Liderando el mismo cuarteto que la secunda en los dos espléndidos directos en Newport y el Village Gate —publicados respectivamente antes y después de su tercer disco en estudio—, Nina Simone graba Forbidden Fruit, elepé de 1961 que, sin situar a la altura de Little Girl Blue, Nina Simone Sings The Blues o los dos directos mencionados, es una prueba más de que su discografía está plagada de obras de interés. Si todo el conjunto es apreciable, son las baladas y la solemne forma de afrontarlas de Simone donde el álbum brilla cualitativa y cuantitativamente, pues tanto la lectura de I'll Look Around como la soberbia adaptación del clásico de la canción napolitana Dicintello Vuje (Just Say I Love Him en inglés) son los dos temas más extensos de la función y los dos únicos que sobrepasan los cinco minutos. Las versiones de No Good Man, Where Can I Go Without You y Memphis In June abonan asimismo el terreno sentimental y melancólico aunque de manera más breve. Los otros cinco cortes del disco, hasta llegar a diez, son Rags And Old Iron y Work Song, ambos en el debut de Oscar Brown Jr. del año anterior, si bien el swing del segundo se debe a Nat Adderley, que ya lo había grabado sin la letra que añade Brown para su disco homónimo; Gin House Blues, de Fletcher Henderson y Henry Troy; I Love To Love, de Lennie Hayton y Herbert Baker, y la pieza que cierra y titula Forbidden Fruit, clausura que aúna chachachá, góspel y rock and roll en una mixtura firmada por Brown Jr. que rompe con cualquiera de los registros previos —obvia y especialmente con el amoroso y mayoritario— de un elepé menor de su autora pero igualmente bueno y recomendable.
jueves, 31 de julio de 2025
lunes, 28 de julio de 2025
Which?
Cinco años después de debutar con Never Let Me Go, Jackie Allen grababa en dos jornadas de febrero de 1999 Which?, liderando con su voz un septeto espléndido en el que encontramos nada más y nada menos que a Red Holloway (saxo tenor), Jim Hughart (contrabajo) y Roy McCurdy (batería), aunque Bill Cunliffe (piano y arreglos), Gary Foster (saxo alto) y Bruce Paulson (trombón) sean igual de importantes en la hora larga de jazz vocal que, aun siendo de la vieja escuela, nada tiene de rancio o conservador.
El segundo álbum de la cantante de Wisconsin recoge trece clásicos tratados con elegancia entre cuyos compositores podemos hallar nombres históricos como los de Billy Strayhorn, Horace Silver, Kurt Weill, Billie Holliday, Mal Waldron, Cole Porter o Bobby Troup. Interpretados de tal manera que sea Allen quien domine la función, los temas reciben un sólido tratamiento instrumental que, sin cegar ni negar el protagonismo de las cuerdas vocales, aporta el acompañamiento adecuado en todo momento, ya sea el de la base rítmica o el de los solos que teclas y vientos van dejando, igual de hermosos que contenidos, por el camino.
Además de lucir sus habilidades y su técnica en la ejecución —talento, estudio y trabajo—, Jackie Allen aporta dos piezas compuestas por ella, una tersa In You Go que apuesta por la bossa nova y en la que sobresale el trombón de Paulson y una balada pop, Admit It, en la que el espacio solista es para Foster y su saxo; canciones ambas de correcta escritura pero mejor puesta escena que llevan hasta quince el número total de Which?, colección notable de finales del siglo pasado que ni innova ni busca innovar pero que defiende con clase los códigos de su tradición.
jueves, 24 de julio de 2025
Flip Your Wig
Último disco para SST y primero producido por el grupo, Flip Your Wig, cuarto elepé de Hüsker Dü y segundo de 1985 tras New Rising Day, contempla el final de la independencia (discográfica) del esencial trío norteamericano antes de dar el salto a Warner. Alternando composiciones de Bob Mould y Grant Hart, la fórmula habitual, el grupo sigue injertando pop y rebajando violencia hardcore a su discurso —mecanismo iniciado con timidez en Zen Arcade que será padre del rock independiente de los años noventa—, aunque la inmediatez punk no se vaya a ningún lado como el tema que titula el álbum y Every Everything evidencian desde el principio. Makes No Sense At All, sencillo elegido para presentar el plástico, es un buen representante del mismo y su sonido high energy pop de fuerte carga emocional, a veces más acelerado y salvaje (Divide And Conquer, por ejemplo), a veces más melódico y evocador (Flexible Flyer, verbigracia); siempre arrebatador. Concluye Flip Your Wig con dos instrumentales, movido uno por el noise rock (The Wit And The Wisdom) y otro por la manipulación sonora de herencia beatle (Don't Know Yet); el final de un trabajo excelente de una banda que no solo no rebajará sus exigencias por fichar por una multinacional, sino que se superará a sí misma grabando el magistral Candy Apple Grey al año siguiente.
