lunes, 8 de diciembre de 2025

The Confessions Of Dr. Dream And Other Stories

Hiato de tres años que va de Bananamour a Yes We Have No Mañanas (So Get Your Mañanas Today), el de Kevin Ayers entre 1973 y 1976 sirve para que grabe dos elepés con Island antes de volver a Harvest, sello en el que permanecerá hasta 1980. The Confessions Of Dr. Dream And Other Stories (1974) es el primero de dichos discos, no tan espléndido como el que le antecede (para mí el mejor de Ayers), pero lleno de interés.

El funk y el góspel animan Day By Day, festivo pistoletazo de salida al que sigue la brevísima See You Later, miniatura que pareciera parodiar el country & western. El rock de arreglos góspel (Doris Troy, Rosetta Hightower y Joanne Williams a los coros igual que en el primer corte) vertebra la gozosa Didn't Feel Lonely Till I Thought Of You (a pesar de su título: la ironía y la ambigüedad son siempre parte de Ayers), donde la guitarra solista de Ollie Halsall, en adelante colaborador fijo del creador de Joy Of A Toy, se deja notar. El country & western contemplativo (¿filosófico?) de Everybody's Sometime And Some People's All The Time Blues se beneficia del solo de otro guitarrista, aunque bien diferente: Mike Oldfield. Tardaba en aparecer, pero al final la cabra siempre tira al monte. It Begins With A Blessing/Once I Awakened/But It Ends With A Curse muestra al Kevin Ayers vanguardista en una pieza de ocho minutos largos que visita distintos espacios musicales tonales y atonales en una serie de estrofas que siempre desembocan en un estribillo que enardecen las voces del Hulloo Choir. Balbearing Blues es otra miniatura de folk blues que se presenta como contraste absoluto al tema que le ha precedido.

Suite de cuatro partes, la que da título al plástico ocupa prácticamente al completo su segunda mitad. La primera de ellas, Irreversible Neural Damage, hace honor a su nombre en su paranoia alucinógena con la colaboración de Nico, a quien Ayers había descrito en su anterior álbum mediante la extraordinaria Decadence. Nada es casualidad. Invitation y su rock instrumental de poco más de un minuto da paso a The One Chance Dance, extensa composición de rock progresivo y ecos de Soft Machine (Mike Ratledge anda por ahí para secundar a su antiguo compañero de grupo). Cuarta y última parte, Doctor Dream Theme no abandona el espectro progresivo en una canción que va creciendo en intensidad y que no desencajaría en el repertorio de Alice Cooper. Mediante una nueva miniatura folk, Two Goes Into Four cierra The Confessions Od Dr. Dream And Other Stories, quinto elepé de un artista irrepetible cuya música sigue sonando con la frescura del autor genuino.



7 comentarios:

  1. ... Y lo curioso del asunto es que cuando este disco salió muchos fans "de pata negra" lo consideraron una obra menor, como si el cambio de sello fuese un desdoro, o algo así. No niego que la cara A me resulta un tanto irregular, pero la suite es una prueba inmejorable de que Kevin seguía en plena forma. Es uno de sus discos exquisitos, aunque también es verdad que se aproxima la decadencia.

    Saludos mil.

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  2. Kevin es un grande, desde su comienzo en Wilde Flowers, Soft Machine, alguna participación esporádica en Gong y su carrera en solitario. Lo descubrí el mismo año de "Sweet Deceiver" y tuve ocasión de verle en concierto en el Monumental por aquellos años (mitad 70).
    Paradigma del músico hippy, culto (sus estancias junto a Robert Graves en Deiá están bien documentadas), aportó a la escena de aquellos años un toque inglés, excéntrico y brillante.
    Este "Confessions..." puede que no sea su disco más reconocido pero, no por ello, desmerece en nada en su producción global. La aportación aquí, como señalas, del gran y malogrado Ollie Halsall le da un plus también más entrañable 8para los seguidores del guitarrista en su etapa con Patto)
    Abrazo,

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  3. Suele pasar cuando un artista cambia de sello, Rick, parece un prejuicio inevitable. Ya que dices lo de la decadencia, ¿consideras los cinco primeros discos de Ayers su cumbre ya inigualable?

    Afortunado tú que le viste sobre un escenario, Javier. También andaba por la localidad balear Mati Klarwein, de quien he leído recientemente en Ruta 66. Un disco excelente el quinto de Ayers, Halsall incluido.

    Abrazos.

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    1. Hombre, como es lógico todo va a gustos. Pero "Sweet deceiver", el que sigue a este, es también un poco irregular aunque mantiene el nivel más o menos. A partir de ahí, en su vuelta a Harvest, cada disco tiene algunas canciones buenas y otras prescindibles. Y luego ya de los ochenta en adelante suena agradable, pero sin los rasgos de genialidad que tuvo. Es lógico, le ha pasado a todo el mundo.

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    2. Estamos de acuerdo en general, Rick, aunque debería volver a escuchar alguno de sus discos. El que nunca he escuchado es el último que publicó, "The Unfairground", y he oído cosas buenas sobre él.

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  4. Reconozco que tras su paso a Islands le empiezo a hacer menos caso, de todas maneras este disco tiene muy buenas cosas y algún momento notable en la cara B. Siempre es bueno reivindicar a artistas como este.
    Un abrazo.

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  5. Para mí es un músico esencial, cuando pienso en él lo sitúo al máximo nivel. Solemos reivindicar mucho a Dylan o a Lou Reed, pero a veces nos olvidamos de Ayers o de Robert Wyatt.

    Un abrazo, Jorge.

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