecer una visión propia del rock and roll en la que los conceptos mainstream y underground, comercial e independiente, no son reluctantes o enemigos. En absoluto. Conviven en la armonía de quien ama y asume por igual a los Beatles, a lo Beach Boys, a Black Flag, a Circle Jerks o a los grupos y solistas arriba citados y no desvía su camino por ofrecimientos, acusaciones e incluso apóstrofes o dicterios de uno u otro lado de la industria musical. De quien, dicho vulgarmente, va a su bola.

Producido por Tommy Ramone, Neurotica establece con una frescura incontestable lo que será la banda de los hermanos McDonald, su fuerza arrolladora, sus adictivas y sorprendentes composiciones, su estilo genuino… Caudal y riqueza que ya llamaban a la puerta en su primer elepé, Born Innocent, si bien muy inclinada la balanza hacia el maximalismo hardcore. Desde Neurotica hasta Beautiful Bye-Byes, las once canciones del elepé original (y hasta catorce en ediciones posteriores, entre ellas la maravillosa de 2022 y Merge en doble elepé que suma las maquetas y yo tengo la suerte de tener) suenan diferentes, curiosas, felices y desprejuiciadas. La armonía pop, el exabrupto punk, el solo metálico o el riff rocker: todo eso y más lo van a reconocer aquí o allá, pero la mixtura definitiva, la forma en que viene uno y se va otro, o se adhieren en diversas capas, eso es el sello Redd Kross, el desparpajo para construir un universo único en el que solo cuenta la creatividad y el reduccionismo de cualquier purista salta por la ventana quedándose Neurotica dentro de la habitación. (Coda: lo de títulos como Janus, Jeanie And George Harrison, Tatum O'Tot And The Fried Vegetables o Ghandi Is Dead (I'm The Cartoon Man) ya se lo dejo a usted, querido lector.)

lunes, 7 de octubre de 2024

París 1987

De las tres noches que Camarón de la Isla llenó el Cirque d'Hiver parisino en mayo de 1987, acompañado por Tomatito, llegaba este recuerdo en forma de álbum en 1999. Llevado a la capital francesa por Miguel Vallecillo Mata, Camarón se encargó de exponer su arte al público de aquel país y a españoles en él residentes. Si por aquel entonces el cantaor es ya un icono flamenco, bien como intérprete clásico, bien como renovador del género, que nada tiene que demostrar, los ocho temas que recoge el disco corroboran la categoría de su voz, la magia de unas cuerdas vocales que convierten en notas musicales el desgarro, el misterio y la incertidumbre de la existencia. La guitarra de Tomatito es compañía firme para el de San Fernando, moviéndose entre bulerías, tangos, fandangos, tarantos y alegrías con precisión y fluidez, sabedora de que, aun estando al servicio del autor de La leyenda del tiempo, sus seis cuerdas tienen espacio para el lucimiento y no deben flaquear ni un momento. Es decir, que también se admira y se juzga (escójase el orden) a quien se sienta al lado de un artista tan inconmensurable. En Francia o en España, en el escenario o en el estudio, Camarón fue un genio que en solo cuarenta y un años dijo el triple que otros en ochenta. Esta grabación en vivo rescatada cuando ya no estaba entre nosotros es una prueba más de ello. Bien sûr!

jueves, 3 de octubre de 2024

Still Alive And Well

Aunque abra el disco con una versión del clásico blues Rock Me Baby en la que derrite su guitarra eléctrica, lo de Johnny Winter en Still Alive And Well (1973) es básicamente rock, producido por Rick Derringer, interpretado por el autor de Second Winter, Randy Jo Hobbs (bajo) y Richard Hughes (batería) y con dos versiones de los Rolling Stones a bordo por si hubiera dudas. Can't You Feel It es un un buen rock and roll escrito por Dan Hartman al que sigue Cheap Tequila, tema lento compuesto por Derringer (que también aporta su guitarra) que echa el freno, rebaja la potencia y cuenta con el mellotron de Todd Rundgren. El hard rock de All Tore Down, firmado por Joe Crane, y el blues rock de Rock & Roll, éste sí de Winter, completan la primera parte de la función, dominando la segunda canción gracias a la slide venenosa del genial albino.

Es Rick Derringer quien se hace con la slide en la primera lectura stone, un poderoso Silver Train que el grupo de Mick Jagger todavía no había dado a conocer y que además trae el piano de Mark Klingman. El country añade géneros musicales al álbum gracias al Ain't Nothing To Me de Leon Payne, en el que hallamos a Derringer por última vez, en este caso manejando la pedal steel. Si ya no toca instrumento alguno, sí aporta una segunda composición, la que otorga título al álbum y sirve para que Johnny Winter dé lo mejor de sí técnica y sensorialmente. El segundo corte que escribe Winter, Too Much Seconal, es un blues que abandona la electricidad y cuya sonoridad choca con la del resto del elepé, haciéndose Winter con mandolina y slide y trayendo Jeremy Steig su flauta al estudio.

Qué mejor para corroborar que uno está "todavía vivo y bien", como se afirma en la portada, que cerrar un disco con el Let It Bleed de Jagger y Richards. Las drogas habían pasado por la vida de nuestro hombre y se les decía adiós con uno de los mejores temas de uno de los mejores trabajos nacidos bajo el dominio de la música del diablo. No es una obra maestra ni está Still Alive And Well a su altura, por supuesto, pero es una muy buena muestra de Johnny Winter en su faceta más roquera. Jamás haría uso en vano del cancionero de los Stones.