lunes, 21 de julio de 2025
Knocking 'Em Down (In The City)
No representan las dos canciones de este sencillo australiano de 1980 al conjunto del elepé del que salen, un irregular Soldier que significa el comienzo de una década indigna de quien había tenido hasta el año anterior y New Values una trayectoria ejemplar, aunque la de Iggy Pop en solitario tampoco estuviera a la altura superlativa de los tres primeros e inmortales elepés de los Stooges. Precisamente, y al parecer, de los días de los autores de Fun House viene la cara B del single, una breve Dog Food cuyo comienzo recuerda al de I Wanna be Your Dog pero cuyo desarrollo es el de, en certeras palabras de Emilio de Gorgot para Jot Down, "un híbrido bastante extraño" que "combina una estructura propia de los Stooges con los característicos arreglos Bowie de aquella época". Se aplica a fondo el grupo que acompaña a Pop (en el que destacan Glen Matlock al bajo e Ivan Kral a la guitarra y a los teclados) en el tema titular de la rodaja, un buen pedazo de high energy y post punk llamado Knocking 'Em Down In The City. Hace cuarenta y cinco años, pues, mejor Iggy a cuarenta y cinco revoluciones por minuto que a treinta y tres.
jueves, 17 de julio de 2025
Breaking Hands
Quitándole el artículo del título con el que aparecía en el excelente Mother Juno, The Breaking Hands pasa a liderar este doce pulgadas de 1988 remezclado por Robin Guthrie y sin perder ninguna de sus cualidades dream pop por el camino, obvio siendo quien es el también productor de la rodaja. La cara B tiene dos canciones, la primera, una aleación de punk, rockabilly y blues marca de la casa y llamada Crab Dance, la segunda, un acercamiento al power pop matizado por el blues que responde al nombre de Nobody's City; ambas estupendas y ambas con indiscutible protagonismo galvanizador de la slide de Kid Congo Powers. Y las tres que conforman el plástico, claro, cantadas y compuestas por Jeffrey Lee Pierce, acompañado asimismo de su guitarra, sin quien el romanticismo decadentista de The Gun Club no sería comprensible.
lunes, 14 de julio de 2025
Adam's Apple
Dominado por la improvisación (y sin ambages a partir de la década de 1940 y el nacimiento y expansión del bebop), el lenguaje del jazz también cuenta con intérpretes que son asimismo excelentes compositores, como atestiguan las múltiples joyas escritas por uno de los saxofonistas más elegantes y exigentes de todos los tiempos, dueño de una carrera, solo o acompañando, absolutamente apabullante. Hablamos, por si quedan dudas que ahuyentar, de Wayne Shorter.
Obviamente, hay muchos discos propios o ajenos de los que nos podríamos valer para destacar la habilidad compositora de Shorter, pero si la sacamos a colación al hablar del magistral Adam's Apple, registrado en febrero de 1966, es porque uno de los clásicos que contiene lo utilizará de nuevo en octubre Miles Davis con su mítico segundo quinteto para su no menos sobresaliente Miles Smiles; segundo quinteto en el que figuran —dato de sobra conocido que solo ofrezco por imperativo argumental— Wayne Shorter y Herbie Hancock… o el cincuenta por ciento del álbum de Blue Note que vamos a comentar.
Hard bop y jazz modal salidos de dos sesiones en el estudio de Rudy Van Gelder, con todo lo que ello conlleva de antemano, los de Adam's Apple los sirve un cuarteto en plenitud de facultades que nunca repetirá, lo que da un valor extra al elepé: los mencionados Shorter y Hancock escoltados por Reggie Workman y Joe Chambers. El tema que da título al conjunto es además el que lo encabeza, cruzando blues y bossa nova al exponer y recrearse en su magnífico motivo principal, tanto al principio como al final de la pieza. No impide lo dicho que, entre medias, Shorter y Hancock no regalen, metal y teclas mediante, dos solos fantásticos. 502 Blues (Drinkin' And Drivin') es el único corte no compuesto por Wayne Shorter, original de Jimmy Rowles que el grupo hace suyo y en el que brilla un Hancock escultural y menos melancólico que Shorter. El Gaucho vuelve a espirar aires de bossa nova y suma otras dos excelentes improvisaciones de saxo tenor y piano.
