Tiempo antes de que Camarón trajera al flamenco el pop y el rock, de que dejara que los sonidos anglosajones inficionaran el cante jondo en el extraordinario La leyenda del tiempo, el gran saxofonista navarro Pedro Iturralde se había acercado desde el jazz al flamenco con su dos volúmenes de Jazz Flamenco, grabados en 1967 y 1968 respectivamente y publicados conjuntamente en disco compacto por Blue Note en 1996. Puede extrañar a más de uno, siendo Navarra una tierra asociada comúnmente al folclore musical vasco y a la jota, y estando el flamenco tan vinculado a Andalucía, pero, casualidad o no, Sabicas, quizá el mejor guitarrista flamenco que haya existido, también era navarro. Parece frágil el criterio de adscripción geográfica para generar cánones estéticos inamovibles: Lionel Hampton y Miles Davis, negros y estadounidenses, ya habían abierto la senda que transitaría Iturralde en la segunda mitad de la década de 1950 con Jazz Flamenco (el mismo título que el del español, sí) el primero y Flamenco Sketches (que cerraba el inmortal Kind Of Blue) y Sketches Of Spain el segundo.
Ha dejado aclarado Pedro Iturralde que su intención era "hacer jazz interpretando temas andaluces (o temas de compositores clásicos españoles que a su vez expresan Andalucía) y así producir un Jazz moderno con espíritu de Andalucía", y no una fusión baldía que se quedara en terreno de nadie. La visión particular del músico navarro de un género universal. No hay más que escuchar Las morillas de Jaén, pieza con la que arranca el primer volumen de Jazz Flamenco, para sentir el poder improvisador de Iturralde a los saxos alto y tenor, estupendamente acompañado por Paul Grassl al piano (bellísimo su solo en este tema), Eric Peter al contrabajo, Peer Wyboris a la batería y los elegantes toques de guitarra de Paco de Antequera. La misma formación ataca el Zorongo Gitano durante más de doce minutos, pero en Café de Chinitas y Soleares Paco de Algeciras (Paco de Lucía) sustituye al de Antequera para establecer un íntimo diálogo al principio y el final del primero de los temas con el saxo soprano de Iturralde —entre medias unos músicos que se expanden con contundencia cercana al cuarteto de John Coltrane— y durante toda la pieza en Soleares, aquí con el navarro al tenor.
La incorporación al grupo de Dino Piana y su trombón de pistones —que se adapta perfectamente al discurso establecido— es la única novedad en la continuación de Jazz Flamenco. Se ha perdido el factor sorpresa, cierto, pero el resultado es igualmente sobresaliente a lo largo de los cuatro temas que, de nuevo, contiene el elepé. Bulerías (donde destaca el lirismo minimalista de Grassl), Adiós Granada, ¡Anda jaleo! y Homenaje a Granados (improvisaciones en torno a la Danza Andaluza del compositor catalán) muestran a unos intérpretes excelentes poniendo en escena la ambiciosa propuesta de Pedro Iturralde.
Quien ya se había incorporado definitivamente en el segundo volumen, Paco de Lucía, colabora también con el Pedro Iturralde Quintet en la grabación, a finales de 1967, en Alemania de un elepé, Flamenco Jazz (no se comían la cabeza con los títulos, no), que yo no he tenido la suerte de escuchar y que queda encajonado entre las dos partes del Jazz Flamenco. Concluyamos añadiendo que en 1969, un año después de la publicación del segundo volumen, se edita Al verte la flores lloran, primera colaboración entre el maestro de Algeciras y el genio de San Fernando. Aunque anacrónica predicción a posteriori, es lícito afirmar —y cerrar así un círculo— que La leyenda del tiempo quedaba así anunciada. Incluso explicada.
Estimado caballero.
ResponderEliminar¿Se puede cuantificar numéricamente el abismo existente entre los políticos “elegidos” y el pueblo español?
Creemos que sí, y un magnífico modo es mostrar algo tan prosaico y material como el monto de sus honorarios.
Este es un caso raro de entrada blogera en la que con un único golpe de vista cualquiera podrá captar su principal significación; la injusticia y el divorcio orweliano y esquizofrénico que existe entre la teoría y la práctica de nuestro mundo actual.
Desconozco este injerto pero me ha parecido un post muy ilustrativo. En cuanto tenga un poco más de tiempo que en estos momentos, y tal como te dije, me pongo a bucear en tu espacio, al que ya había entrado en algunas ocasiones y había leído algunos posts que me parecieron muy interesantes. Te dejaré algún comentario más con tu permiso. Saludos.
ResponderEliminarNo sabes las tremendas ganas que me han entrado por oir este trabajo. Jazz y Flamenco, qué más se puede pedir!? Lo busco ahora mismo. Algunos de sus temas los he oido ya en manos de otros intérpretes, pero me da mucha curiosidad oir el resultado de esta fusión estilística. En cuanto pueda te comento que tal.
ResponderEliminarArcana Mundi: Que mi modesta aportación al análisis de la obra de Pedro Iturralde le haga a usted pensar sobre "la injusticia y el divorcio orweliano y esquizofrénico que existe entre la teoría y la práctica de nuestro mundo actual" me deja absolutamente perplejo. Ya me explicará.
ResponderEliminarFreaky Boy Hood: Gracias.
Johnny Dibud: Encantado de que dejes comentarios.
Hombre Mojon: Ya me dirás qué te parece. Sí te digo que es más jazz que flamenco, como comento.
Saludos a todos.