A diferencia del "third stream" —termino con el que Gunther Schuller (neoyorquino hijo de inmigrantes alemanes, por cierto) definió esa tercera vía que mezclaba jazz con música clásica—, en el que se pecaba —a pesar del interés de ciertas grabaciones de Lee Konitz o Jimmy Giuffre— de un exceso de respeto que parecía impedir que ambas músicas confluyeran en un discurso genuino, el krautrock bebía del rock and roll, de la vanguardia atonal y del free jazz para crear su propio discurso sin limitaciones ni miedos. Los músicos del third stream parecían arrugarse ante la influencia de Stravinsky, Bartók, Ives o Ravel —aunque fueran estímulo querido y buscado—, sin que hubiera interacción posible entre ambos mundos: por un lado la partitura que asimilaba a grandes compositores del primer tercio del siglo XX; por otro, la (tímida) improvisación jazz. Neu!, Kraftwerk, Faust, Can y otros cogían todo (lo que les interesaba) para no parecerse a nada. Porque ésa era su apuesta: todo o nada.
Quizá la obra maestra del movimiento sea el tercer elepé (doble) de Can, cuyos más de setenta minutos y cuatro caras —sirva de aviso a mojigatos y cortos de miras— ocupan sólo siete temas. Con Malcolm Mooney definitivamente fuera de la formación, la voz del japonés Damo Suzuki se antoja compañera perfecta de la guitarra de Michael Karoli, los teclados espaciales de Irmin Schmidt, el bajo de Holger Czukay y la batería de Jaki Liebezeit, motor del grupo y de las esencias rítmicas de Tago Mago, publicado en 1971. Paperhouse, Mushroom y Oh Yeah, los tres primeros cortes del álbum, pueden parecer accesibles (término irrisorio si hablamos de Can) si los comparamos con los tres siguientes, que ocupan dos terceras partes del minutaje del álbum. Si en los tres primeros temas podemos hallar similitudes con King Crimson o Alice Cooper (que no influencias) en las melodías y escuchar los solos de un Karoli más cercano al rock, el catártico mantra funk de Halleluhwah radicaliza el disco para enfrentarnos —vía Schmidt y Czukay, alumnos ambos de Stockhausen— a la experimentación concreta de Aumgn y Peking O, en el que Damo Suzuki toma ejemplo de la Sequenza III de Luciano Berio, alcanzando unas frecuencias vocales que pueden (y quieren) resultar irritantes al no iniciado. Bring Me Coffee Or Tea acerca al grupo a territorios pop —hago aquí el mismo comentario que he hecho acerca del vocablo "accesibles"— para poner punto y final a una experiencia incomparable, cuyo resultado final se debe —como era habitual en el grupo— al proceso de montaje y selección de Holger Czukay de los materiales registrados en el mítico Inner Space Studio.
Dos discos más grabaría Damo Suzuki con Can, Ege Bamyasi y Future Days, imprescindibles los dos; sin embargo, ninguno alcanzaría la extraordinaria tensión, el inaprensible equilibrio, de Tago Mago. Bitches Brew, el año anterior, y The Raise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars, el siguiente, también los alcanzarían. Por si quedaba alguna duda.
Wow fijate en los enlaces en mi blog, tanto tu como four strongs subisteis el mismo disco.
ResponderEliminarCan nunca me gustaron por mas que lo intente.
Un saludo.
Cierto subimos un post sobre el mismo disco hoy!
ResponderEliminarTío, no he entendido nada, esta música me pilla muy lejos, pero he disfrutado leyendo tu entrada. Y aunque tampoco creo que lo entienda en cuanto tenga algo de calma le daré una escucha a este trabajo... aunque solo sea porque lleva el nombre de un islote de mi archipélago. Bueno y también porque la entrada lo merece, da gusto leer cosas así. Saludos.
ResponderEliminarSoyde y 4 strongs: Es realmente asombrosa la casualidad, ya lo he comentado en el blog de 4 strongs; sobre todo, tratándose de un grupo y un disco tan minoritarios.
ResponderEliminarLou: Espero que te guste si tienes oportunidad de escuchar "Tago Mago". Más que de entender, que también, se trata de sentimientos y emociones. Me alegro de que te haya gustado la entrada, gracias, de verdad.
Freaky: Gracias también a ti, en primer lugar.
No estaría mal estudiar a Can en el instituto, pues, como bien dices, es un "grupo sustancial de la cultura europea". De todos modos, desconfío de la educación, bien sea primaria o universitaria.
Quedas enlazado. Un placer tenerte por aquí.
Saludos a todos.
can. una de mis debilidades. descubri a can en un programa que emitia la television (uhf) alla por el año 72. beat club. un año despues en el sur de francia pude hacerme con tago mago (que no tenia edicion aqui, como tampoco el material de amon duul....). casi cuatro décadas despues sigue siendo uno de mis discos de cabecera. impresionante.
ResponderEliminarA pesar de ser casi impenetrable, Tago Mago me parece una de las obras mas fascinantes de la música germana en general. Ni siquiera hay que ser fan de Can para apreciar esta obra, la cumbre del krautrock. Cada vez que lo escuchas encuentras algo nuevo. No sé si también te guste, pero Soundtracks tambien me parece un gran disco, aunque bastante eclipsado por Tago Mago.
ResponderEliminarTe felicito por la excepcional entrada, una de las mejores que he leído en Ragged Glory.
Jesús: Cómo han cambiado las cosas. Qué epocas, en las que había que luchar por conseguir la música. Yo soy más joven que tú (39 años), pero en los ochenta todavía era mágico buscar tal o cual vinilo. "Tago Mago" es uno de mis favoritos absolutos también.
ResponderEliminarHombre Mojon: Gracias por lo de la entrada, amigo. Sí, me gusta "Soundtracks", y aún más me gusta "Monster Movie", el primero de Can. Como dices, cada vez que escuchas "Tago Mago" encuentras algo nuevo, pero, al ser una obra tan lúcida y excelsa, encuentras además algo nuevo en ti, no sé si te pasa.
Saludos a los dos.
Una obra fascinante, de otro mundo. El post es un lujo. Me he recreado con esas palabras que utilizaste para el "Ser o no ser" de Lubitsch. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Johnny. Sí, "Tago Mago" parece de otro mundo.
ResponderEliminarSaludos.
De la música de la que hablas en este blog no entiendo casi nada, pero aprovecho la temporada sin trabajar para ir escuchando cosas.
ResponderEliminarEste grupo es de los que más me ha gustado, y me parece bueno porque no me ha resultado ni cerrado, ni oscuro, ni obvio, ni repetitivo ni rayante. Conseguir eso no es fácil, digo yo.
En todo caso muchas gracias, ha sido un regalo escucharles.
Esther, me alegro de que te guste Can. Un gusto tenerte por el blog, amiga.
ResponderEliminarHe leido muchas de tus entradas y ojalá en algun momento yo pueda hacer una crónica la mitad de buena que las tuyas. Me alegro de haber descubierto este blog!
ResponderEliminarHe descubierto que al pasar los años me gusta aun más Can, me llega mucho más ahora. Me cuesta digerir el kraut rock pero Can también son mi debilidad. Coincido totalmente contigo con que Liebezeit es el motor del grupo, y el corazón, nunca he oido una batería con más personalidad que la de Can. Un discazo.
Un saludo
Gracias por tus palabras, Anna. No sólo de Can vive el krautrock, pero es verdad que quizá sea el grupo más especial de uno de los movimientos más extraordinarios de la música popular del siglo XX.
ResponderEliminarSaludos.