Publicados ambos simultáneamente en 2004, conteniendo doce canciones cada uno y pudiéndose comprar juntos o por separado, Awcmon y Noyoucmon deben ser tratados como un solo y doble disco de Lambchop, el grupo de Nashville liderado por Kurt Wagner. No es casualidad que el delicioso instrumental que abre el segundo álbum se titule Sunrise, pues varios de los temas del proyecto iban a formar parte de una nueva banda sonora para la obra silente y maestra de Murnau Amanecer. (La banda los tocó acompañando a la película, o acompañados por la película, en varios conciertos europeos ese mismo año.)
Pero empecemos por Awcmon. Porque también está encabezado por un corte instrumental, pop orquestado que responde al nombre de Being Tyler, el mismo William Tyler que ayuda a Wagner en la composición, excepción que confirma la regla, ya que solo dos no están escritas en estricta soledad por el segundo. Todavía encontraremos dos piezas instrumentales más en el camino (The Lone Official y Timothy B. Schmidt), que se mezclan con el pop aterciopelado y meditativo en el que los ecos del jazz vocal de Johnny Hartman o Frank Sinatra —crooners eternos—, el soul, el country, el lounge y la bossa nova son subsumidos por un sonido global de máxima coherencia cuyo respeto (e influencia) por el pasado sirve para mirar hacia delante. No hay déjà vu alguno en las notas ejecutadas con delicadeza por Lambchop, en los arreglos incrustados con tacto y precisión en las canciones, solo belleza de principios de siglo que se ha librado de préstamos e intereses.
Retomamos Sunrise y Noyoucmon. Tras el feliz discurrir de la primera, el segundo continúa el camino intimista de su pareja, aunque Nothing Adventurous Please rompa por una vez el tono, distorsionando la paleta y las guitarras en favor de un (aquí) sorprendente high energy rock and roll descendiente de los Stooges, la Velvet, Wire, Sonic Youth y similares. Tras dicha disrupción, por mí bienvenida, The Problem recupera los modales sosegados de exquisita musicalidad que ya no se van a abandonar salvo en Jan. 24 y muy al final de The Gusher. Hay asimismo en Noyoucmon más instrumentales (no cesan las similitudes), sumándose a Sunrise Shang A Dang Dang (como tal hay que considerarlo aunque las palabras del título sean varias veces cantadas por Wagner), el mencionado Jan. 24, donde la banda aprieta el acelerador y endurece (relativamente) el sonido para acercarse al rock de nuevo, y The Producer, el adiós a la función.
Por supuesto que en un trabajo (o dos en uno o uno presentado en dos partes) de veinticuatro temas hay muchos más matices, muchas más sensaciones que atañen a cada oyente. No por ello hay que dejar de hablar de la nocturnidad mayoritaria o dominante de Awcmon y Noyoucmon (Awcmonnoyoucmon, digamos), del placer que se extrae de su escucha completa y de los muchos instrumentos que son tocados: electrónicos, percusiones, guitarras, voces, pianos, bajo, batería, vibráfono y sección de cuerda. Una maravilla de un grupo que tiene, antes y después, bastantes discos muy recomendables (How I Quit Smoking o Mr. M, por ejemplo), pero en mi opinión nunca mejores que los hoy (el hoy) comentados.