Seguro que el lector aficionado ya lo sabía, la pieza de la que se apropiará el autor de Kind Of Blues se llama Footprints y abre la segunda mitad del disco. Más breve aquí que en Miles Smiles, a pesar de durar siete minutos y medio, su sonido netamente modal de mayor abstracción —lógico que se fijara en ella— responde a los intereses de Davis, y es ejecutada extraordinariamente por los cuatro músicos, en especial por un Chambers excepcional y prominente con sus baquetas. Teru es una balada en la que Shorter derrite su saxo mediante notas agudas que le declaran protagonista del tema sin despreciar los contenidos solos del piano de Hancock y el contrabajo de Workman. El famoso líder indio Chief Crazy Horse da nombre a la sexta y última pieza del elepé, cercana en su musicalidad y duración a Footprints e igualmente liderada por un Joe Chambers aquí incluso mejor, si es que eso es posible. El final de Adam's Apple, uno de los grandes plásticos de su creador a situar en compañía de Speak No Evil, JuJu o Night Dreamer.
jueves, 10 de julio de 2025
Bye Bye, Somebody's In Love
Solo dos singles grabaron los Cosmic Rays, ambos en compañía de la Sun Ra Arkestra. El que hoy traemos fue el primero de ellos, publicado en 1955 o en 1958, fecha la más temprana la que adjudiqué al segundo cuando lo comenté aquí (un excelente sencillo formado por Dreaming y Daddy's Gonna Tell You No Lie), aunque hoy en día me incline a pensar que 1960 sea la correcta, independientemente de que fuera registrado con anterioridad. Sea como fuere, y como soy incapaz de salir de dudas tras investigar a fondo la cuestión, que sea la música la que nos guíe y no la estricta datación, aun siendo siempre deseable su exactitud.
Bye Bye es una balada que se desarrolla con calma y en la que, a pesar del innegable protagonismo de la voz principal (Calvin Barron) y los coros (Matt Swift y Lonnie Tolbert), el piano de Ra deja notar su presencia. Somebody's In Love no abandona los asuntos sentimentales, pero lo hace en el sentido opuesto —el del amor que comienza y derrama su felicidad— jugueteando con el doo-wop y anatemizando la tristeza de la canción que le acompaña. Dos composiciones, pues, que se complementan gozando una y otra de una notable factura.
lunes, 7 de julio de 2025
Laser Love
Single de 1976 de T. Rex, Laser Love lo encabeza la pieza titular, delicioso glam rock suavizado por la presencia de una guitarra acústica que se suma a la mayoría eléctrica pidiendo su sitio y alcanzado protagonismo folk. Si bien el riff principal nos trae a la cabeza el de Saturday Night's Alright For Fighting —el colosal rock and roll de Elton John—, la canción tiene un acabado indudablemente bolaniano (esa percusión, ese órgano, la mencionada guitarra acústica) que se afirma de principio a fin. La cara B la ocupa la delicada balada Life's An Elevator, cuya metáfora deja "solo por fin" al Marc Bolan más íntimo en ese ascensor que, como la vida, "sube y baja". Cerca de dos minutos y medio que, por duración, sonido y desnudez, casamos con los del Thirteen de Big Star aun siendo conscientes que a la altura del tema, y en su terreno, de Alex Chilton y Chris Bell no llega nadie.
jueves, 3 de julio de 2025
One Night Stand
Como su título especifica, One Night Stand sale de una noche en los Glebe Studios de Sidney en julio de 1986 en la que Cyril Jordan y George Alexander (ayudados por Jack Johnson y Paul Zahl, guitarrista y baterista, respectivamente, de los olvidados Yanks) resucitan a los Flamin Groovies siete años después de Jumpin' In The Night. Si bien estamos ante un disco no obligatorio y cargado con el lastre de una producción inflada típica de la época, a mí personalmente me gusta escuchar en el mismo paquete la revisión de I Can't Hide, Shake Some Action, Slow Death y Teenage Head (cuatro canciones de tal calibre que es imposible arruinar y representativas de diferentes facetas y periodos de los Groovies) y las versiones de Barry Mann y Cynthia Weil en manos de Paul Revere y los Raiders (Kicks), Hoodoo Gurus (Bittersweet), Berry Gordy y Janie Bradford vía Barrett Strong (Money), The Who (Call Me Lightning), Larry Williams (Slow Down) y Freddy Cannon (Tallahassee Lassie). No cambia la carrera de los autores de Flamingo o Flamin' Groovies Now ni altera la historia del rock, pero es innegable que One Night Stand contiene diez temas intrínsecamente espléndidos que, propios o ajenos, nos hacen disfrutar una vez más del grupo californiano.